La decisión era estricta cuando se trataba de esos dos queriendo hacerme par.
Arrogante, cínico y quizá el nuevo asesino en serie, uno de mis mayores delitos porque no quería, ni podía dejarle ir tan pronto aún sabiendo que besarlo era un acto ilíci...
Llegué con Gyeong-su a una habitación tradicional coreana, dormiríamos en un colchón muy delgado, pero matrimonial.
El pequeño ya estaba dormido, entonces con la mochila que tenía Gyeong-su, lo pusimos a dormir ahí.
—Joder, maldito día de mierda.
Dijo Gyeong-su quitándose sus tenis.
—Lo es.
Le contesté.
Colgué unas sudaderas en un espacio y Gyeong-su llegó por detrás, me tomó de la cintura y acerco su cuerpo con el mío.
—Me interrumpes, estoy acomodando esto.
Le dije, se rió y comencé a sentir su respiración en mi cuello.
—Gyeong-su...
Le dije y me pegó más a su cuerpo para proseguir.
—Si lo hacemos aquí, nos oirán.
Rodeó mi cintura con su brazo y después, me tomó de mis caderas acercándome a él y con su otra mano, jalar mi cabello para hacer mi cabella hacia atrás.
Dejé caer al suelo la última sudadera que tenía y puse mis manos recargadas en la pared.
—Si no fuera por ellos, te tomaría así y te olvidarías de todos tus pretendientes.
Dijo mientras mordía levemente mi cuello.
—Ah... Gyeong-su.
Después de eso, me soltó y levantó la sudadera para darmela e irse a sentar en la cama delgada y fría, esa chingadera estaba bien dura, creo que no podríamos dormir bien.
Él estaba sentado y yo me senté enfrente de mí.
—¿Desde cuándo sentiste cosas por mí?
Le pregunté.
—Tal vez hace un año, no lo sé.
Me contestó.
Nos quedamos viendo sin decir alguna palabra.
Después ví cómo alguien pasaba y se detuvo viéndonos, era Su-Hyeok.
Quería mi pequeña y dulce venganza, recuerdo que Gwi-Nam dijo que la mejor satisfacción de algo, era la venganza, así que quise probarlo.
Besé a Gyeong-su después de mirar a Su-Hyeok y sonreírle al chico que tenía enfrente de mí.
La metida de Nam-Ra habló y por más bajo que lo hizo, la escuchamos y sobretodo Gyeong-su, que podía escuchar hasta cómo latía tu corazón.
Me levanté para cerrar la puerta y apagar la luz, no sé si se quedó ahí o se fue, no quise saber más.
Creo que Gwi-Nam me mintió, yo quería a Su-Hyeok y vengarme no era algo muy satisfactorio.
Yo solía dormir en ropa interior, entonces me saqué la camiseta y Gyeong-su me miró de arriba a abajo con el deseo de probarme.
Yo tenía ganas y lo que cayera era bueno y vaya que él lo era, aunque no me gustaba físicamente, era alguien guapo y podría pasar noches de locuras con él.
—¿Todo eso es de Su-Hyeok? Qué afortunado es.
Gyeong-su había cambiado, seguía teniendo esa esencia de él, pero incluso se comportaba de otra forma, ¿El contagiarte te afecta a las emociones?
—Tú amas a Na-yeon.
Le dije.
—Pero ella a mí no y esto no me dolerá toda la vida.
Contestó.
—Esta manta es muy pequeña, no creo que nos tape a los dos.
Dijo Gyeong-su mostrándome la manta que tenía la cama.
—Bueno, entonces entremos en calor.
Le dije y me acerqué a él y él me sonrió.
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SEEEEEEXOOOOO.
ESQUE HOY ANDO HORMONAL Y QUIERO DESCRIBIR LAS COGIDOTAS QUE ME IMAGINO CUANDO ESTOY HORMONAL.
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