Los días se habían hecho obscuros, cuando menos imaginaba volví a recaer. Era algo sorprendente como las palabras podían herirte, jamás creí que volvería a pasar por algo así, por un desamor.
Las noches eran largas, el insomnio volvió con más fuerza que ya ni siquiera una píldora me hacía dormir más de cuatro horas seguidas. Mis padres lo habían notado, mis amigas lo habían notado, pero la razón era lo de menos, en el fondo yo sabía que algo saldría mal. Era demasiado bueno para ser verdad.
A veces no comprendía el hecho de porqué siempre salgo herida, porque hay una clase de rencor de la vida hacia mí que las cosas que más quiero duran muy poco tiempo.
A pesar del pasar de los días, no había uno en el que no llamara o en el que no enviara un texto. He llegado a fingir estar dormida cuando escucho los golpecitos de las rocas a mi ventana, sabía que era él. Y a pesar de querer verlo, de querer preguntarle por qué me mintió, porqué me había hecho sentir tan especial cuando no lo era, no lo hacía.
Mamá no había dejado de preguntarme porqué he rechazado todas sus visitas, así que la depresión es la única excusa que puedo darle, no puedo decirle que me había roto el corazón, porque sabía que lo odiaría y porque tratarían de ayudarme, pero es que ya no quería más ayuda, ya no quería terapias, ya no quería pastillas, ya no quería que me enviaran lejos para "ayudarme" a superarlo.
Solo quería olvidarle, a pesar de que sabía que sería difícil.
H A R R Y
El sonido de mi bolígrafo golpeando sobre el hierro de mi escritorio, era el único sonido que hacía el ambiente de la habitación menos tenso. Mi mirada solo estaba fija en mi móvil, esperando que este sonara o por lo menos diera una señal de vida, pero no.
Lo tomo con la ilusión de que un mensaje fuera respondido pero ni siquiera los leía. Siempre me había sentido una mala persona, porque lo soy. Pero justo ahora, me siento como una absoluta basura, culpable y solo quería resolver esto.
No contestaba mis llamadas, no respondía mis mensajes, por las noches ni siquiera encendía la luz cuando lanzo rocas a su ventana, me odiaba e incluso estoy pensando que lo merezco.
—¿Se puede? —la voz de mamá Amie me saca de mis pensamientos
—¿Qué haces aquí?, no debes estar aquí —digo, sin embargo no dudo en caminar hasta ella, la necesitaba ahora mismo
—Sutter me contó lo que pasó con Maddie, ¿estás bien? —Amie sujeta mi mano, aunque ni siquiera puedo verle a la cara—durante los años que has estado conmigo, te he enseñado una sola cosa Harry—dice mientras alza mi mentón con su mano—si quieres algo, lucha por ello.
—Sabes que no puedo hacerlo, no soy bueno para ella —fallo en el intento cuando mis ojos comienzan a cristalizarse
—Harry sé que la vida ha sido difícil para ti, que las circunstancias te han hecho hacerte el fuerte, hacerle creer a las personas que no sientes, pero te conozco más que a nada en este mundo y sé que en el fondo tú quieres ser buena persona.
—No tienes idea de cuánto la quiero en mi vida, pero es que soy un desastre. Sé que un día la voy a tener que perder, sé que algo nos va a separar. No quiero hacerle daño —mi voz finalmente se desmorona cuando recuerdo sus ojos mirándome con decepción.
A veces deseo no haber tomado este camino, poder ser alguien con un futuro, desgraciadamente solo tengo dos opciones en este mundo, las cuales pueden acabar conmigo, la muerte o la prisión. Y no quisiera que Maddie descubriera ese lado obscuro de mí.
M A D D I E
Mi teléfono sonaba una y otra vez, pero lo ignoraba. Sabía que Max y Alice no dejarían de insistir pero lo único que me decido a hacer es apagar el móvil y recostarme sobre mi cama, como todos los días.