C A P Í T U L O 3 6

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ALENA

Termino como y donde no quería. 

Maldita la hora en la que Cassandra vino a estropearme el momento de felicidad. Desde el momento en el que la vi ahí parada, supe que para lo único para lo que venía era para molestar.

Camino tambaleándome con la botella de whisky escondida entre mis brazos. No quiero que nadie me vea de esta manera y llamen a la policía.

Joder, todo es culpa de Cassandra.

«— Sigues siendo igual de patética, Moore — la escucho alto y claro a pesar de tener la música en mis oídos.

De inmediato me quito los auriculares y patino para acercarme a ella a una distancia prudente. Cassandra me mira con asco cuando me quedo a unos 2 metros de ella. Si no tenemos esta distancia es posible que termine arrancando esos pelos que tiene en la cabeza.

— ¿Qué coño haces aquí? Tienes prohibida la entrada — intento hablar lo más relajada posible, pero no lo consigo.

Su sonrisa endemoniada crece aún más al verme perder el control.

— Eso es incorrecto, Moore — se mira las uñas mientras habla —. Ahora soy la dueña de todo esto, así que no me pueden prohibir el paso — me quedo muda cuando dice eso. Ni en mil años me hubiera imaginado algo así. ¿Qué gana seguir haciendo daño después de siete años?

Suelto una risa sarcástica.

— ¿Sigues igual de obsesionada conmigo? ¿O es tu hijo el que te ha pedido que compres este lugar para seguir con su obsesión después de años? — noto como en seguida aprieta los puños con fuerza y su cara empieza a ser de un rojo intenso.

Ahora es ella la que pierde el control.

— Niñata engreída — gruñe queriendo acercarse a mí, con suerte no lleva patines para pasar al hielo —. Siempre creyéndote la mejor, ¡pues no! ¡Así no es la puta realidad! me cruzo de brazos cuando empieza a gritar y hace eco por toda la pista de hielo —. ¡Eres una mimada, todo lo que una vez tuviste fue gracias a mí! ¿Es que te creías que tú, una foca gorda y fea, conseguiría todo eso? ¡No! ¿Sabes la de veces que tuve que rechazar competiciones porque no me hacías caso y terminabas siendo una obesa asquerosa? No, claro que no lo sabes — si quería hacerme daño con sus palabras, lo ha conseguido.

La muy maldita sabe dónde hacer daño.

— Mi hijo quiso ayudarme y tú — me señala con rabia —, solo lo emporaste echándonos la culpa por absolutamente todo, ¡todo! Cuando únicamente fue tu culpa — agarra con fuerza la valla que nos separa y niega con la cabeza mientras yo me pongo el objetivo de no llorar.

No me hace falta volver a recordar el pasado.

— Qué pena que no moriste ese día — esas palabras son las que me desgarran lentamente por dentro —. He soñado tantas veces con eso... pero, no fue así. Así que... — se encoge de hombros y me mira satisfecha al darse cuenta que ha conseguido lo que quería.

Aunque parecen pocas palabras, en realidad son las más dañinas que una vez me hayan dicho. Nunca nadie me dijo antes que quiso verme morir ese día, solo Cassandra.

— Cassandra Clark, le pido por favor que desaparezca de aquí si no quiere que estas grabaciones lleguen a los medios de comunicación — Aria entra al lugar con su móvil entre sus manos enseñando la grabadora puesta —. Y si no quiere una orden de alejamiento, le pido que tampoco vuelva mientras Alena esté en este lugar — mi entrenadora y mánager sabe toda mi historia con esta mujer y su hijo, así que le agradezco de todo corazón que haga esto por mí.

Heaven - Sophie Peterson (EN ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora