(Agustín)—Isa, mija, ya está el alm...—me quedé helado al ver a mi niña sentada en las piernas de su mejor amiga, con su boca a menos de un centímetro de la suya.
—¡Papá!—mi hija saltó fuera del regazo de Salma a su cama, para luego pararse angustiada—¡No es lo que parece!
Se me salió el alma del cuerpo, pero, a pesar de que todos estábamos de luto, no pude evitar echarme a reír.
—Ay, ayayay...—soltaba mientras cerraba la puerta y me secaba las lágrimas de risa—Ay, Dios. Mija, ¿no es lo que parece?
—¡No!
—¿Entonces qué es?—bromeé y sonreí, y mi hija se quedó muda—¿Mmm?
Isa suspiró, acercándose a mí, alejándose poco a poco de su "mejor amiga".
—Papá, por favor, por favor, te lo suplico que no le digas a nadie.—parecía al borde del llanto, y yo sólo la observé con una mano en su hombro.
—Pues Dolores ha de saber todo ya,—levanté una ceja—y creo que tu madre merece saber, pero hay que esperar a que se cure aún.
—Papá, pero, ¿y si mi mamá me deja de querer?
—¿Dejarte de querer?—me reí—Mija, ahora que las vi, le debo 51,000 pesos a tu madre. Hicimos una apuesta cuando conociste a Salma, pero yo soy un tarado y no lo vi; pero parece que ella siempre lo supo. Por eso es que me rio tanto.—ambas se quedaron mudas, y entendí qué tal vez Isa y yo tendríamos que hablar un poco—¿Sabes qué, Isa? Creo que tenemos que hablar.
—Eh...Suegr-digo-señor, a lo mejor yo debería irme...—abrió la puerta tras de mí y volteó a ver a Isa—¿Te vienes más tarde?
Isa asintió con la cabeza, y después de asentir en despedida a mí, cerró con cuidado la puerta.
—Okay, mija, quiero toda la verdad.—ella asintió cabizbaja, y yo comencé a hacer un montón de preguntas—¿Tienen nada más sus queveres o son novias novias? ¿Hace cuánto estamos así? Y más importante, ¿por qué no puedes verme a la cara?
Isabela suspiró.
—Han pasado casi cuatro años ya. Es... Es mi novia. Se lo pedí al año de conocerla, y pues, estamos aquí. Supongo que ya te explicas por qué era que se la pasaba en la casa todo el día, y no puedo verte a la cara porque...—la escuché sorber la nariz y me percaté de que estaba aguantando las lágrimas—Papá... ¿estás decepcionado?
—Pues, la verdad la verdad, es que sí.
Isa levantó la cabeza con rapidez y no pudo contener las lágrimas más.
—Estoy muy decepcionado de que no me hayas contado esto antes.—acaricié su mejilla y le limpié las lágrimas—Mija, a mí me vale tres panales de abejas con quién estés, y estoy seguro al mil que a tu madre, tu hermana y tus primos también. No sé qué pensarán tus tíos y la abuela, y no es necesario que se los digas todavía si no estás lista, pero mija...—le di un beso en la frente—Tu madre y yo vamos a cuidarte y protegerte durante todo lo que nos quede de vida.
Isabela soltó un suspiro de alivio y me abrazó fuerte.
—Papá... Gracias.
Acomodé la flor que llevaba en su cabello y sonreí a mi niña.
—Ve y revisa si tu chica sigue aquí, que también quiero hablar con ella.
Mi hija salió corriendo a buscarla, y mientras yo me preguntaba de dónde cuernos iba a sacar cincuenta y un mil pesos, escuché la puerta abriéndose y vi a mi niña trayendo a su novia de la mano. En el momento en que vi su expresión de terror, decidí hacerle una pequeña bromita como bienvenida a la familia.
—Mi niña, por favor, apártate un momento.—mi expresión amable cambió a una soberbia y amenazante, y tuve que aguantarme la risa al ver cómo Salma estaba por hacerse pis de terror mientras caminaba a su alrededor—Salma Valencia, ¿tú quieres a mi hija?
Apretó los labios y tragó saliva, como si no supiera qué responder. Parecía que quería llorar, así que estaba a punto de dejar mi papel de monstruo cuando la vi mirar a Isa y de pronto, todos sus miedos se desvanecieron para ser reemplazados por la misma sonrisa con la que yo veía a Julieta cada mañana, tarde y noche.
—Yo amo a su hija.
—Pues en ese caso...—me acerqué aún más, con cara de que iba a matarla, hasta tal punto en que Isabela se acercó y se paró tras de ella; con lo que no contaban era que si la mataba, sería por la falta de aire del gran abrazo que les di a las dos—Qué gusto.
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Siempre
Fanfiction(Si te gusta Encanto, lee esto). Todo se arregló, pero tan sólo por el amor de familia. Fue un segundo milagro concedido a los Madrigal. Sí, Casita volvió. Sí, los dones regresaron. ¿Pero saben quién no regresó? Mirabel. Pablo es nuevo en el pueblo...