1. Adoptar

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En una residencial de Oaxaca vivía un joven y feliz matrimonio, el nombre de nuestros protagonistas eran Aristóteles y Cuauhtémoc, mejor conocidos como Aristemo. Luego de concluir sus estudios ambos se cansaron y faltaban pocos meses para su primer aniversario. Ari trabajaba en una disquera y durante ese tiempo ya se había presentado en sus primeros tres conciertos. Temo se quedaba haciendo los deberes del hogar, pero también estaba comenzando a trabajar en un proyecto especial.

Ari y Temo se encontraban en una de las habitaciones de su casa compartiendo pequeños besos mientras se decían palabras bonitas. Temo miraba a Ari con una sonrisa mientras acariciaba su rostro.

-Ari... Ya estoy listo para ser papá- dijo Temo sonriendo.

Ari no se esperaba ese comentario, pero al ver la gran ilusión en los ojos de su esposo una sonrisa se dibujó en su rostro. Él era el más ilusionado en formar su familia junto a Temo.

-¿De verdad ya quieres que tengamos un hijo?- preguntó Ari sonriendo.
-Si Tahi, no falta mucho para nuestro primer aniversario y aunque sé que es pronto siento que ya es momento de que alguien más se integre a la familia.

El rizado se quedó pensando en todo aquello, sonrió aún más y tomó las manos de Temo entre las suyas. El castaño sabía que Ari era el amor de su vida y quería que fuera el padre de sus hijos.

-Solo imagina, seríamos unos buenos padres porque amaríamos mucho a nuestro hijo, le enseñaríamos que amor es amor, lo apapacharíamos y lo llenaríamos de besos...- dijo Temo pero en ese momento vio a Ari-. ¿Fui muy cursi?
-Demasiado cursi, Tahi- dijo Ari soltando una pequeña risa.
-Perdón Ari, sé que es demasiado pronto y tal vez aún no estemos listos para ser papás, pero puedo esperar más tiempo. Vamos a comer.
-No Tahi, espera. No es demasiado pronto.
-Pero...
-Pero cuando el amor es real todo es posible. Te amo tanto que yo también ya estoy listo para ser papá.

La sonrisa de Temo volvió a aparecer, acarició el rostro de Ari mientras sus frentes estaban unidas y en sus ojos se mostraba mucha ilusión.

-¿De verdad ya estás listo?- preguntó Temo sin dejar de sonreír.
-Claro Tahi, ya concluimos nuestros estudios, estamos casados, tenemos nuestra propia casita y tengo un trabajo en el que gano muy bien- dijo Ari-. A nuestro hijo no le faltará nada.
-Tienes razón Tahi, ya es momento de formar nuestra propia familia. Pero, ¿cómo lo haremos? Las posibilidades de tener uno propio son muy bajos.
-Para ello existe la adopción.
-¿Adoptar?

La adopción era un tema que le parecía tierno a Temo ya que había muchos niños necesitados del amor de una familia y muchas parejas que adoptaban eran felices teniendo algún niño. Pero por otra parte tenía miedo ya que en muchos lugares no permitían la adopción a parejas homosexuales.

-Si Tahi, tal vez ese pequeñito o pequeñita no lleve nuestra misma sangre pero lo podemos criar como si fuera nuestro- continuó Ari.
-Tienes razón Ari, porque un padre no es aquel que engendra sino aquel que ama y protege a sus hijos. Pero también tengo miedo.
-¿Por qué, amor?
-Me da miedo que en muchos lugares nos cierren las puertas y no podamos adoptar a un niño.
-La adopción ya es legal para parejas como nosotros y si, habrá lugares en los que no nos acepten. Pero podemos buscar en muchos lugares, alquilar un vientre o lo que sea, pero no dejaremos a un lado nuestro sueño de ser padres.

Los ojos de Temo se cristalizaron al escuchar esas palabras, amaba a Ari porque siempre encontraba varias opciones a cualquier situación.

-Por eso te amo, Ari- dijo Temo sonriendo aún más-. Siempre encuentras una solución a todo.
-A mí solo me importa tu felicidad y nunca me gustaría ver tristes esos ojos cafés que me enamoran- dijo Ari sonriendo.
-¿Y cuándo comenzamos con la búsqueda?
-Podemos iniciar mañana. Conozco una fundación en la que Robert y Julieta conocieron a David. ¿Te late si comenzamos en ese lugar?
-Me parece perfecto, es más, podemos invitar a los Oppas a desayunar para darles la noticia y pedirles que nos acompañen.
-Es una buena idea, ellos estarán felices de escuchar esto.
-Te amo Ari, gracias por apoyarme en esta decisión.
-No agradezcas mi amor, lo hago porque también te amo.

Cerraron ese momento con un tierno beso, estaban felices de comenzar una nueva etapa que era convertirse en padres.

Familia Corcega López Donde viven las historias. Descúbrelo ahora