Los nervios me estaban consumiendo viva, sentía el frío por mi espalda, y eso que estábamos a menos se por mi espalda, y eso que estábamos a menos diez grados en Tokio, esto realmente me estaba matando.
—¿Estás seguro de que quieres que haga esto? —le pregunto por décima vez a Peter, quien permanece sentado a mi lado.
—Está bien, creo que es algo que tienes que hacer, algo que te puede ayudar a sanar. —sonríe.
—Peter...
—¿Sí?
—Cuando dijiste que entenderías si yo quería hacer cambios... ¿Qué es lo que quisiste decir? —pregunto con curiosidad.
—Yo... sé que en tu corazón siempre vivió y vivirá él. Y no puedo evitarlo e interponerme entre ustedes, su amor fue incondicional. Pero quiero que sepas que los últimos seis años a tu lado, fueron los mejores de mi vida.
—También han sido unos años increíbles. —sonrío antes de plantar un beso en su cálida mejilla.
—Pasajeros con destino a Chicago, favor de avanzar hacia la puerta número sesenta y dos.
—Es hora —Peter se levanta a mi paso—Maddie recuerda que te quiero, a pesar de todo, ¿de acuerdo?
—Lo sé. Te llamo en cuanto llegue. —digo después de abrazarlo fuerte.
El corazón me late a mil por hora, creo que voy a desmayarme. Camino hasta mi asiento en primera clase para viajar más de diez horas.
La verdad es que no tenía idea de qué era lo que tenía que hacer, sabía que podía llegar con mi padres, con quienes mantuve poco contacto desde esa noche.
Después del sexenio de papá, la población decidió reelegirlo, al parecer, su labor como gobernador escaló los límites, por lo que veía en las noticias, el crimen disminuyó más del sesenta por ciento y la bolsa de empleo aumentó, mi padre se había convertido en uno de los posibles candidatos a la presidencia de Estados Unidos.
Llamaban un par de veces, mamá se volvió loca cuando se enteró que mi Henrry venía en camino, desde entonces me suplicaba conocerlo, pero por cosas de la vida no ha sucedido.
La relación entre ellos y yo no volvió a ser la misma después de lo que pasó.
Los primeros meses después de la última noche que estuve con él, lo llamaba todas las noches, esperando que respondiera el teléfono, o si quiere respondiera un texto diciéndome que estaba bien.
Según las notas, había escapado esa noche y ya nunca nadie más lo volvió a ver y eso es algo que me consume todos los días.
Conforme pasó el tiempo, decidí aceptar la pero en realidad ocia, la terminé, fue difícil, pero en realidad ocupaba tanto de mi tiempo, que apenas y tenía oportunidad de dormir.
Pasaron los años, y Peter siempre estuvo ahí, durante mis ataques de pánico, mis pesadillas y mis recaídas, siempre estuvo ahí y ahora entiendo por qué, de alguna manera, podía sentir que fue Harry quien estuvo ahí todo el tiempo a través de él.
Me impresionaba el hecho de que había planeado tantas estrategias para alejarme, aunque hasta la fecha, prefería mil veces ser una prófuga junto a él, que tener una vida donde no lo dejo de pensar.
Chicago, Illinois. Estados Unidos.
Ni siquiera sabía por dónde empezar, ni a dónde ir, tenía miedo de lo que pudiera pasar, tenía miedo de volverlo a ver y darme cuenta de que me olvidó o me dejó de amar, solo quiera que esto fuera una maldita pesadilla. Aunque en el fondo moría por volver a verlo, por volver a abrazarlo.
Tecleo un par de cosas en mi teléfono hasta llegar a ella, agradecía a Dios que aún siguiera con vida, definitivamente es el único lugar donde tendría respuestas, anoto un par de datos y tomo el primer taxi.
—¿Podría llevarme a esta dirección? —pregunto mientras le entrego el papel al hombre.
Trato de ignorar su mirada hacia mí, al parecer nunca nadie le había pedido ir a esos rumbos.
El pasaje se había convertido en un viaje en carretera, supongo que sería largo así que decido abrir mi bolso de mano para sacar mis audífonos, estaba tan nerviosa que mis cosas caen al suelo.
Mi corazón late fuerte cuando veo el sobre amarillo, la verdad era, que no quería leerla, tenía miedo de lo que pudiese estar escrito, pero aun así, lo hago.
Abro con cuidado el sobre, el cual mantenía una vieja hoja de papel dentro. Me sorprendía el hecho de su olor, olía a él y eso me hizo estremecer.
Cuando veo la delicadez de la caligrafía y el modo en que trato que su letra estuviese derecha, me hizo pensar en su perfección, en cómo a pesar de la situación por la que pasaba, se aseguró de hacerlo bien.
"Querida Maddie, si estás leyendo esto, es porque Peter siguió mis instrucciones, quizá estés leyendo esto y ya ni siquiera me recuerdes, solo espero que sí.
Sé que las cosas no resultaron como quisimos, sé que te prometí muchas cosas que lamentablemente no podré cumplir. Sé que debes estar confundida, quizá sintiendo mi abandono, pero no fue así, hice todo esto porque te amo, y porque quiero lo mejor para tu vida, incluso si no estoy en ella.
Durante este tiempo que tuve el privilegio de que estuvieras a mi lado, supe realmente lo que era el amor, supe realmente lo que era estar loco por alguien. Supe lo que es tener algo valioso en mi vida.
Siento tanto que las cosas terminaran así, yo quería pasar mi vida contigo.
Pero hay algo que reconforta y me alivia y es que tu estés bien, fuiste un rayo de luz en mi vida, fuiste una especie de milagro que me hizo enamorarme de la vida, lo siento tanto Maddie.
Te escribo esto, aunque en realidad no me alcanzarían las palabras para decirte todo lo que siento por ti, pero quiero que sepas que te amé con toda el alma.
Deseo que cuando estés leyendo esto, aún recuerdes quien fui, aún recuerdes las cosas buenas, lo lindo que lo pasamos, pero si espero que olvides el horrible bailarín que era.
Te ama, Harry."