La decisión era estricta cuando se trataba de esos dos queriendo hacerme par.
Arrogante, cínico y quizá el nuevo asesino en serie, uno de mis mayores delitos porque no quería, ni podía dejarle ir tan pronto aún sabiendo que besarlo era un acto ilíci...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ji-hye se abrió camino después de haber sido acorralada por dos libreros, cuando salió de ahí, tuvo que entrar en un lugar oscuro por donde se conectaban las tuberías del instituto. Le faltaba oxígeno, creía que moriría ahí dentro. Estuvo a punto de entrar en pánico y llorar desconsoladamente, sin embargo, se ahorró esa <<innecesaria pena>> y encendió el móvil.
Marcó un par de veces al 119, se quedó sin respuesta. —¡Malditos hijos de puta! ——gritó desesperada.
El gobierno había cortado todo tipo de conexión y comunicación en todo el distrito de Hyosan para evitar malentendidos y la dar por exterminados los rumores que sólo aumentaban el miedo.
Decidió que era prudente salir de ahí, entonces agarrada de las tuberías, comenzó a subir para salir por otra entrada. Se escabullo entre los zombies y llegó con éxito al aula de música, que estaba completamente solo.
—¿Qué es eso? —se preguntó cuando las teclas del piano comenzaron a emitir sonido.
Cogio una silla, estaba preparada para pelear con lo que fuera que estaba debajo del piano. Era un zombie, acorralado sin moverse. Se tranquilizó y decidió agarrar la silla para sentarse. Adormilo un rato, hasta que el sonido de algo la despertó, tenía un dron frente a ella.
Se levantó de inmediato y sonrió. Alguien estaba viéndola. —Hola, chicos. —sonrió.
...
El dolor que sintió era insoportable, había sobrepasado el sentido común de lo que era el dolor. Antes de poder abrir los ojos, consiguió sentir cómo todos sus huesos y órganos se sincronizaban en un atormentador dolor contraído. El virus se esforzó por mantener el dominio total del cuerpo de Gwi-Nam, pero él había sido inteligente, fuerte y perseverante.
Recordó el enigma de la clase del profesor Lee, la voluntad de sobrevivir del parásito era mayor a la del caracol.
Yoon era astuto, pero amaba más golpear traseros que explotar su conocimiento y habilidades en todas sus clases. Así que, reconociendo su defecto Gwi-Nam se nombró a sí mismo como un parásito, y aunque el virus en realidad lo era, si quería vivir necesitaba convertirse en él.
Entonces, abrió los ojos.
Se quejó, no estaba moviéndose a su voluntad. Cuando estuvo sentado, trató de entender por qué se sentía más cerca de todas las cosas. Podía oler la madera compactada de las mesas, las páginas de los libros, y también, el asqueroso olor a muerto se había agudizado.
——Mierda, ¿estoy muerto? —se preguntó a sí mismo entre un suspiro adolorido, a la vez que tocaba la mordedura fresca que tenía en su abdomen.
Claro que lo estaba. Estaba muerto.
Los zombies por supuesto que le escucharon hablar, no tardó en acorrucarse en sí mismo por el miedo incontrolable que la cercanía de ellos le provocó. Ellos no estaban interesados en volver a deborarlo como hace horas, su aroma les aburrió tanto que sólo podían reaccionar a sus llamados con la voz humana que aún tenía.
