EL VIEJO ESPÍRITU DE LOS GALOS
Este muchacho existía en Poquelin, hijo de los mercados; existe también en Beaumarchais. La pillería es un matiz del espíritu galo. Asociada al buen sentido, le da a veces fuerza como el alcohol al vino. Algunas veces, es un defecto. Homero repite en muchas ocasiones lo que ha dicho, es verdad, y puede decirse que Voltaire pillea. Camille Desmoulins era de los arrabales. Championnet, que brutalizaba los milagros, había salido de las calles de París; de pequeño, había inundado los pórticos de Saint-Jean de Beauvais y de Saint-Étienne-du-Mont; había tuteado a la urna de Santa Genoveva para después dar órdenes a la redoma de San Jenaro.
El pilluelo de París es respetuoso, irónico e insolente. Tiene feos dientes, porque está mal alimentado, y porque su estómago sufre; y buenos ojos, porque tiene ingenio. Delante de Jehová, saltaría a pies juntillas las gradas del paraíso. Es fuerte para la lucha a zapatazos. Todos los crecimientos le son posibles. Juega en el arroyo, y se levanta en los motines; su descaro persiste ante la metralla; era un polizón, y es un héroe; como el tebano, sacude la piel del león; el tambor Bara era un pilluelo de París; grita: «¡Adelante!», como el caballo de la Escritura dice: «¡Va!», y en un minuto pasa de rapazuelo a gigante.
Este hijo del cieno es también el hijo de lo ideal. Medid esta envergadura que va de Molière a Bara.
En suma, y para resumir, el pilluelo es un ser que se divierte, porque es desgraciado.
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Los Miserables III: Marius
Historical FictionEn esta tercera parte, aparecen nuevos personajes: Gavroche, hijo abandonado de los Thénardier, que encarna al pilluelo de París, y Marius Pontmercy, hijo del coronel de Waterloo, quien se une a un grupo de estudiantes republicanos y en sus paseos p...