Tener que actuar en la oscuridad era algo de lo que le preocupaba mucho a Celeste en sus primeros meses trabajando junto a su mentor. Tampoco es que consiguiera moverse como el Vigilante Carmesí, uno de los grandes actores contra el crimen de la ciudad (y del que se creía que era un ciego con eco localización desarrollada), pero la chica aprendió lo suficiente para poder funcionar en un combate. Las luces parpadeaban por tiempos irregulares. Esos pequeños momentos de luz abrían la posibilidad para poder ubicar la forma brumosa del asesino serial lo cual Celeste no podía lograr del todo.
—¡Carajo!, ¡Déjate ver!
La brisa del viento que pasaba gracias a la ausencia de ventanales llegaba a la vez que la brisa que creaba Mazzeti al rodearla. Aquello la estaba molestando más y más. Necesitaba concentrarse mejor, poder distinguir una brisa de la otra. Hasta que sintió un cambio repentino a su espalda.
<<Aquí estás>>, pensó con satisfacción.
Reaccionó de inmediato y giró con la intención de no fallar el puñetazo que posteriormente lanzó al aire. Mazzeti había pensado la misma estrategia de golpear al materializarse así que cuando las luces se parpadearon por unos instantes, ambos pudieron verse ser golpeados al mismo tiempo. Las luces volvieron a apagarse.
—¿Porque tardaste tanto tiempo?, Celeste —se escuchó por todo el pasillo al mismo tiempo, ella no pudo localizarlo con su pregunta—. ¡Me habían dicho que trabajabas con velocidad!
La mujer partió su bastón de duelos por la mitad y lanzó una al fondo del pasillo con esperanza de que pudiera darle un buen golpe a la bruma, solo pudo escuchar como se estrelló en la pared. Le extrañaba que Corpo no hiciera acto de presencia si la distancia entre el caos y la sala del trono de huesos no era demasiada, necesitaba mucho de su apoyo en la pelea.
—¿¡Qué esperas con todo esto!?
—Ya tenemos lo que queremos, ese militar nos será de mucha ayuda —La bruma que la rodeaba empezó a reír con locura, risa que retumbaba por todo el pasillo principal.
Celeste, con molestia intentó sin mucho éxito agarrar al aire con su mano derecha y a su vez con la izquierda lanzó un golpe con la mitad que le quedaba de su bastón de duelos. Escuchó un seco golpe de su arma, logró que Mazzeti se materializara por unos instantes.
—Ahora no tienes a donde ir, bastardo —Creó un campo de fuerza que los encerró a ambos y lo agarró del cuello con furia. Mazzeti la pateó con ambas piernas sin tener mucho resultado.
—Me... pregunto... que haré cuando... te mate... —Jadeó con emoción acompañado de una exagerada sonrisa.
—Eres una mierda —Lo soltó y antes de que pudiera convertirse en bruma logró golpearlo en la nariz, dejándolo en el suelo mientras las luces volvían a parpadear por unos segundos. En los pequeños momentos de luz pudo ver como este sangraba y que esto impedía que este pudiera convertirse de nuevo.
—¿Donde está la Matriarca? —Alzó la voz con desesperación. Necesitaba algo que la llevara a su desaparecido compañero.
—¿Tú.. Que crees? —carraspeó. La luz tardaba más en parpadear y regresar a la normalidad—. Está aprovechando el conteo de votos... De seguro ya empezó su desastre —Señaló hacia uno de los inexistentes ventanales, justo a tiempo donde pudo verse una enorme explosión a lo lejos, en la cima de uno de los edificios más altos de Agovar. El asesino aprovechó la oportunidad para sacar una daga de su bota y acuchillar a su víctima la cual tomó con sorpresa. por fortuna evitó el ataque gracias a Corpo, quien lo aporreó con parte del arma que su compañera estrelló en la pared. Las luces volvieron a prenderse por completo.
—¡Inyéctalo! No pierdas el tiempo —Apresuró Celeste.
—Amm...
—No te hagas el que no sabes, ¡Hazlo!
El hombre sacó de su mochila una jeringa y un par de pequeños botes, preparó una inyección de tono amarillo y la aplicó con velocidad.
—Esta es una dosis de tres días —Explicó mientras se cargaba al criminal en los hombros, como si fuera una bufanda.
—Lo sé... Debemos irnos de aquí. No quiero más peleas.
Ambos salieron del edificio por el elevador. Mientras descendían pudieron ver como el fuego que consumía el edificio que explotó poco a poco reducía sus llamas, varios helicópteros rodeaban el lugar de la explosión buscando reportar el hecho.
Celeste se encontraba agotada, a pesar de haber tenido una pelea muy corta. No esperaba tener que volver a pelear en completa oscuridad. Tres días para poder interrogar a Mazzeti no le parecía mala idea, aunque no podía evitar pensar en que terminó con las manos vacías. Medio vacías, ya que tenía a la fuente de información inconsciente en los hombros de su compañero.
—Por cierto, ¿Porqué tardaste en llegar?
—Me rodeó con su bruma cuando saliste del cuarto, no podía salir. No tengo ni idea de como pudo hacerlo, pero no se sentía como bruma, era algo solido, como concreto
—Supongo que el atraparte y apagar las luces lo debilitó un poco. Porque a mi no me pudo atrapar con su bruma, ni pudo solidificarse a menos que volviera a la normalidad... —Concluyó.
—¿Como sabías que tenía las jeringas?
—Siempre las llevas.
—Te siguen molestando, ¿Verdad?
—Fue una de las razones por las que decidí irme —reconoció tranquilamente—. Yo no trabajo de esa forma. Es hipócrita de mi parte, pero esta vez si sirvió demasiado que las tuvieras, ja —soltó una pequeña risa despreocupada—. ¿Que es lo que vas a hacer con el?
—Darle una cómoda celda de la que no pueda escapar en caso de que despierte en estos tres días. Después, tendremos una larga y tendida charla con el.
Salieron del edificio y de la zona de construcción con mucha serenidad. Las cosas seguían en calma y sin vigilancia. Afuera del lugar se encontraban algunos de los trabajadores de Corpo, le estaba esperando un pequeña escolta.
—¿Vienes con nosotros? —Preguntó mientras varios de sus subordinados cargaban con Mazzeti en una de las camionetas de la escolta.
—Creo que debo descansar. Necesito ver a mi equipo, los he dejado de lado estos días —sacó su teléfono de su bolsillo y tecleó—. Voy a pedir un taxi para irme, me pasaré en unos días —respondió con agotamiento.
Ambos partieron en direcciones contrarias. Celeste aprovechó el viaje del taxi para poder cenar y ver la televisión. Se sorprendió al encontrar que lo que se estaba reportando en cada noticiero era la explosión que tuvo el edifico que señaló su captura.
—Yo esperaba ver al ganador de las elecciones... — Se dijo a si misma.
Durante el resto del camino se encontraba cayendo de sueño, necesitaba descansar durante un buen rato. Todo aquel asunto de buscar el origen de la filtración de su información la estaba quemando. Todavía ni llegaba al edificio y ya se veía disfrutando de la comodidad de uno de los sillones de la recepción del piso en el que se alojaban. Cuando llegó al lugar caminó con prisa al elevador y marcó al piso 32, no dejaba de bostezar y la música del elevador no la ayudaba para nada. Cuando arribó al piso y las puertas de este se abrieron encontró a alguien en la recepción que logró que de un momento a otro las ganas de dormir que tenía desaparecieran por completo.
—Tus colaboradores me hablaron de la exagerada puntualidad con la que cuentas —habló Aritzi, vestido de ropa casual, jeans y una chamarra holgada azul. Este se encontraba al lado del mueble de la recepción, tomando de una lata de agua con tranquilidad—. Parece que tuviste un contratiempo, "Sobrina".
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Recuerdos Radiantes
ActionEn la Ciudad de Agovar se encuentran muchos tipos de personas. Celeste, David y Alex, portadores de habilidades especiales se encuentran con Dita, una chica que no recuerda nada de su pasado y junto a ella trabajaran en un operativo para proteger a...