❝Me prometí a mí mismo que nunca jamás volvería a verte llorar.❞
→ Nyoko no recordaba haber llorado nunca. Desde que perdió los recuerdos de su traumática infancia, su vida había parecido tomar un camino normal y tranquilo. Pero todos los secretos d...
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UN ENCUENTRO VIOLENTO.
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Nyoko se miró en el espejo y retiró las hebras de cabello que cubrían sus ojos, permitiéndose una vista completa de su cuerpo con la ropa que le había ayudado a elegir su sensei. A pesar de no haber tenido un presupuesto para su traje de heroína, Mirko había estado más que encantada en aconsejarla y ayudarla a encontrar prendas con las que facilitar el trabajo de su particularidad ciertamente peculiar.
En ese momento llevaba una camisa blanca bajo una chaqueta negra que llegaba por sus rodillas en la que guardaba armas filosas, desde navajas hasta pequeñas cuchillas para cortar su piel en busca de que su sangre saliera. Unos guantes grises fuertes y resistentes que le permitían dibujar, unos pantalones de color similar y unas botas negras de talle alto duras y flexibles para que pudiera moverse bien. En su cintura llevaba una riñonera con cápsulas de su propia sangre.
Y en la cara una máscara levemente sonriente que dejaba a un lado, sobre su cabello, para que su rostro pudiera verse claramente. Aquel detalle fue por parte de Junichi ya que decía que su traje se vería demasiado serio sin algo que lo hiciera divertido.
━¿Te gusta, pequeña coneja?━preguntó la heroína poniendo sus manos sobre sus hombros y sonriendo frente al espejo, alegrándose de ver cómo los labios de la pelinegra se curvaban lentamente hacia arriba por fin.
━No está mal.━respondió ocultando su aparente felicidad, aunque Mirko supiera que en el fondo le había convencido; Nyoko no era el tipo de persona que se quedara callada si algo le disgustaba y se notaba desde lejos.━Me lo quedaré.
━¡Estupendo, entonces sigamos con el entrenamiento!━respondió tomándola de la mano y sacándola fuera de la habitación, donde se encontraron con el Norami comiendo nuevamente.━¡Ey, Jun, te dije que nada de comer hasta que acabemos la práctica de hoy!━dijo la mujer apretando el puño acercándose al chico, que entró en pánico al momento.
━¡P-pero Mirko-sensei no fue mi intención lo juro! ¡Mi estómago actuó sin pensar y...!━pero fue interrumpido cuando la mayor le dio un golpe en la cabeza mientras la Suzuki soltaba un bostezo por los estrictos horarios que tenía la mujer para entrenarlos. Apenas y habían dormido cuatro horas... realmente estaba un tanto loca por los entrenamientos, lo que explicaban su grandiosa fuerza.━¡No sea así!━se quejó cuando la albina le quitó el bocata de las manos.
