Recuerdos Radiantes

Capitulo 7 [Corpo]

Dita recuperó la visión y se encontró con un amplio panorama del lugar. Se parecía a uno de los mercadillos que se ubicaban cerca de las plazas de Agovar, llena de pequeñas tiendas, gente y muchas luces de neón. Aparte, lo que cambiaba enteramente era lo que se vendía y el mismo centro del lugar. En el centro se encontraba una barra de bar circular que en las partes altas, casi del techo se sostenía una enorme cantidad de pantallas, por una parte, parecía querer copiar la esencia de una cantina; muchos mercenarios se encontraban descansado en esa parte del lugar. En los alrededores, montones de tiendas bordeaban todo el establecimiento oculto, desde tiendas de armas, practicas de tiro, herreros y hasta cazar recompensas, la mayoría ocultas por cortinas de terciopelo azul marino. Corpo era un lugar perfecto para planear las ilegalidades.

—¿Te sorprendió? —Preguntó David con una emoción que no pudo ocultar.

—¿Entonces Corpo no existe?

—Si existe. Celeste va a hablar con Corpo y nosotros vamos a comprar en Corpo, todo sencillo —explicó—. ¿Te sorprendió?

—Habría preferido la cabina roja —Respondió con honestidad.

Celeste, Alex y el vendedor de la tienda de ropa se acercaron a las escaleras junto a ellos.

—Voy a hablar con Corpo, ya saben dónde tienen que comprar. Ayuden a Dita a elegir algo bueno, vuelvo en un rato —Indicó la líder mientras seguía al vendedor de la tienda de ropa.

Celeste siguió al vendedor de la tienda, avanzaron hasta la zona más lejana del lugar, hasta el lado contrario de las escaleras de entrada. Cruzaron por una cortina de terciopelo roja que daba paso a una sala de espera que daba mucho el aire de ser de un consultorio, que, a primera vista se notaba que era muy concurrida, se encontraban dos largos sillones demasiado desgastados. En el centro del lugar había una pequeña mesa llena de ceniceros y revistas rotas por el uso. Del lado contrario a la cortina se encontraba una puerta de metal que daba paso a la oficina de Corpo. El vendedor entró a la oficina para avisar de las visitas, dejando un silencio un poco incómodo para la misma visita.

Por unos instantes, Celeste pensó en la primera vez que lo visitó, fue en las afueras de la ciudad, en una de las primeras bases. Ella necesitaba armas y un vehículo para empezar a hacer los trabajos que estaba empezando a conseguir. Todo era más complicado cuando no tenía un equipo, pero no tenía en quien confiar después de haber abandonado su vida anterior. Consiguió un bastón de duelos de Corpo y el mismo le ofreció trabajo para el vehículo que necesitaba, la entrenó y le enseñó la mayoría de lo que conoce. fue una clase de mentor para ella. Celeste quedó demasiado agradecida con el cuanto tuvo que irse del lugar, años después volvieron a trabajar juntos ya cuando Celeste se había establecido y había organizado un pequeño equipo con David y Alex, la ayudaron a calmar un poco el caos que existía en Gostarina y de cierta forma sintió que pudo pagar toda esa enseñanza que Corpo le dio. Después de eso ya no lo volvió a visitar, Celeste había crecido mucho, se había enfrentado a muchos problemas, muchos trabajos y el tener que volver a hablar con Corpo fue algo que la estaba poniendo nerviosa, más de lo que se esperaba.

—¿Cómo diablos voy a pedirle un favor? —se dijo a sí misma—. "Hola!, ya tiene años que no nos vemos, quiero pedirte un favor", no creo que sea la mejor idea deberi..."

La puerta de metal se abrió. De ella salió el vendedor de la tienda y se dirigió a Celeste indicando que tenía el permiso de pasar, posteriormente salió de la sala de espera con cierta cautela.

La mujer pasó a la oficina, un lugar lleno de muebles de madera oscura muy relucientes, muchas librerías con vitrina y un ambiente totalmente ventilado, no tardó nada en que Celeste sintiera mucho frío en el lugar.