<<No puede ser, no puede ser. ¡Sabe mi nombre! Compostura, mujer, compostura>>, pensó Celeste.
De un momento a otro sus piernas empezaron a temblar. Las ganas de hablar desaparecieron por completo pero ganaron más sus intenciones de mantener la compostura.
—Mucho gusto —atendió al apretón de manos con tranquilidad—. ¿No deberías de estar rodeada de mucha seguridad?
—¡Totalmente!, estás tu pero me faltan dos personas más... —respondió, ansiosa—. ¿Donde está el resto de tu equipo?
Celeste estuvo a nada de reírse por la pregunta, ni de broma su misión sería protegerla, pero había cierta sensatez en su declaración que la dejó un poco en duda
—Am... Son los dos a lo que no dejaste subir al elevador.
—Oh —sonrió con pena—. Perdón por eso, te alcanzarán al final. Su trabajo es más simple ahora que solo cuidarán de mi, yo estaré en mi vestidor improvisado hasta que tenga que salir a dar un pequeño concierto. Cuidarán de mí durante mi espectáculo, después de eso me iré. Bastará con que me acompañen a la salida.
—De eso no me avisaron en ningún momento.
—No importa, chica linda. Fue uno de los requisitos para que viniera. La mismísima Celeste, David y Dita, los que protegieron la vida del nuevo presidente, ahora protegiéndome a mi. ¡Que emoción! Eso si, debo tener honestidad en el trabajo. Hay más portadores en esta fiesta —Le guiño el ojo con tonteo.
Lo único que pudo hacer Celeste fue intentar ocultar su sonrojar de la artista, lo cual logró a duras penas a pesar de centrar su atención a la ultima frase que dijo.
<<¿Porque no me habrán avisado de esto?>>, pensó de inmediato.
—Entendido, yo haré el cambio de planes —Aseguró con firmeza.
—Creo que podremos llevarnos de maravilla, ojalá y así sea, chica.
El ascensor sonó, habían llegado al piso cincuenta y ocho. Las puertas se abrieron, Dalia se apresuró por salir pero se detuvo de golpe en medio de la puerta del elevador.
—Por cierto, las fotos se toman al final. Detecto a una fan cuando la veo —Sonrió para después dirigirse a su vestidor, dejando sola a Celeste que salió con calma del elevador y se recargó en la pared del lado contrario para esperar a sus compañeros.
— Y yo quería un día tranquilo...—Susurró para sí misma.
Unos minutos antes..
—¡Pero que grosera!—exclamó David con indignación durante el cierre de las puertas—. Vamos Dita, usemos otro...
La joven llamó al ascensor el cual tardó poco en llegar y en abrir sus puertas. Entrar fue algo que la sorprendió por completo, era más espacioso de lo normal, con una decoración calcada a la que había en el pasillo de elevadores, parecía más un cuarto de hotel que subía pisos que un elevador normal y corriente.
—Sabes— inició David, deteniendo el cierre de las puertas—. Hay una leyenda que no conoce Celeste. Los elevadores tienen una función especial, muy bonita para los turistas. Se dice que esa función en ocasiones puede ser un presagio del destino, aunque cada quien decide en que creer.
—No te entiendo —Habló con confusión.
—Tranquila, ahora lo verás —Marcó el ultimo botón del elevador y las puertas se cerraron.
Cuando este inició a subir, las paredes cambiaron de aspecto por completo, la decoración de hotel pasó a ser la del interior de una cabina espacial, con todo y hasta ventanas. Poco a poco se veía por ellas como se subía hacia el espacio. Para cuando llegaron al piso veinticinco la cabina empezó a destruirse desde el suelo, simulando un gran hoyo hacia el vacío. Dita no pudo evitar soltar un grito del susto e intentó agarrarse de donde pudo hasta que cayó en cuenta de la simulación por pantalla y groma ocultos.
—¡No puedo creer que de verdad te haya asustado! —David soltó una corta carcajada.
Las demás partes de la simulada cabina terminaron por destruirse, ahora el cuarto entero replicaba la totalidad del espacio. Un vacío absoluto, uno que estaba alterando por completo a Dita.
—¿¡Hay alguna forma de detener esto!?, no me siento bien...— Auxilió la joven.
—¡Rechazo el destino! —sentenció con firmeza y continuó antes de que su compañera pudiera robarle la palabra—. Eso es pura mercadotecnia, funciona muy bien.
La simulación del elevador se detuvo de inmediato, el groma y las pantallas se apagaron, el cuarto había vuelto a la normalidad, justo como lo encontraron antes de entrar. Del lado donde usualmente se encuentran los botones, estos marcaron con una luz azul los botones de la planta principal, el piso veinticinco, y el piso cincuenta y ocho.
—¿Cómo sabias que se podía detener así? —Preguntó Dita, recuperando un poco la compostura.
—Una vez vine con Alison... El día del accidente.
— Oh, ¿entonces ya me vas a contar?— Pidió con curiosidad.
—Cierto, yo...
El ascensor sonó, habían llegado al piso cincuenta y ocho. Las puertas se abrieron y se encontraron de frente con Celeste, la cual estaba esperando recargada en la pared de otro grande pasillo para los elevadores, mientras jugueteaba con sus manos manteniendo una sonrisa en su rostro.
Ambos salieron del elevador y se dirigieron al piso cincuenta y nueve junto con Celeste. Subieron hasta llegar a la entrada donde pasaron por una de las escaleras que se encontraban en los laterales del escenario principal. El salón estaba decorado con la estricta temática de una aventura espacial. Las pocas luces del lugar simulaban ser pequeños soles, las mesas tenían tonos de azul marino, había cohetes por todos lados, globos de extraterrestres verdes así como ovnis. Era lo más cercano a una autentica fantasía espacial lo cual solo había emocionado mucho a Dita. Por otro lado, cerca de los grandes ventanales que cubrían parte del techo y de la pared por su ubicación diagonal, se encontraba un pequeño mirador decorado con la temática de la luna.
<<Ya veo porque la simulación de la nave>>—, Pensó Dita, que se dirigía a la mesa del centro de la sala, justo conde se encontraban sus dos compañeros, ya examinando los alrededores del lugar.
—Por cierto, hay un cambio de planes —añadió Celeste de la nada, sin quitar la vista del escenario principal—. Al parecer se cumplió la idea de proteger a Dalia, esa será nuestra única misión.
—¿Y lo demás? —Intervino David.
—Pueden olvidarse de todo eso.
—¿Y quien te cambió los planes? —Complementó Dita.
—La misma Dalia—Respondió con una sonrisa.
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Recuerdos Radiantes
AcciónEn la Ciudad de Agovar se encuentran muchos tipos de personas. Celeste, David y Alex, portadores de habilidades especiales se encuentran con Dita, una chica que no recuerda nada de su pasado y junto a ella trabajaran en un operativo para proteger a...