␥ : 𝐔𝐒🀄

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𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐍𝐔𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍 : 🫖
𝟣𝟤𝟢𝟥 𝗉𝖺𝗅𝖺𝖻𝗋𝖺𝗌

Cuando pensé que sería yo quien tendría el dominio total de la situación, Gwi-Nam me dió un empujón luego de haberme sentado.

Caí en el sofá dándome un ligero golpe en la cabeza, él se acercó, con el furor en sus ardientes labios y su mano derecha abarcando mi cuello apretandolo mientras me susurraba al oído:

—¿Sabes que estás cometiendo un error?

Negué con la cabeza, mirándole con la vergüenza en mi interior al haberme rendido tan rápido y deseando una y mil veces que me hiciera suya de una vez por todas.

—Tú estás cometiendo un error al estar conmigo. —aún mirándole a los ojos le advertí.

Uno de sus dedos bloqueó cualquier honda sonora que saliera de mi boca, y a su vez, bajaba la falda del uniforme pronto dejándome la mitad del cuerpo desnudo.

Mientras nos besábamos él se deshizo de su pantalón y bóxer, dejando al descubierto su pene que empezaba a ponerse erecto a causa de su mano que la masturbaba.

—Ayúdame quitándome la camisa, ¿quieres? —detuvo el beso.

Eso hice, pasé mis frías manos por debajo de la tela que cubría su cintura provocandole un cosquilleo sacandole una notoria sonrisa. Luego con mis dos manos la jale hacia arriba para finalmente hacer que él quedara desnudo. Por mera equidad hice lo mismo con mi playera, quedando solo en sostén.

Minutos después de haberse masturbado contemplando mi cuerpo casi desnudo, fingía que por fin metería su trozo en mí, acariciando mi vagina con la punta de su pene.

—Porfavor, solo cógeme.

Me aborrecía saber que por primera vez, le rogaba algo enserio a un hombre.

—Si tanto insistes...—se aproximó hacia mí— Entonces haré que implores por más.

Me tomó de la cintura y en un segundo ya estaba encima suyo. Por fin estábamos disfrutando del momento, nuestros cuerpos fundiéndose para formar uno solo.

Él sabía muy bien cómo enseñorearse con el ambiente, el manejo excesivo e inteligente de su dominio me hacía sentir idiota, pero claro, estaba follando con la segunda mano de su padre, un mafioso anónimo.

El agudo sonido de mis gemidos, los jadeos que escapaban de sus labios cubitos por mi saliva cada vez que con agresividad en su espalda aparecía un tatuaje rojo por donde mis uñas pasaban y ambos cuerpos chocando constantemente era la magnificencia del libido.

Cuando decidió que lo apropiado era cambiar de posición, yo ya estaba contra el sofá con el culo levantado esperando ser penetrada o cualquier cosa que él quisiera hacer con mi cuerpo pidiendo más. Escuché que abría un preservativo y un segundo después de colocarselo, su pene entró en el lugar equivocado.

Solté un jadeo y encorbe mi espalda tal como un gato al despertar, tardé en darme cuenta que no se había equivocado de lugar cuando su pene completo entraba y salía lentamente.

Su intención con esto era acostumbrarme a una nueva sensación que fue todo lo contrario de lo esperado, creí que si un día lo intentara sería decepcionante, pero la verdad
estaba en mis manos apretando la piel del sofá y el apacible efecto de su pene húmedo por el lubricante del condon en lo profundo de mi culo.

—Dí que eres mía.

Exigió arrogante aumentando la velocidad, de forma violenta buscando la forma con más caridad de humillarme.

—No, no lo soy.

Traté de no introducir gemidos, juro que intenté reprimir la salida de estos entre las palabras, pero fallé tanto que por más que quisiera hablarle con autoridad, me escuché como una sumisa idiota.

No tardó en regodearse, una risilla burlona salió de su estúpida y exquisita boca.

Hizo tres últimas penetraciones en mi culo, tan fuertes con la velocidad media haciéndome gemir su nombre tres veces consecutivas y por primera vez, un par de lágrimas salieron de mi ojos empapando mis mejillas.

—Anda, dilo. —sacó su miembro.

—Te dije que no, imbécil. —temblorosa y de nuevo encorbando el cuerpo después de sentir el cosquilleo de su pene de tamaño considerable y grosor inhumano salir de mi húmedo y dilatado ano.

De nuevo su miembro volvía a estar desnudo, sin esa capa de plástico, estaba de vuelta en mi vagina. Gwi-Nam se acercó a mí pegando su abdomen a mis nalgas profundizando la entrada y con placer llenando todo mi interior, seguido de eso sus delgados dedos limpiaron las lágrimas que se mezclaban con el negro color de mi máscara de pestañas.

—Haré lo imposible hasta que aceptes que eres solo mía. —él introdujo dos dedos en mi culo, fue ahí que una última lágrima mojó la mano que acariciaba mi mejilla.

De alguna forma él entendía que nosotras las mujeres éramos la creación del placer por sí solo, teniendo como regalo de la existencia misma el punto G, difícil de encontrar pero fácil si sabes cómo hallarlo. Pan comido para él.

Un lugar que yo no conocía, un inefable sentir dentro de mí en donde pronto un dolor en mi vientre cargado del último aliento del sufrimiento convertido por un hombre en complacencia.

—Yoon Gwi-Nam. —repetí su nombre después de incontables veces de haberlo hecho antes.

Como si del destino fuera o incluso mera coincidencia, los dos alcanzamos la plenitud del deleite sabor de un ardiente deseo. Él encima mío y yo mirándole, los dos tratando de mantener la cordura después de lo acontecido, fingiendo la respiración para evitar que el otro se diera cuenta que nos había atrapado en su red.

—Te veniste en mí, idiota. —ya era tarde para reflexionar.

Le dije mientras estábamos recostados en la alfombra beige con el clima frío resguardaba a causa del suelo.

—Podemos comprar unas pastillas del día siguiente. —me miró rodeando mi cuello con su brazo para abrazarme— ¿Quieres una ducha?

Le miré de arriba a abajo.
—El lenguaje corporal nunca miente.

—¿Qué? —inquirió con sus cejas a punto de tocarse.

—Leí que cuando un hombre te abraza como tú lo haces ahora mismo, significa que es un agresor en potencia. —le hice notar haciéndole sentirse inconforme al chasquear la lengua— Aunque eso era de esperarse con tu tan buena reputación. —me burle acostándome de lado.

Él hizo lo mismo instantes después de mí, acarició mis glúteos y a su gusto me movió para darle una vista más completa de mi intimidad a se par de los mismos que aún acariciaba.

—¿Quieres ver que de verdad me comporte agresivo? —tres de sus dedos volvían a tomar lugar en mi intimidad: dos en mi vagina y el tercero en mi culo.

Al no escuchar mi respuesta comenzó a penetrar el trío dentro mío, lo que recibió a cambio fueron un par de jadeos disfrazados de un "sí".

El tiempo que lo hizo fue insignificante, pronto estaba encima mío, yo aún recostada con las piernas un poco separadas para permitirle la segunda ronda y mi primera vez follando en el suelo de un lujoso departamento.

No podíamos irnos a la cama sin concluir con una tercera y última ronda en medio de la ducha. Cuando concluimos y cenamos juntos  mirando la que en un inicio hubiera sido solo una película en Netflix, dormimos abrazados luego de unos besos encaramelados llenos del dulce sabor de un primer amor.

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𝑪𝑨𝑵'𝑻 𝑳𝑬𝑨𝑽𝑬 𝑼 - GWINAM & SU-HYEOK   ༄ 「 TERMINADA 」 AUOADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora