C A P Í T U L O 2 6

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ALENA

Siempre he pensado que existen tres tipos de amores en la vida. 

El primero es una persona que llega a tu vida y te introduce al mundo de las sensaciones físicas.

El segundo es el que rompe la barrera de lo físico y se mete en tu cabeza, le entregas un poco más de tu corazón, de tu vida, de ti misma... Quieres o necesitas verlo, piensas en él o ella todo el tiempo, descubrís cosas juntos, pero luego todo eso termina. Y eso pasa porque erais unos insensatos para resolver los verdaderos problemas.

El último es el más catastrófico. Eres un poco más madura, sabes lo que quieres y si tu pareja también lo sabe, podéis superar todo. Llega de repente, como una catástrofe natural, saca lo mejor de ti, pero también lo peor. Ese lado oscuro que nadie conocía, ni siquiera tú misma y te ves haciendo cosas que te hacen preguntar tu propia personalidad.

En realidad, no hay necesidad de vivir todos esos amores para conocer a la última persona. A veces solo una persona puede darte todas esas etapas.

Por mucho tiempo tuve una idea equivocada de lo que era el amor al estar completamente rodeada de historias de romance — ya sean películas o libros —. A los 15 años tuve un novio que me llevó a la peor época de mi vida, al principio era un buen pretendiente hasta que conocí sus raras intenciones. Conocí la peor parte del "amor" tóxico, yo pensaba que todos sus comportamientos eran normales, sin embargo, eso no era así. Tuve una larga fase para encontrar de nuevo una estabilidad que me costó volver a tener como años pasados.

La vida real no es como la pintan en las películas, la triste realidad de muchos. Lo que la sociedad ha normalizado es conocer al amor de tu vida a una edad temprana porque ese es el verdadero amor. 

Yo creo que no importa a la edad a la que te enamores, perfectamente podrías hacerlo a los 40 años y vivir los mejores años de tu vida.

El amor va más allá que un simple felices para siempre. Es decidir amar a esa persona todos los días, darle tu atención y permaneciendo a su lado, no solo cuando te resulta conveniente, sino en todo momento. Es un compromiso continuo, una elección consciente de valorar y cuidar a tu pareja día tras día, enfrentando juntos los desafíos y disfrutando de los momentos de felicidad.

No puedes limitar al amor a un simple concepto.

Hace unos meses que conocí a Evan y siento que tenemos una conexión que no tiene nada que ver con el amor. Sí, me lo paso bien hablando, trabajando y haciendo otras cosas con él, pero es distinto. Es difícil de explicar con palabras. No somos amigos que digas "Joder, me encanta la amistad que tenemos" ni somos algo como novios.

Tenemos una relación rara que ni yo misma entiendo, sin embargo, disfruto de ella. Podrías encontrarnos haciendo cosas de amigos — como ahora, que me está ayudando a hacer una tarta —, o cosas que hacen las parejas, como citas espontáneas sin que las llamemos por su nombre.

¿Y a donde quiero llegar con todo esto? Sinceramente, ni yo misma lo sé, me creo una chica sabia pensando en esta mierda.

Sí, ahora ríete de mí.

— ¿Te lo meto?

— ¿Eh? — me giro confundida al escuchar a Evan.

— Que si te meto el bizcocho de la tarta en el horno, mujer de pensamientos sucios — se ríe al ver mi cara.

— Oh, sí — como si no hubiera pasado nada, me vuelvo a dar la vuelta para seguir batiendo la mezcla de chocolate. 

Han pasado unos largos días desde nuestro día sin sentido en el cine/coche. Durante estos diez días nos lo hemos pasado en grande, hemos ido a trabajar en la editorial — que por cierto, hemos adelantado muchas cosas —, y la verdad, no solo hemos trabajado. Hicimos un par de cositas en el despacho de Evan y nos provocamos mutuamente en una reunión que tuvimos con todo el equipo que forma parte del libro.

Heaven - Sophie Peterson (EN ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora