Prólogo

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El cielo azul de la ciudad de Agovar se iluminaba con suaves rayos anaranjados, estaba empezando a atardecer y recorrer las calles bajo el volante de una ambulancia era de lo más tranquilo que Elsi podía tener en su rutina como técnica en emergencias sanitarias. La ayuda siempre estaba a la orden, pero parecía que este día se salvaría de tener que acudir a un gran accidente. Si bien, cualquier cosa podía ocurrir en algún momento del día, en Agovar las posibilidades incrementaban de una forma increíble gracias a los Portadores: gente con sangre kastu, un tipo de sangre que poco a poco empezó a tener la gente, la cual permite el desarrollo de habilidades especiales. Anteriormente mucha gente contaba con ello, pero en la actualidad una cantidad exageradamente mínima de la población cuenta con esa sangre y las habilidades. Se dice que los que portan la sangre kastu son personas influyentes en la ciudad o hasta del mundo y que algunos otros son desconocidos, personas que viven en el anonimato, sin embargo, los que han destacado son los pocos que han hecho desastres por la ciudad.

—¿Noticias, Alva? —Preguntó Elsi por el comunicador de la radio de la ambulancia.

—Parece que hoy será un día demasiado tranquilo para tu sector, ¡Vaya que si necesitabas un descanso! —respondió con regocijo—, trata de recorrer unas cuantas calles más y regresa al hospital para terminar el turno.

—Gracias, Alva, bien, nos vemos allá—colgó el comunicador con una sonrisa—. ¿Qué te parece si vamos a comer a un lugar caro?, tengo ganas de probar esa carne que preparan con espadas—Preguntó a su acompañante con una sonrisa en el rostro, una chica de cabello rubio que vestía una chaqueta de cuero negra, playera blanca que acompañaba con una dorada falda lisa y unos tenis deportivos blancos. Su presencia era tan silenciosa que era difícil percatarse de que se encontraba cerca. Aquello era de lo que más le gustaba a Elsi, valoraba más los silencios.

—En realidad, ni siquiera tendremos tiempo para ir a comer algo. Pasará un accidente—Respondió con indiferencia, sin levantar la vista de la ventana.

—¿Es una de tus visiones?

—Como quieras verlo—admitió—. Aunque, técnicamente no ocurre dentro de tu turno así que puedes pasar de ello.

—Pero por algo lo mencionas, Amber.

—Ajá.

—¿Cuál es el precio? —Preguntó con resignación.

—Oh wow, me lo preguntas como si las otras veces te hubiera pedido algo imposible y caro, mujer— Bufó.

Tenía razón. Amber había ayudado en muchas ocasiones a que el equipo de Elsi salvara demasiada a gente en tiempo límite, se evitaron muchas tragedias gracias a su ayuda; llegó a tal punto que pudo salvar a la hermana de Elsi de un accidente vial que ocurrió hace unos meses. Lo que siempre pedía Amber a cambio de toda esa ayuda con sus visiones eran marcadores de colores, simples marcadores.

—¿Cuántos marcadores?, ¿De qué color?

—Un marcador dorado y un pequeño favor—pidió—. El accidente será una exposión dentro de un edificio cercano a uno de los parques, Parque Esperanza si no me equivoco. Tiene un teatro cerca, ¿verdad?

Elsi solo asintió mientras empezaba a aumentar la velocidad de la ambulancia.

—El Teatro de Agora—Reconoció.

—Bien, ocurrirá dentro de una hora y veinte minutos, toma el tiempo. Sobre el favor, solo necesito que me lleves al barrio chino, está a unos quince minutos, puedes dejarme en la entrada y con eso bastará.

Elsi condujo con una mano mientras que con la otra anotaba lo que mencionó Amber, ya lo tenía aprendido de rutina, casi en cada visita de ella ocurría lo mismo, aunque el misterio de adivinar el desastre perdía de inmediato la "magia" que podía crear, porque al final de cuentas se estaba hablando de vidas, cualquier error hasta con tomar las notas podía escalar a situaciones catastróficas.

—¿Cuál es la solución? —Preguntó la mujer sin despegar la vista de la calle.

—No hay ninguna.

Elsi se quedó en silencio por unos instantes.

—Eso no puede ser posible, ¡siempre me das una solución!

—No la hay, una explosión va a ocurrir no importa lo que ocurra— respondió con total sinceridad. Amber no quitaba la vista de lo que pasara por la venta del vehículo, parecía entretenerle demasiado—. Es un punto clave del curso del tiempo. La explosión no matará a la gente, los restos del edificio sí. Ahí es donde entran ustedes, pueden salvar a todos y en el peor caso no salvarán a tres personas. Debes de tenerlo en cuenta.

La ambulancia llegó a la entrada del barrio chino, una especie de callejón decorado en su totalidad con la temática del país, donde el rojo y el amarillo destacaban en absoluto, una trampa de turistas, más bien. Los residentes de los alrededores sabían que había que pasar por un oculto y discreto pasillo que cruzaba el supuesto fondo del callejón, una vez dentro uno se encontraba con el verdadero barrio chino, sin ninguna de las exageraciones de estereotipos ni con la extravagancia para los turistas.

—Fue un gusto acompañarte un rato, Elsi. La carne servida con espadas será para otra ocasión —lamentó mientras bajaba de la ambulancia con tranquilidad—. Por cierto, en este mes recibirás una alerta de atentado en el Hotel Trina, no lo atiendas. Te salvarás de una muy grande, te lo aseguro. Otro punto clave.

Amber entró de lleno al barrio chino y se alejaba mientras la ambulancia se dirigía de inmediato al Teatro de Agora.

El sector de Elsi se encontraba en posición, gran parte se había distribuido a lo largo de todo lo que abarcaba la Parque Esperanza, uniendo la entrada del mismo con la entrada del teatro que cruzaba la calle; la gente que llegara a intentar escapar por los alrededores pasaría por el mismo lugar con la seguridad de la protección de las áreas verdes, otra parte recorrería los bordes del lugar, pero en su mayoría terminarían el mismo punto: La entrada del parque. Todos tenían su atención centrada en el teatro, un lugar de enormes dimensiones y diseño geométrico muy excéntrico con colores rojos y hueso, el lugar podría parecer cualquier cosa menos un teatro.

El tiempo planteado por Amber había pasado su límite, la zona de espera que habían creado estaba inundada de silencio absoluto, la brisa del viento se escuchaba. Elsi junto con todo su equipo se encontraba preparado para actuar, pero no estaba ocurriendo nada. ¿Se habría llegado a equivocar Amber?

<< ¿Cuál sería la necesidad de mentir solo para poder llegar al barrio chino? —pensó Elsi— Debe haber algo más detr...>>

Una mujer salió del teatro, lucía con un elegante vestido marrón y de su mano colgaba una pequeña cartera de cuero. Parecía agitada, sudaba, por unos momentos parecía querer encontrar cualquier tipo de ayuda, alguien con quien gritar por ella, pero se percató de que tenía a un grupo de ocho ambulancias prestándole toda la atención del mundo. La mujer temblaba, señaló hacía el lobby de teatro y gritó con miedo mientras se alejaba del lugar.

—Hay.. Hay una bomba en el teatro—jadeó con dificultad—. Están pidie...

Dos explosiones eclipsaron por completo el grito de ayuda de la mujer. El ruido de la explosión aturdió a todos por completo; poco se podía ver con el polvo de la destrucción que se desencadenó, pero era suficiente para saber que las partes importantes del teatro habían sido destruidas, las sirenas empezaron a sonar y Elsi empezó a trabajar.

Recuerdos RadiantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora