C A P Í T U L O 2 5

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EVAN

Estoy excitado. Más que nunca.

Alena Moore me va hacer perder el control algún día.

¿Quién coño inventó esos vestidos tan cortos y sexys? Porque pienso crear un altar al creador o creadora, maldita sea.

Llevo toda la mañana mirando a Alena contonearse por todo mi despacho de un lado para otro.

Así me concentro más — me dijo cuando le pedí que parara porque me ponía nervioso. 

Y desde ese momento no ha parado.

Tengo la ligera sospecha de que eso es una mentira, me quiere provocar con sus largas piernas — a las que me imagino envueltas en mis caderas — y ese vestidito que le marca todas sus curvas de manera espectacular.

Desde que ayer se fue no he parado de imaginarme escenas en mi mente que hacen que tenga una erección en el momento menos adecuado. Como ayer por la tarde, cuando Adara vino a preguntarme un par de cosas del trabajo. Suerte que la madre del bombón no me pilló como si fuera un adolescente hormonado.

A simple vista el vestidito color lila que lleva es inocente, pero joder, Alena me vuelve de lo más loco cuando me la imagino de nuevo encima de mi escritorio con sus piernas abiertas y húmeda por mis besos y por mi toque.

— Evan, te estoy hablando — la veo parada enfrente de mí con las manos en sus caderas —. ¿Te encuentras bien? — frunce el ceño mirándome fijamente.

— Mhm — no dejo de mirar hacia sus ojos, esos iris son la razón por la que llame a esa mujer bombón. Raro que le diga ese apodo, ya que no me gusta el chocolate, pero desde el momento en el que lo probé en su piel puede que me haya empezado a gustar. Muchas veces he pensado en esa noche y no he podido evitar tocarme.

La observo unos breves segundos más y bajo mi mirada hasta sus carnosos labios pintados de un color rosa natural que hace que brillen mucho más y me den ganas de besarlos. Recuerdo cuando los llevaba pintados de un color rojo mate increíblemente sensuales.

Se forma una sonrisa en su boca cuando descubre la parte de su cuerpo que estoy mirando y de un momento a otro, da la vuelta a la mesa, quedando a la izquierda de mi cuerpo.

— Ya veo que no estás nada concentrado en lo que estoy diciendo, ojos bonitos — dice girando mi silla para que quede frente a ella. Se agacha apoyando sus manos en los reposabrazos —. ¿Te estoy distrayendo? — susurra a centímetros de mis labios.

Sonrío genuinamente ante sus palabras.

— Para nada, bombón — deslizo mis manos por sus muslos, levantando la falda del vestido —. Me estás dando muchas ideas ahora mismo — subo mi palma lentamente hasta su culo, donde ya puedo notar el encaje. Aún no he olvidado que le debo dos pares de bragas, estoy esperando el momento adecuado para comprarle unas.

— Sí, seguro — ahora es ella la que me provoca quitando su mano de la silla y colocándola en mi brazo para bajar y bajar muy lentamente —. Me encantaría poder escuchar esas ideas — cuando su toque llega justo encima de mi muslo, aprieto sus glúteos y no puedo evitar soltar un jadeo —. ¿Crees que me las podrías contar? — habla mientras me toquetea observando mi reacción.

Trago saliva en el momento en el que sus dedos alcanzan mi polla y la palpa sobre el pantalón.

— Está bien, si es lo que quieres... — la suelto y quito su mano de mi cuerpo para levantarme e ir al otro lado de la mesa. No veo su respuesta ante el giro inesperado que ha tomado la situación, todavía no quiero hacer cosas sucias, pero no puedo evitar contarle lo que pasa por mi mente en estos momentos —. Desde el momento exacto en el que has entrado con esa mirada tuya no he podido evitar pensar en tenerte de rodillas mientras me miras a los ojos y me metes en tu boca una. Y otra. Vez.

Heaven - Sophie Peterson (EN ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora