Las semanas habían pasado y junto con ellas, mi cariño hacia Harry aumentaba. Ya había olvidado cuándo fue la última vez que había llorado hasta quedarme dormida. Harry había hecho algún especie de clic en mí.
En un par de semanas, había hecho lo que años de terapia intentaron hacer en mi—¿creen que debería? —digo de pronto mientras observo mis pies moverse en el agua de la piscina
—¿El qué? —Alice pregunta con curiosidad y un destello de preocupación
—Enamorarme.
Noto como un silencio de parte de mis amigas se apodera de la situación, levanto la mirada para verlos y solo puedo percatarme de cómo se miran una a la otra.
—¿Sabes qué es lo que creo, Mad? —Max pregunta mientras toma mi mano—creo que deberías hacer lo que te haga feliz. Si él te hace feliz, él debería ser tu lugar seguro.
—¿Y qué va a pasar si me rompe el corazón? —necesitaba mostrarme fuerte ante ellas, aunque sé que por mi voz temblorosa ya han notado que quiero llorar como una pequeña niña
—Bueno... En primera, asesinarlo —sonrío cuando escucho a Alice—y en segunda superarlo. Pero Maddie, no todos los chicos son como Will, estoy segura de que Harry te quiere, lo sé porque lo veo en sus ojos, la forma en que te mira.
Mi vista se desvía hacia Harry, se encontraba caminando por el pasto mientras observaba el jardín de mamá. El sol que pegaba sobre su piel era como observar una pintura hecha por el mejor artista, su piel recubierta de tatuajes y sus manos tocando las rosas me hace sonreír como una tonta, Dios, en qué momento me había vuelto loca por él.
—Tengo algo para ti —dice mientras se dirige a mí con una gran sonrisa—encontré esto, me recordó a ti.
Harry me entrega una rosa del color distinto a todas—¿de dónde la sacaste? —pregunto
—Estaba en el jardín, es diferente y más linda a todas las demás, por eso me acordé de ti.
No puedo evitar que mi corazón y mi estómago se tambaleen cuando lo escucho. Es entonces cuando lo entiendo, estaba perdidamente enamorada de él.
—¡Vamos! hay que nadar —dice antes de lanzarse a la piscina
—No, no es buen momento —sonrío algo nerviosa
—¿De qué hablas? el día es perfecto, por favor —una ternura se apodera de mi cuando Harry hace un lindo puchero.
—Es que... No sé hacerlo —hablo lo más bajo posible para que no me escuche, pero fracaso en el intento—¿qué es tan divertido? —pregunto molesta cuando lo veo reír
—Ven aquí, yo te enseñaré —Harry estira su mano hacia mí, con algo de nervios y miedo la tomo—Tranquila, yo te cuidaré —dice cuando nota como aprieto fuerte su mano.
—Por favor no me sueltes —digo aferrándome a sus hombros. Mi corazón se acelera cuando siento sus manos sostener mi cintura y su cuerpo cálido acercarse al mío.
—Eso nunca —responde haciéndome sentir segura.
—¿confías en mí? —pregunta con algo de picardía
—Eso creo —respondo con la voz temblorosa. Solo puedo sentir como el agua sube cada vez más hasta cubrirme completamente.
Harry me sostiene con fuerza y juro que a pesar de tenerle pánico al agua, él me hacía sentir a salvo por completo. De un momento a otro ya tengo sus delgados y rosados labios tocando los míos, la fuerza del agua hace que sea lento pero no lo hacía dejar de ser tierno, entonces pienso. Quizá Max tenía razón, quizá él es mi lugar seguro, quizá él sea mi cura.