La decisión era estricta cuando se trataba de esos dos queriendo hacerme par.
Arrogante, cínico y quizá el nuevo asesino en serie, uno de mis mayores delitos porque no quería, ni podía dejarle ir tan pronto aún sabiendo que besarlo era un acto ilíci...
Ji-hye entró haciendo mucho ruido, aparte de que los zombies podían entrar, el maldito bebé iba a despertarse.
—¿Por qué esperabas a Na-yeon?
Dijo en un tono extraño, como cuando estás celoso o algo así.
—Tranquila, soy todo tuyo, no se convirtió cuando la mordieron, así que supongo que despertará al igual que lo hice cuando tu estúpido amigo me aventó con todos esos bastardos.
Le dije dándole de comer al pequeño crío.
Ji-hye tomó el arma que estaba a un lado mío para después apuntarme.
—Eres muy torpe, si disparas van a venir y se comerán a esta carga, ¿Eso quieres? Bueno, entonces dispara.
Entonces ella bajó el arma y se sentó a un lado mío.
—Oye.
Dijo y la ignoré.
—Idiota.
Me dió un codazo y yo la volteé a ver.
—¿Qué?
Le contesté.
—De casualidad, ¿No te atropellé?
¿Qué le pasa? Ji-hye, eso de ahí no era harina.
—¿De qué carajos hablas? Estoy harto, tómalo.
Le dí al bebé, estaba cansado de estar dándole de comer.
—Tampoco tenías que contestarme así.
—¿Cómo quieres que lo haga? Estás saliendo con otro que no soy yo, ¿Sabes cómo se siente?
Me acerqué a ella y le dije.
—Intentaste matarme.
Me miró a los ojos y contestó.
—¿Creíste que lo haría? ¿No recuerdas que eres una masoquista y te gustan esas cosas?
A ella le gustaba que a veces la tratara así, incluso una vez me lo pidió, era toda una loca experimentada.
—Cierto, lo recordé. ¿Entonces para qué me buscaste?
Me preguntó.
—No sé, olvídalo.
Tomé el arma que yo tenía e iba a salir.
—¡Gwi-Nam! Espera.
Me dijo dejando al bebé encima de la mochila donde lo había encontrado.
—¿Qué?
Me dí la vuelta.
—¿Ibas a matar a Su-Hyeok?
Era obvio que quería hacerlo y estaba en mis planes después de haberse robado a mi chica.
—No digas tonterías, solo vine a buscarte.
—¿¡Entonces por qué llegaste tan agresivo y lo golpeaste!?
Gritó y le tapé la boca con mi mano izquierda y la derecha, la tenía detrás de su nuca.
—Shh, cállate, pueden venir.
Miré sus labios y entonces, pude ver unas mordidas en su cuello y unos cuantos rasguños.
Ella se dió cuenta y se apartó.
—¿Qué es eso?
Le pregunté.
—Nada, un encuentro muy salvaje con alguien, ¿Algún problema?
Dijo bajando el zipper de la sudadera de cuello largo que llevaba.
—Primero me engañas, después a Su-Hyeok, ¿No te cansas o no te somos suficientes?
Le dije algo enojado y ella me sonrió bajando un poco la sudadera que llevaba puesta y dejar ver un hombro y mirarme de forma sexy y contestarme en voz baja.
—No.
—La verdad estoy molesto contigo, no pretendo tener sexo.
Le dije.
—¿Qué es lo que quieres entonces?
Me preguntó apagando la luz del lugar para acercarse a mí.
—Solo quiero que seas mía y ya después veremos si te ganas una cogida.
Contesté y la tomé bruscamente con mano para acercarla a mi cuerpo.
—¿Sabes que lo que haces está mal?
Preguntó mirando mis labios.
—Ya lo sé, pero a ti te gusta.
Entonces me acerqué a ella para besarla y ella me correspondió, con su lengua lamió un poco de la sangre seca que tenía del mordisco que me había metido minutos antes.
—Me perteneces.
Le dije y después la tomé del cuello para llevarla a la pared bruscamente y morder la marca dental que tenía de algún idiota que la tuvo en sus manos.
Ella soltó un leve gemido y me tomó con sus dos manos rodeando mi cuello dejando que yo la mordiera y llevara a mi boca un pedazo de carne.
—¿Quién fue el idiota que pudo comer un poco de ti?
Le pregunté y ella contestó con un susurro.
—Nunca lo sabrás.
Comenzamos a besarnos y el aroma de su sangre comenzó a invadir la habitación, me producía un deseo de comermela y no de la forma sexual.
El olor de su sangre y su piel era delicioso, ahora entiendo el por qué del idiota que no pudo resistirse a los encantos de mi amada y por eso la mordió varias veces.
—Pruebame, sé que te estás resistiendo a probarme, pedazo de animal.
Me dijo y la hice a un lado, pues a ella no quería matarla.
Me dí la vuelta y me limpié la sangre que tenía en mi boca. Ella llegó por atrás y me abrazó.
—Si prometes no hacerle daño a Su-Hyeok y a nadie de mis amigos, podríamos volver.
Me dijo y yo volteé rápidamente.
—¿De verdad?
Le pregunté y ella asintió.
—Vámonos, mañana a la montaña en donde estaremos a salvo.
Asentí y comencé a besarla, entonces una cosa llegó a otra y pude comérmela sexualmente y hacerle una que otra mordida, cosa que a ella le gustaba mucho.
—Deja a ese cabron y conmigo rompele el corazón.
Le dije al terminar juntos y ella estaba encima de mí.
—Eres tú el cabron que dejé y al cual le rompí el corazón, Gwi-Nam.
Dijo para después besarme.
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¿Quieren que redacte la cogida que se dió con Ji-hye? Esque me dió flojera escribirla.
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