Siempre.

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(Pablo)

Con esos ojos mirándome, con esa razón convenciéndome, con esa voz diciéndome que me quedara... ¿Cómo iba a decirle que no?

Además, ella tenía razón. Me dolía en el alma, en la cabeza, en el orgullo aceptarlo, pero era la verdad: Mirabel tenía razón. No porque nos amáramos tendríamos que ser novios, casarnos y tener cinco hijos... Podía quedarse en nuestro secreto; en nuestras miradas, en su jardín trasero, en nuestros paseos nocturnos y en la espera.
Podía verla, podía tocarla, podía amarla, y lo hacía.
Y no sabía si ese amor algún día pararía.

(Salma)

Cuando noté que no estaban ni Pablo ni Mirabel, supe que algo sucedía. Sin embargo, lo único que en el momento había tenido en mente era que por fin tenía de prometida al amor de mi vida.

Una vez acabada la cena, cada quien se fue a su habitación, y mientras mi princesa se bañaba, me quedé recostada en el barandal del balcón interior, pensativa, tratando de descifrar cuál podría ser el próximo desafío al que mis amigos y yo nos enfrentaríamos.
Estaba a punto de bajar a buscarlos por la casa cuando los vi entrar juntos; Pablo traía en sus manos una caja con una pequeña nota encima, y Mirabel una vieja guitarra.
Me saludaron con la mano apenas me dirigieron la mirada, y les hice una seña con la cabeza para que subieran a la habitación de mi prometida. Sabía que durante la mayoría del resto de la noche, Isa y yo íbamos a estar algo... Ocupadas, y quería ver a mis amigos antes de irme a "dormir".

(Pablo)

—Yo les prometí un regalo.—sonreí a las novias, entregándoles la liviana caja que había permanecido un largo rato abandonada en su puerta. Isabela se impresionó al ver lo ligera que era, y yo no pude evitar reír—No tengo dinero para darles mucho, pero es algo muy significativo.—les expliqué mientras desdoblaban las hojas y trataban de descifrar qué decía en ellas—Es una canción que escribí para la persona que más quiero en el mundo...—recogí mi guitarra y besé a Mirabel en el acto. Fue como un impulso, un reflejo; hasta ella se quedó estupefacta—Tú.

—¡Lo sabía!—celebró Salma—Era demasiado obvio que se amaban... Es decir, ya era hora de que lo aceptaran.

—Guau,—se sorprendió Isabela, juguetona—No creí que alguien podría enamorarse de mi hermana...

—Idiota...—rió Mirabel, sin hacer mucho caso a lo que eso significaba. Sólo clavó su vista en mí, y mis dedos se empezaron a mover como si yo fuera parte de la guitarra.

"Dos oruguitas enamoradas
Pasan sus noches y madrugadas
Llenas de hambre
Siguen andando y navegando un mundo
Que cambia y sigue cambiando
Navegando un mundo
Que cambia y sigue cambiando
Dos oruguitas paran el viento
Mientras se abrazan con sentimiento
Siguen creciendo, no saben cuándo
Buscar algún rincón
El tiempo sigue cambiando
Inseparables son
El tiempo sigue cambiando
Ay, oruguitas, no se aguanten más
Hay que crecer aparte y volver
Hacia adelante seguirás
Vienen milagros, vienen crisálidas
Hay que partir y construir su propio futuro
Ay, oruguitas, no se aguanten más
Hay que crecer aparte y volver
Hacia adelante seguirás
Vienen milagros, vienen crisálidas
Hay que partir y construir su propio futuro
Dos oruguitas desorientadas
En dos capullos bien abrigadas
Con sueños nuevos
Ya solo falta hacer lo necesario
En el mundo que sigue cambiando
Tumbando sus paredes
Ahí viene nuestro milagro
Nuestro milagro
Nuestro milagro
Nuestro milagro
Ay, mariposas, no se aguanten más
Hay que crecer aparte y volver
Hacia adelante seguirás
Ya son milagros, rompiendo crisálidas
Hay que volar, hay que encontrar
Su propio futuro
Ay mariposas, no se aguanten más
Hay que crecer aparte y volver
Hacia adelante seguirás
Ya son milagros, rompiendo crisálidas
Hay que volar, hay que encontrar
Su propio futuro
Ay mariposas, no se aguanten más
Hay que crecer aparte y volver
Hacia adelante seguirás
Ya son milagros, rompiendo crisálidas
Hay que volar, hay que encontrar
Su propio futuro"

Cuando terminé, Mirabel corrió a besarme, y las novias aplaudieron.

—Ay, chicos, ¡basta de besos!—bromeó Salma—Las prometidas y personajes principales esta noche somos Isa y yo.

—Espera... Si esta canción la has escrito para ella, ¿por qué nos la regalas a nosotras?—preguntó Isabela.

—Pues...—miré a mi vida, mostrando todo el amor que había guardado por meses en una sola mirada—Porque espero que ustedes se amen con la misma intensidad que yo la amo a ella.

(Mirabel)

Finalmente Pablo aceptó que se le cerraban los ojos del sueño que se cargaba, pero antes de que abriera la puerta para irse a dormir a mi cuarto como lo había convencido, anuncié que quería decir unos palabras.

—Esperen, no.—dudé—No voy a decirlo, porque una no podrá escucharme. Voy a escribirlo.

Salma sacó su ya conocido bolígrafo y cuaderno, al que sólo le quedaba una hoja después de todo lo que habíamos pasado. Tenía que ser breve, pero con una buena letra, una hoja me bastaba:

Amo a mi familia, amo a mis amigos, y la primera vez que vi a Pablo, no me imaginé que terminaría amándolo a él también. Pero hemos pasado por un montón de cosas ya, y necesito que todos tengan algo claro: por muy lejos que esté, por mucho que no me vean, incluso si se les sale la vida de las manos y cruzan al más allá para nunca verme de nuevo, voy a estar con ustedes. Mi familia, mis amigos, y la persona a quien más quiero. Voy a estar con todos los que me quieran a su lado... Siempre.

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