12. Día en familia

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Al día siguiente Ari se encontraba en la cocina preparado el desayuno, unos brazos rodearon su torso y un beso fue depositado en su mejilla.

-Buenos días Tahi- dijo el castaño.
-Buenos días amor- dijo el rizado-. ¿Cómo dormiste?
-Después de la hermosa noche que pasamos dormí de maravilla. ¿Las niñas ya se despertaron.
-Aun no, cuando me levanté seguían dormidas. Pero creo que ya es hora de que se levanten.
-Yo voy amor, tú termina el desayuno.

Temo se fue a despertar a sus hijas y Ari continuó preparando el desayuno, a los pocos minutos Ari sintió un par de brazos pequeños abrazándolo.

-Buenos días papi Ari- dijeron las niñas.
-Buenos días mis niñas- dijo Ari abrazándolas-. Siéntense, ahora les sirvo de desayunar.

Ari sirvió el desayuno en cuatro platos y se sentaron a comer como familia. Platicaban de cualquier tema y reían de algunos chistes, lo importante para ellos era estar en familia. Cuando terminaron lavaron los platos y recogieron la mesa.

-Niñas, vayan a cambiarse porque vamos a ir al parque- dijo Temo.
-¡Si!- dijeron las niñas emocionadas y se fueron a su cuarto.
-Siempre imaginé esto.
-¿Qué cosa, amor?- preguntó Ari.
-A nuestros hijos emocionandose cuando los lleváramos al parque. Aunque sé que no se emocionarán igual cuando ya sean unas adolescentes.
-Tahi, no pienses en eso ahora. Las niñas aún son pequeñas y nos queda toda una vida junto a ellas, solo nos queda darles lo mejor y que disfruten de su niñez.
-Tienes razón amor, solo que aún no puedo creer que ya somos papás.
-Y seremos los mejores como te lo había dicho.

Ambos se dieron un tierno besito y fueron a su cuarto para también cambiarse.

Ya estando los cuatro arreglados salieron de la casa para dirigirse al parque, las niñas caminaban mientras llevaban sus bicicletas, la pareja se miró entre ellos ya que no entendían por qué no se subían.

-Hijas, ¿por qué aún no se suben a sus bicicletas?- preguntó Temo.
-La verdad es que no sabemos andar, papá- dijo Nidia-. Son un poco grandes y nos da miedo caernos.
-Por eso tienen un padre que las ayudará a andar- dijo Ari-. Lo intentarán aquí en la privada y cuando lo logren se irán hasta el parque, nosotros las vamos a ayudar.

Las niñas aceptaron la idea, se pusieron sus rodilleras y cascos para no lastimarse si se caían. Con un poco de miedo se subieron a sus bicicletas pero Ari y Temo las sujetaban.

-¿Listas?- preguntó Ari.
-Si papá- dijeron las niñas.
-Muy bien hijas, ustedes solo encarguense de pedalear y controlar el manejo- dijo Temo.

Las niñas comenzaron a andar en sus bicicletas con ayuda de sus padres, al ver que ya habían logrado mantener el equilibrio Ari y Temo decidieron soltarlas. Lo hicieron y ambos se sintieron emocionados al verlas aprendiendo algo nuevo.

-¡Lo estamos logrando, papás!- dijeron las niñas emocionadas.
-¡Muy bien hijas, lo están haciendo muy bien!- dijeron ambas muy felices-. Ahora si vamos al parque.

Los cuatro fueron a ese enorme parque que a la pareja le gustaba ir desde que se conocieron, Ari y Temo se sentaron en una banca mientras las niñas paseaban en sus bicicletas bajo la indicación de sus padres de no alejarse mucho.

-Julieta me comentó que a esta edad las niñas podrían comenzar una etapa en la que querrán crear su propio espacio- dijo Temo-. Supongo que será porque están por entrar en la etapa de la pre-adolescencia.
-Ahora nosotros como padres tenemos que aprender a respetar eso- dijo Ari-. Pero no creo que haya tanto problema porque les estamos dando todo lo que necesitan y se sienten agusto con nosotros.

Ambos cruzaron miradas las cuales estaban llenas de amor pero en especial de felicidad, acercaron sus rostros para darse un pequeño beso pero duradero. Al separarse del beso se dieron uno esquimal y no dejaban de sonreír.

-Te amo mi precioso- dijo Ari.
-Yo te amo más mi Ari- dijo Temo dándole otro beso.
-¿Juegan con nosotras?- preguntó Anya sosteniendo una pelota en sus manos.
-Claro hija, para ustedes tenemos todo el tiempo del mundo.

Así fue como esta familia pasó un día divertido en el parque, hubo muchas risas y sobretodo mucho amor.

Familia Corcega López Donde viven las historias. Descúbrelo ahora