En la sala de espera abundaba el silencio, el tic tac del reloj del cuarto era insoportable e inquietaba demasiado a David, no le agradaba demasiado tener que estar solo en estas situaciones. Era medio día y tenía que recoger el vehículo que se le proporcionaría al equipo para el operativo. Tuvo que pasar por cuatro controles, revisiones para entrar al edificio donde trabajaba todo el equipo de campaña de Aritzi. A David le molestaba todo el protocolo para que al final lo dejaran solo en la sala de espera, parecía como si cada vez abriera la puerta una caja fuerte y se encontrara con otra caja para poder avanzar. Aunque lo que más le molestaba es que tendría que salir del lugar con el vehículo y eso significaba hacer la ruta para despistar a cualquiera que lo estuviera siguiendo, una ruta tardada.
Una puerta de la sala se abrió, una mujer alta entró, cabello recogido de color rojizo, vestía un pantalón blanco y una chaqueta de color negro. Se sorprendió al ver a David en la sala, se aclaró la garganta y saludó.
—Buenos días, supongo que eres colaborador de Celeste. Por este lado —Dijo la mujer mientras daba media vuelta hacía donde llegó.
<<Vaya, ni la dejaron usar un nombre inventado...>>, Pensó el chico.
—Por supuesto, voy detrás de usted... Su jefe mencionó que podríamos elegir el vehículo. ¿Será posible ver todos? —Preguntó Alex, siguiendo el paso de la mujer.
Ambos salieron a un largo pasillo de paredes azules, este contaba con una pequeña cantidad de puertas y un elevador al fondo de este. El tic tac del reloj había sido sustituido por el ritmo de los pasos, los tacones de la mujer sonaban mucho y los tenis de David amortiguaban el poco ruido que pudiera crear. Pasaron de largo con las puertas hasta llegar a la última del pasillo, era la única que contaba con un teclado numérico; la mujer tecleó un largo código en la cerradura de la puerta para después abrirla dejando ver lo que era la entrada de unas viejas escaleras de servicio. La mujer fue por la derecha para subir por las mismas.
—Tenemos a nuestro alcance casi cualquier vehículo, claro, nada de extravagancias de preferencia.
—No no, no somos así —aseguró el muchacho—, teníamos en mente elegir un vehículo usual, algo discreto si es que hay alguna forma de definirlo. Eso sí, debe ser de un color obscuro, que pueda conseguir una velocidad considerable, ah y con blindaje por supuesto. Uno nunca conoce que puede ocurrir, ya cualquiera puede sorprender y hasta llegan a existir portadores con habilidades que superan la fuerza de un autobús...
—Tengo en la mente una opción muy adecuada para lo que piden.
—¿De verdad?, pensé que tal vez su jefe no le gustaría hacer más gastos con nosotros —dijo David muy sorprendido—. ¡Ya teníamos pensadas alternativas!
—Hablamos de la seguridad de nuestro contendiente, es algo que lo amerita, así como esperamos que ustedes hagan un trabajo de calidad.
Después de subir por seis pisos llegaron hacia otra puerta con teclado numérico, no había más pisos por subir. La mujer tecleó de nuevo y de inmediato la puerta se abrió, dejando entre ver una gran cochera con vehículos de todo tipo, desde el vehículo más simple hasta deportivos, pasando por algunos que parecían tener uso militar. Al fondo del lugar se encontraba lo que parecía ser un elevador para los vehículos, un elevador muy elegante ya que en su diseño se destacaba el cristal que reflejaba en gran parte de la sala.
<<Y esto está oculto en un simple edificio mal cuidado, vaya>>, pensó David.
Recorrió toda la sala con la vista observando cada vehículo y era difícil obtener una decisión. El ritmo del tic tac de fondo no lo dejaba pensar con claridad, sentía como si hubiera una interferencia de señales.
ESTÁS LEYENDO
Recuerdos Radiantes
ActionEn la Ciudad de Agovar se encuentran muchos tipos de personas. Celeste, David y Alex, portadores de habilidades especiales se encuentran con Dita, una chica que no recuerda nada de su pasado y junto a ella trabajaran en un operativo para proteger a...