La decisión era estricta cuando se trataba de esos dos queriendo hacerme par.
Arrogante, cínico y quizá el nuevo asesino en serie, uno de mis mayores delitos porque no quería, ni podía dejarle ir tan pronto aún sabiendo que besarlo era un acto ilíci...
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𝐺𝐼𝑅𝐿 𝑀𝐸𝐸𝑇 𝑇𝐻𝐸𝐸𝑉𝐼𝐿 : 𝟤𝟣𝟩𝟨 𝗉𝖺𝗅𝖺𝖻𝗋𝖺𝗌
Este amargo sentimiento seguía consumiéndome, desde hace un par de días me he sentido ahogada, como si estuviera en un mar abierto. La vista del auto avanzando era hermosa, hubiera querido que este viaje durara más y así seguir vagando entre las luces que coloreaban Itaewon.
Había llegado a mi destino cuando escuché con claridad la voz del taxista.
—Hemos llegado, señorita.
Apenas sonreí. —Gracias. —le miré y después de inmediato busqué en mi cartera el dinero que debía pagar— Aquí tiene.
Él se sorprendió, pero de mala gana. Sabía Sabía no tenía cambio que entregarme cuando por más que buscaba monedas y billetes no había nada, nos habíamos parado en medio de la avenida así que cada vez más eran los coches que juntos hacían protesta con los pitidos.
—Quédese con el cambio. —le tomé del brazo al verlo con los nervios en la garganta.
—No, no, no. De ninguna manera, iré a estacionar el auto y...
Interrumpí. —Lo digo en serio. —reí al verle tan preocupado— Escuché cuando hablaba por teléfono que su hija pronto cumpliría años... —saqué dos billetes más y seguido los pose en sus manos— Hágale pasar un grandioso día.
Sus ojos se llenaron de brillo, ahogados en lágrimas que contenía pude entender que yo no era la única que vivía atormentada por luchas y sentimientos, solo le mostré en mis labios rojos una cálida sonrisa antes de salir del taxi.
Suspiré mirando alrededor, las luces y la gente disfrutando de su noche era así como me quería sentir yo también. Aún sin entusiasmo me acerqué al gran bar en el que el cumpleaños del hijo mayor de un empresario que conocí hace poco se celebraba. ¿Qué tan ricos eran que incluso pudieron rentar por esa noche todo el local? Era increíble.
Se dice que el joven es realmente apuesto, no es el típico chico de cara delgada y tes pálida, al contrario de ello, su rostro sí es delgado pero ligeramente redondo y su piel era de oro, el bronceado natural le daba el toque perfecto para ser lo que cualquier chica quisiera.
Pero eso se arruinó cuando escuché de la boca de una de las chicas que esperaba su turno de entrada que esperaba ser ella la siguiente en acostarse con él.
Era de esperarse de un jóven hombre con privilegios, y aunque fue una decepción escuchar eso de alguien que parecía muy atractivo, sabía que era pan comido conseguir mi objetivo en colarme a esta fiesta: tomar un par de billetes de su billetera e intentar pasarla bien ahí dentro.
Pasé entre todos como la reina del lugar, mi porte al caminar le daba ese toque único a los amargos corazones de las chicas con sus novios a su lado quienes me miraban con fervor, el entallado vestido negro de cuello largo era la sensación del pasillo, decidí usar unos tacones negros y abandonar mi marca de presentación que eran los rojos que reflejaban el brillo de las luces.
