👑 Capítulo: 31⚔️

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Sobre nuestras cabezas se cierne el incesante paso de un reloj, casi puedo escuchar el tic tac ¿Cuánto tiempo más se me permitirá estar de esta manera? ¿Cuántos minutos más podremos robarle a la muerte?

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Sobre nuestras cabezas se cierne el incesante paso de un reloj, casi puedo escuchar el tic tac ¿Cuánto tiempo más se me permitirá estar de esta manera? ¿Cuántos minutos más podremos robarle a la muerte?

David y yo nos acercamos al ascensor, marco mi piso bajo su atenta mirada y mientras subimos hacemos algunas paradas en un par de pisos adicionales.

No siempre estuve sola, pero nunca antes me había sentido tan acompañada, este corazón tan humano que late en mi pecho se llena con los momentos que paso con David, con Adonis y Jo e incluso con Jilian.

Al llegar al piso 25 bajo primero del ascensor y David me sigue, el pasillo bien iluminado frente a nosotros termina en una pared de vidrio, guío al chico hasta la puerta de mi departamento.

Estos últimos días me redescubro anhelando que llegue el próximo dia para volver a verlos a todo y anhelando que los días pasen muy lentos para que esa guerra que nos amenaza nunca comience. Siento que ha pasado mucho tiempo desde que llegué por primera vez a esta ciudad. Herida y desorientada me desmayé en la casa de la que tal vez era la única persona que estaría dispuesta a ayudarme.

Pero ese pensamiento choca con la pared de la realidad, los seres como yo destruyen todo lo que tocan y los seres tan débiles como David se rompen con demasiada facilidad, cuando estoy por abrir la puerta me doy cuenta que he ido demasiado lejos con todo esto debo dar un paso atrás, es lo que debo hacer.

—Pasa —digo mientras abro la puerta de mi departamento —Ponte cómodo —señalo la estancia casi vacía.

~No debo tocarlo. ~resuena una voz oscura y antigua en mi cabeza

—Puedes dejar tus cosas donde quieras y el baño es la primera puerta a la izquierda —le indico.

~No debo acercarme más. ~me advierte la voz

—Gracias —dice David.

~No debí invitarlo a este lugar. ~dice la voz, que reconozco como mi verdadera voz, al momento de comprender que estamos solos y lo estaremos toda la noche.

Y aun así no pude resistir el impulso, el deseo. Quiero algo que no puedo tener, pero solo por un poco más, quiero permitirme soñar con el futuro, quiero una vida normal, el creciente deseo de olvidarme de todo y poder convertirme en un simple como un humano.

—El lugar donde vives es muy diferente a lo que me imaginaba —dice David mientras explora con curiosidad el lugar.

—¿Cómo pensaste que sería? —pregunto.

Antes de escuchar su respuesta llego hasta mi sofá y me siento para luego quitarme las botas.

—Tal vez creí que sería más oscuro... o con más cosas —dice David.

—Supongo que doy esas vibras, pero decorar o amueblar no está en mi lista de prioridades —

—Por supuesto —dice como arrepentido de sus palabras previas.

Pecado de llamas violetas [MAQUIAVLICA LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora