47. Sensible

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Anya y Nidia se encontraban en la sala haciendo su tarea, el día en casa estaba tranquilo y en ese momento llegó Ari de trabajar.

-Hola ratoncitas- las saludó.
-Hola papi- devolvieron el saludo.
-Amor, ya llegué.
-Papá Temo no está- dijo Anya.
-¿Dónde está?
-Salió a ver lo de el local porque le iban a llegar unas cosas- dijo Nidia.

Temo ya tenía 6 meses y medio, ya estaba por iniciar la última etapa del embarazo. Desde entonces Ari ya se preocupaba más porque Temo ya se cansaba con facilidad y el rizado no quería que hiciera muchos esfuerzos. Se sentía enojado y a la vez preocupado.

-Ya llegué niñas, hola Tahi- dijo Temo acercándose para darle un beso pero Ari lo rechazó-. ¿Qué pasa Ari?
-¿Qué pasa contigo Temo?- dijo Ari algo enojado-. ¿Qué hacías en la calle cuando sabes que estás embarazado?
-Amor, solo fui a recibir unas cosas que me llegaron para el local y ya.
-Y seguramente cargaste cosas ¿no? Temo te he dicho que no cargues cosas pesadas ni hagas muchos esfuerzos porque puede hacerle mal a las bebés.
-A ver Aristóteles, los de paquetería me ayudaron con las cosas porque vieron el estado en el que estoy. Lo que pasa es que tú ya no me quieres porque me estoy poniendo gordo.

Temo comenzó a llorar y se fue a su cuarto. Cuando entró en el último trimestre de embarazo Temo estaba más sensible fuera la situación que fuera y esa ocasión fue una de ellas. La cara de Ari cambió cuando alcanzó a ver que Temo derramaba algunas lágrimas.

-Papá Ari, creo que no debiste hablarle así a papá Temo- dijo Nidia-. Mucho menos ahorita que está en la última etapa del embarazo y recuerda que el tío Robert dijo que se pondría más sensible.
-Perdón hija, no quería que su papá se sintiera mal- dijo Ari arrepentido-. Solo que esto del embarazo de su papá me preocupa y no quisiera que algo le pasara.
-Sabemos que te preocupas, pero papá se ha cuidado bien y las bebés estarán bien- dijo Anya-. Ve con papá, mimalo y dile cuánto lo amas.

Ari sonrió y fue a su habitación, le partió el corazón verlo de espaldas sollozando. Se acostó a su lado, lo abrazó y le dió un beso en la mejilla, Temo comenzaba a tranquilizarse.

-No llores, Tahi- le decía Ari dulcemente-. Me parte el corazón verte así.
-¿Me amas, Ari?- preguntó Temo con la voz quebrada.
-Por supuesto que te amo, te amo con todo mi corazón. Mi amor, no pienses que estás gordo, solo piensa que aquí dentro llevas a nuestras bebitas que esperamos con mucho amor.
-Abrazame Ari.

Temo se volteó para quedar frente a Ari y lo abrazó mejor, el rizado le hacía piojito, le daba pequeños besitos y acariciaba su pancita. Ambos sonrieron cuando sintieron los movimientos de las bebés.

-Nuestras princesitas saben que esperamos su llegada- dijo Temo sonriendo.
-Si amor- dijo Ari besando la pancita de Temo-. Esperen un poco más mis niñas, unos meses más y estarán con nosotros. Oye Tahi, ya que toqué ese tema de la llegada de las bebés, creo que ya tenemos que tener preparado su cuarto.
-Me parece una buena idea, Tahi.
-¿Podemos hacerles compañía?- preguntaron Anya y Nidia entrando al cuarto.
-¡Claro, nuestras niñas grandes!

Anya y Nidia se acostaron junto a sus padres, platicaban cosas sin sentido pero se divertían.

-Oigan niñas, su padre y yo hemos decidido comenzar a preparar el cuarto de sus hermanitas- dijo Temo.
-¡¿Les podemos ayudar?!- dijeron emocionadas.
-Claro, solo compramos las cosas y comenzamos a decorar el cuarto- dijo Ari.

La cuenta regresiva estaba cerca, y con ello contarían los días para la llegada de esas hermosas bebitas.

Familia Corcega López Donde viven las historias. Descúbrelo ahora