💀 Capítulo: 24👑

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La insoportable luz del sol filtrándose por la ventana logra despertarme, solo habían pasado tres horas desde que me quedé dormida, el amanecer llegó más pronto de lo que yo hubiera querido

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La insoportable luz del sol filtrándose por la ventana logra despertarme, solo habían pasado tres horas desde que me quedé dormida, el amanecer llegó más pronto de lo que yo hubiera querido. Me acerco a las ventanas y cierro las cortinas.

Regreso a la cama pero el sueño ya me ha abandonado, clavo mi vista en el techo inmersa en mis pensamientos. Nunca pensé que estaría en esta posición a punto de librar una guerra, no estoy lista para esto, no quiero nada de esto.

Lo de anoche había salido relativamente bien o todo lo bien que podría salir algo en esta situación. Esas personas pueden que sean más fuerte que un humano, pero son diametralmente más débiles que los demonios y aun si fuera igual de fuertes, los precedentes años de paz no son una buena forja para los guerreros.

Aun así la decisión de luchar es la correcta en estas circunstancias, es la única opción.

...

Entrada la madrugada, cuando nuestra reunión había concluido, de igual forma finalizó el espléndido baile. A oídos de muchos ya habían llegado las fatídicas noticias y se marcharon con menor ánimo, entre murmullos y preocupación.

Los mellizos nos acompañaron hasta nuestro vehículo, David se veía cansado, sus ojos ahora estaban un poco enrojecidos.

—¿Te arrepientes de haber venido? —dije cuando ya el conductor se había puesto en marcha.

—No, solo es mucho para procesar, necesito tiempo para ordenar mi cabeza —dijo mirando hacia fuera por la ventana del vehículo, al bosque envuelto en penumbras.

—Me gustaría decirte que tienes todo el tiempo del mundo —suspire.

—Pero no es así —dijo ahora fijándose en mí.

—No lo es —

Estiré mi mano para acariciar un mechón de su cabello rizado, ahora estaba más largo que el día que lo conocí. Luego deje mi mano descansando en su mejilla y él inclinó un poco su rostro hacia mi mano. Los hilos dorados que nos unían revoloteaban a nuestro alrededor, bailando una danza sin música, hilos que él no podía ver

Quité mi mano como si de pronto su piel estuviera en llamas y me hubiera quemado. Ahora fui yo la que dejó descansar su mirada a lo lejos afuera en el bosque porque de pronto el espacio dentro del auto se me hizo muy pequeño para los dos.

—Pronto llegaremos a tu casa — dije cuando ya el silencio se había prolongado demasiado tiempo.

—Esta bien —

Cuando llegamos a la calle donde vive David me recordó la primera vez que llegué a este lugar, la calle desolada con una tranquilidad solo perturbada por el ladrido de algunos perros.

El chofer estacionó frente a la casa del muchacho y diligentemente se bajó para abrir la puerta del vehículo.

—Gracias por haberme invitado —dijo David cuando ya estaba afuera —si no te molesta también iré a la reunión que se acordó para dentro de dos días —

Pecado de llamas violetas [MAQUIAVLICA LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora