46. Primeras pataditas

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Toda la familia ya se había ido, los Corcega López también ya se irían a descansar.

Anya y Nidia se encontraban en su cuarto jugando un juego de mesa en compañía de sus perros. Sin notarlo Ari las observaba desde la puerta y sonreía, las niñas por instinto voltearon y vieron a su papá.

-Hola papá- lo saludaron.
-Hola ratoncitas- saludó Ari y se sentó junto a ellas.
-¿Y papá Temo?
-Está acostado, se sintió cansado y le voy a llevar este té. ¿Están felices de que van a tener unas hermanitas?
-Mucho, desde el momento que lo supimos ya sentíamos esa gran felicidad- dijo Nidia-. Vamos a amar mucho a nuestras hermanitas.
-Yo sé que si, van a ser las mejores hermanas mayores.

Ari abrazó a sus hijas y les dió un beso en sus frentes, a pesar de ser adolescentes sabían que sus papás las seguirían amando y las bebés recibirían ese mismo amor.

Ari regresó a su habitación y sonrió al ver a Temo acariciando su pancita.

-Aquí está tu té, amor- dijo Ari.
-Gracias Tahi- dijo Temo y sonrió más cuando su esposo recargó su cabeza en su pancita.
-¿Puedes creerlo? Vamos a ser papás de otras dos hermosas niñas, de verdad soy el papá más afortunado.
-Yo me siento más afortunado porque te tengo como esposo y somos papás de dos niñas adolescentes, muy pronto seremos de otras dos lindas niñas.
-Te amo Tahi.

Ambos se besaron, era un beso cargado de mucho amor. Tenían unos segundos cuando de pronto Temo hizo un gesto y un pequeño quejido salió de su boca, Ari se alejó un poco y lo miró preocupado.

-¿Qué pasa, Tahi?- preguntó Ari.
-Sentí algo raro en mi panza- dijo Temo.
-¿Qué sentiste? ¿Te duele algo?

Temo volvió a sentir eso luego de que Ari le hiciera la pregunta, pero ahora no paraba. En ese momento captó lo qué sucedía y su sonrisa se amplió más.

-Tahi... Se están moviendo- dijo Temo sonriendo.
-¿Qué?- preguntó Ari.
-¡Las bebés se están moviendo! Mira, siente.
-¡¿Es neta?!

Ari todo emocionado recargó su cabeza en la panza de Temo para sentir los movimientos de sus bebitas, pero con el paso de los segundos no pasaba nada. Ambos estaban extrañados de que no sucediera nada.

-Mis niñas, ¿me escuchan?- preguntó Ari una vez más y se sintió un leve movimiento, las sonrisas volvieron a aparecer.
-¿Lo sentiste?
-¡Si! ¡Nuestras pequeñitas se mueven!
-Hablales, parece que se mueven cuando escuchan tu voz.
-Hola princesitas, soy papá Ari y aquí también está papá Temo. No podemos esperar para conocerlas, toda la familia espera su llegada y en especial sus hermanitas. Las amamos mi Laurita y mi Rebequita.

Temo sonreía al sentir que las bebés se movían al escuchar la voz de su papá. Anya y Nidia iban pasando por el cuarto de sus papás cuando vieron esa escena, sonrieron y se acercaron por curiosidad para ver qué pasaba.

-¿Qué hacen papis?- preguntaron.
-¡Vengan hijas!- dijo Ari emocionado y se acercó nuevamente-. Bebitas, aquí están sus hermanitas y quieren saludarlas.
-Hablenles a sus hermanitas y sientan con sus manos.
-Hola Laurita y Rebequita, nosotras somos sus hermanas mayores y ya las queremos conocer- dijeron las hermanas Corcega López y sintieron los movimientos-. ¡Se movieron!
-Si hijas, desde que escucharon la voz de su papá se han movido y ahora también lo hicieron con ustedes.

Los cuatro estuvieron hablando por un largo rato con las bebés y sintiendo los movimientos hasta que se quedaron dormidos.

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