CAPÍTULO 45.

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HERMANO MAYOR

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HERMANO MAYOR.

Nyoko soltó un suspiro algo cansada

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Nyoko soltó un suspiro algo cansada. Nunca esperó que los ensayos pudieran consumir tanta energía, pero valía el esfuerzo al notar que a sus compañeros les gustaba cómo sonaba su voz. Ahora que podía tomarse un pequeño descanso, quería salir a tomar un poco el aire, pero en su camino se encontró con el equipo de baile afuera de las habitaciones practicando. Bueno, no exactamente practicando, toda la atención se la había llevado cierta niña que llegó allí y era la principal razón por la que estaban haciendo ese concierto.

━¡Ah, Nyoko! ¡Ven aquí por favor, quiero presentarte a alguien!━llamó su atención el pecoso al notar que la Suzuki se encontraba allí. La pelinegra bajó los escalones hasta quedar a su lado, y recién se dio cuenta de la presencia de quién se escondía tras la figura de Mirio. Con una sonrisa emocionada, el pecoso hizo que la de pelo grisáceo se acercara hasta ellos, y una vez quedaron cara a cara no dudó en presentarlas a ambas.━Eri-chan, esta es Nyoko. ¿Por qué no la saludas?

Eri apretó sus mangas un poco nerviosa, y finalmente se decidió a alzar la cabeza y conectar su mirada con la de la mayor.━¡E-encantada de conocerla, Nyoko-san, m-me llamo Eri!━trató de decir sin trabarse entre palabras, se notaba que estaba dando su mejor esfuerzo para superar su timidez.━Deku-san me ha hablado mucho de usted... ¡es tan bonita como decía!━dijo observando atentamente a la pelinegra, que miró de reojo al peliverde, sonrojado por completo.

━¡N-no era necesario que dijeras eso, Eri-chan!━dijo avergonzado Midoriya. Sin embargo, Nyoko no prestó demasiada atención a aquello y miró a la niña por un par de segundos.

Le recordaba a Kota.

Una sonrisa suave se dibujó en el rostro de Nyoko, que revolvió levemente los cabellos de Eri al igual que hizo con el pequeño Kota o su padre hacía con ella. Después se agachó y tomó su mano, haciendo que Eri se emocionara y pusiera una mueca algo parecida a una sonrisa. Izuku sabía que la pelinegra le dijo que no se le daba muy bien lidiar con niños, pero a sus ojos hacía un gran trabajo y estaba realmente feliz de que pudiera ayudarles a hacer sonreír a Eri.

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