37. Hermosa realidad

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La familia Corcega López había pasado una linda tarde, jugaron en el patio y en la noche vieron películas, solo querían disfrutar del regreso de Ari.

Anya y Nidia ya se encontraban en sus camas junto a sus perros, platicaban de cualquier cosa hasta que vieron a Ari parado junto al marco de la puerta, quien sabe cuánto tiempo llevaban ahí.

-Hola papi- lo saludaron.
-Hola ratoncitas- dijo Ari acercándose a ellas para arroparlas-. Creí que ya estaban dormidas.
-Ya estábamos por hacerlo pero nos pusimos a platicar. Te extrañamos mucho.
-Yo también las extrañé mucho, en mis conciertos solo pensaba en ustedes y en su papá.
-¿Papá Temo ya se durmió?
-No, pero ya está acostado porque se sintió cansado, me dijo que no me preocupara porque será normal en el embarazo.
-Serás el mejor papá para nuestro hermanito.
-Gracias mis niñas y ustedes serán las mejores hermanas mayores.

Ari abrazó a sus hijas y volvió a arroparlas para que finalmente durmieran.

Temo ya estaba acostado, una sonrisa se dibujó en su rostro mientras miraba su pequeña pancita y la acariciaba, sabía que su bebé se encontraba ahí. Ari entró a la habitación y al ver esa tierna escena se subió a la cama, recargó su cabeza en el vientre de su esposo para también acariciarlo. Temo sonrió mientras que con una mano acariciaba los rizos de Ari y su otra mano estaba junto a la de él.

-Gracias por este hermoso regalo- dijo Ari sonriendo-. Nuestro bebito.
-No me agradezcas, amor- dijo Temo también sonriendo y dándole un beso en la frente-. ¿Aún no lo puedes creer?
-La verdad no, parece que estoy soñando y no quiero despertar.
-No estás soñando, estás viviendo la hermosa realidad.

Ambos permanecieron un rato en silencio, Temo disfrutaba de las caricias que Ari daba en su vientre. Repentinamente Ari se levantó y miró a su esposo.

-¿Qué ocurre, Tahi?- preguntó Temo.
-¿Alguien más de la familia ya lo sabe?- preguntó Ari.
-Solo Robert porque me hizo los análisis y descubrió eso, pero le pedí que aún no les comentara nada a los demás hasta que se nos ocurriera una increíble idea para darles la noticia.
-Me parece perfecto.

Ari volvió a recargar su cabeza en el vientre de Temo y dejó varios besos pequeños en este. Recordó lo de la carta y ahora era su turno de decir algo hermoso.

-¿Bebé? ¿Me escuchas?- decía al vientre de Temo-. Yo sé que me escuchas y son muchas las cosas que quisiera decirte, pero con el tiempo te las iré diciendo. Solo quiero decirte que ya te amo desde hoy. No dejo de imaginar cómo serán tus ojitos, tu boquita, tu pelo y tu cuerpo pequeñito. Tal vez este tiempo que estés allí dentro se te hará eterno pero cuando menos lo esperes tu papá y yo ya te tendremos en nuestros brazos. Tus hermanitas también ya están emocionadas de conocerte, pero todos seremos pacientes y llegarás a una familia donde el amor nunca te faltará. Te amamos bebito.

Temo acariciaba los rizos de su esposo mientras lo miraba con una sonrisa, inesperadamente las lágrimas salieron de sus ojos y acercó el rostro de Ari al suyo para besarlo.

-Te amo Ari- le dijo sonriendo-. Nuestro bebito será muy afortunado de tener un papá tan maravilloso como tú.
-Tú también serás un maravilloso papá- dijo Ari dándole un beso en la punta de la nariz-. Te amo al igual que a nuestros hijos.
-Oye, se me ocurre que les podemos dar la noticia al resto de la familia después de que tenga el ultrasonido para estar tranquilos sabiendo que nuestro bebé está bien.
-¡¿Cuándo lo podremos ver?!
-Robert me agendó la cita para la siguiente semana.
-¡Vamos a ver a nuestro bebé por primera vez!

Ambos estuvieron platicando un rato más hasta que el cansancio los estaba venciendo, se dieron un beso y Ari dejó un beso más en el vientre de su esposo donde estaba su hijo.

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