29. ¿Temo enfermo?

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Era una mañana perfecta, bueno, casi perfecta. Un dolor ensordecedor despertó a Temo y alertó a Ari. El castaño entró de una corrida al baño, levantó la tapa del inodoro y expulsó lo que le había quedado en su estómago de la cena de anoche.

-¿Estás bien, amor?- preguntó Ari pasándole papel para que se limpiara la boca.
-Si Tahi- dijo Temo levantándose-. Me quiero acostar otro rato.

Ari ayudó a su esposo a levantarse y al regresar a su habitación lo arropó luego de acostarse, le dió un beso en la frente y se miraron a los ojos.

-¿Seguro que estás bien?- volvió a preguntar Ari.
-Estoy bien, amor- dijo Temo-. Yo creo que me cayó mal la cena de anoche.
-Ay mi amor, lo mejor será que te quedes hoy en cama. Ahorita despierto a las niñas, preparo sus lonches y vengo a verte antes de que me vaya a trabajar.
-Gracias Tahi.

Ari le dió otro beso y fue a hacer esas actividades mientras Temo dormía otro rato.

El rizado terminaba de guardar los almuerzos de sus hijas, Anya y Nidia entraron a la cocina ya listas para irse a la escuela.

-Hola papi- lo saludaron.
-Hola ratoncitas- dijo Ari entregándoles sus almuerzos-. Tengan un buen día en la escuela.
-Gracias papá- dijo Anya-. ¿Papá Temo sigue dormido?
-Si hija y parece que se quedará un buen rato acostado porque se siente mal.
-¿Qué tiene mi papá?- preguntó Nidia.
-No lo sé, creo que le cayó mal algo. Pero no se preocupen hijas, voy a cuidarlo un rato mientras me voy a trabajar. Se van con cuidado, las amo.
-También te amamos papi, le das un beso a papá Temo de nuestra parte.

Las niñas se despidieron de su papá y se fueron a la secundaria, Ari preparó un té para Temo y se lo llevó a su habitación, el castaño seguía dormido.

-Tahi, despierta- le decía Ari dulcemente y el castaño comenzó a despertar-. Te traje un té para que te sientas mejor.
-Gracias Tahi- dijo Temo sentándose en la cama para poder tomarse el té-. ¿Las niñas ya se fueron a la escuela?
-Si y me pidieron que te diera un beso.

Temo sonrió y aceptó el beso de su esposo, Ari se quedó un rato junto a él mientras se iba a trabajar. No sabía lo qué sucedía pero Temo solo quería recibir mimos por parte de Ari, a lo cual el rizado no se negaba. Solo quería hacerle saber a su esposo que lo amaba.

-Tahi, no quisiera dejarte solo pero ya me tengo que ir a trabajar- dijo Ari.
-No vayas Tahi, quédate conmigo- dijo Temo formando un puchero.
-No hagas puchero, mi amor. Te prometo que cuando llegue de trabajar me tendrás toda la tarde libre.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo mi bebé.

Ari le dió otro beso y después de arreglarse se fue a trabajar, Temo miraba una película mientras se terminaba su té pero nuevamente las ganas de volver el estómago lo atacaron y corrió al baño.

-¿Qué me está pasando?- se preguntaba Temo al salir del baño-. Creo que me iré a dormir otro rato.

Familia Corcega López Donde viven las historias. Descúbrelo ahora