—¿Cómo crees que Celeste vaya a arreglar el asunto de la información filtrada?
—No tengo ni la menor idea, pero esto es de cuidado. Ya sabes cómo es, Alex. Lo va a terminar por arreglar. ¿Cómo?, quien sabe —Respondió David sin dejar de quitar la vista de la calle.
Ambos recorrían los alrededores de la Plaza Hera. Viajaban en un vehículo diferente al que les ofreció el grupo de Aritzi. Este era rentado pero muy funcional para lo que era. David estaba dando vueltas al azar, haciendo tiempo para recoger a Celeste y a Dita de su visita con Rizol.
—¿Crees que Celeste nos haya conseguido algo de Rizol? —preguntó David—, me habría encantado ver su prototipo de sombrilla de defensa, ¡a mí me vendió la idea sin problemas!
—Celeste dijo que iría totalmente para Dita. Sigo sin entender como es que le puede prestar tanta atención. No la veo como un estorbo, pero creo que estaría mejor que no tuviera tanta participación en los operativos.
—Hey, eso sonó un poco agresivo. Que no tenga poderes no es un impedimento, Alex. Puede ayudar de otras maneras y lo sabes, además... ¿No fuiste tu quien dijo que podrías entrenarla? —Cuestionó a la par que revisaba su teléfono de teclas. Tenía que estar al pendiente de la llamada de la jefa para indicar donde tomar camino directo al punto de reunión.
—Lo sé, lo sé, de hecho, siento que puede hacer un mucho mejor trabajo que tú, se ve que tiene intenciones de trabajar —empezó a reír un poco—. Debo acostumbrarme, me cae bien, de verdad. Pero no puedo dejar de evitar pensar en ello, es... complicado —sinceró—. Ah, por cierto, ni te preocupes por lo de Rizol. Celeste dijo que iríamos por algunas armas después de su visita, así que podremos buscar por allá
—Me encantaría conseguir unas perlas de hierro, el que las reciba de golpe las va a sentir por días...— Mencionó David con una corta sonrisa.
Un pequeño tono de llamada los interrumpió
—Gira, gira a la derecha—indicó Alex —, vamos a alcanzarlas. En cuatro calles gira a la derecha y te detienes en la parada de autobuses que se encuentra en la subida curveada, la de los ladrillos naranjas.
—Entiendo.
David manejó con serenidad y en pocos minutos llegaron a la parada de autobuses. Las chicas se encontraban del otro lado. Parecían estar platicando, David se percató de que la conversación tenía más un aire de ser un momento que no debía ser interrumpido, así que esperaron unos pocos minutos para tocar el claxon.
—¿Cómo están?, Chicos— Saludó Celeste. Subió por el lado del copiloto y cerró la puerta mientras agarraba el cinturón de seguridad. Por otro lado, Dita subió en la parte de atrás mientras saludaba a Alex.
—Todo bien, bien —respondió David—. Alex y yo nos preguntábamos si traías algo para nosotros, pero como Dita no trae nada y tu llevas un vestido, tendré que supone que no consiguieron nada, ¿verdad?
—Efectivamente. Dita eligió que va a vestir para el operativo, pero Rizol tiene que hacerle unas modificaciones. Oh, cierto, me comentó que encontró un material para hacer más resistentes las vestimentas de Alex, ¡ya podrás moverte con más libertades!
—Por cierto, ¿ahora a donde vamos? —Terció Dita.
—Vamos a hacerle una pequeña visita a Corpo —Contestó Celeste. David se sorprendió por la revelación. Contadas eran las ocasiones en las que se hacía una visita a Corpo—. Por cierto, Alex. Quiero que en estos días le enseñes a Dita lo máximo que puedas sobre utilizar el cuchillo de combate. Céntrate en lanzamientos y formas de atacar sin que se corte a sí misma.
ESTÁS LEYENDO
Recuerdos Radiantes
AksiEn la Ciudad de Agovar se encuentran muchos tipos de personas. Celeste, David y Alex, portadores de habilidades especiales se encuentran con Dita, una chica que no recuerda nada de su pasado y junto a ella trabajaran en un operativo para proteger a...