Recuerdos Radiantes

Viernes

Responder exámenes siempre era un desastre para Liz, fallaba en todo examen que hiciera. Ella creía que era uno de los grandes problemas del sistema de educación, no podía comprender como era posible que se dejaran temas de lado para los exámenes solo para que todos tuvieran una cantidad exacta de cuarenta preguntas. Se encontraba en el ultimo día de la semana de exámenes, y quedaba el ultimo: Teoría del Valor. La materia más complicada de su semestre. En los exámenes por los que había pasado durante la semana solo pudo obtener un seis como calificación máxima, así que la esperanza en este último examen era mínima. La profesora había decidido dividir al grupo en dos partes para poder aplicar el examen en las dos horas de la materia y así poder estar atenta de que ninguno pudiera copiar o hacer uso de ayudas durante la aplicación de la prueba.

<<Debería de haberme saltado la clase, de por si voy a reprobar...>>, pensó con pereza a la vez que recibía su copia del examen por parte de la profesora.

Llenó los datos de la primera hoja: Su nombre, grupo, materia y fecha. Respondió las preguntas acerca de los nuevos lideres y las escuelas del pensamientos importantes para la economía. De un momento a otro, empezó a pensar en lo increíble que sería estar afuera de la escuela, leyendo esa poesía extravagante de Andrea, las opiniones rudas de Clara sobre lo que le ocurría en el día, y las aportaciones graciosas de Hazel. Liz había pasado varios meses en compañía de aquel grupo, habían sido una gran distracción y un gran apoyo para una más de sus mudanzas. Todavía tenía esa incertidumbre sobre si de verdad sería la última vez que se mudaría, así que decidió aprovechar al máximo su pequeña amistad, al final era un pequeño cambio que no tenía en años. Se estaba concentrando mucho en aquella relación amistosa que poco a poco se empezaba a olvidar de seguir con su preciso conteo de tiempos, y en ocasiones lo retomaba pero para actividades donde no era necesario.

Estaba emocionada de que terminara el tiempo para contestar el examen, ya que saldría temprano de la clase y de la escuela. Había hecho planes para ese día con Andrea y los demás para ir al cine de Gostarina, los viernes siempre había promociones en los boletos de la entrada. Liz no era muy fan del cine, pero había una película que le llamaba mucho a atención: Llamados de las vías. La película contaba la historia de amor entre dos chicas que se conocían en un viaje de tren a Amsterdam. La razón de Liz para verla no era tanto por la historia sino porque una de sus protagonistas: Katherine Villar, una actriz que ha estado siguiendo por años. Nunca se ha perdido ninguna de las películas en las que ha aparecido.

Treinta minutos.

El tiempo parecía eterno en los exámenes si no lo contestabas nada, eso hizo que las primeras cinco preguntas de cincuenta se convirtieran en treinta minutos para Liz. Se asomó evitando llamar la atención de la profesora. La mayoría del grupo estaba totalmente centrada en su examen.

<<¿Cómo era posible que le entendieran a estas hojas?>>, pensó confundida.

Le habría prestado toda la atención del mundo a la clase, a algunos exámenes y ni así pudo entender los contenidos de este. Antes de terminar de observar la situación, pasó la vista por su fila y vio a Clara en tres lugares delante de ella, copiando en el examen, sostenía con su mano izquierda una pequeña lamina de plástico transparente donde parecía tener impresas las respuestas. Era una oportunidad.

Intentó llamar la atención de Clara por varios minutos sin respuesta alguna. Estaba sorprendida de que en ninguno de sus intentos llamara la atención de la profesora. Unos minutos después Clara se volteó y le lanzó una rápida bolita de papel. Liz lo agarró como pudo para no llamar la atención y lo abrió. Eran las respuestas del examen.

—Quedan cinco minutos, chicos —Dijo la profesora, ya harta de trabajo.

<<Pero apenas habían pasado treinta minutos, mierda>>, pensó la chica, confundida. Eso la alertó demasiado. Cinco minutos para llenar un examen de cuatro hojas era muy poco, pero eso era mejor que nada.