1.- La ejecución que no debió ser.

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Tenía miedo.

Sentía como el sudor bajaba por su frente, corría por su cuello, se resbalaba por sus dedos y casi podía escuchar el impacto que provocaba cuando caía al suelo. Sus piernas estaban temblando y estaba seguro que hubiera terminado en el suelo si no fuera porque dos guardias sostenían sus brazos quizá con demasiada fuerza. Trató de tragar saliva, pero en su boca no había nada más que dientes fuertemente apretados y una lengua seca, su garganta se sentía polvosa y reseca.

La puerta estaba demasiado cerca, pero el pasillo se extendía largo frente a sus ojos, un poco chueco, se mecía al otro lado, regresaba, se tintaba de azul, de rojo, una luz parpadeaba arriba de su cabeza, la siguiente era intensa, había un foco fundido, el suelo estaba muy resbaloso, muy brillante, muy sucio.

Cerró los ojos, pero los tuvo que abrir cuando los guardias lo hicieron detenerse.

La puerta se abrió y nunca tuvo más ganas de darse la vuelta y correr tan rápido como su cuerpo pudiera. Pero sabía que las cadenas de sus tobillos no le permitirían hacer mucho.

Cuando menos se dio cuenta ya estaba sentado y le estaban ajustando unas correas al rededor de sus muñecas y piernas. Le taparon los ojos. Estaba bien, no tenía mucho que ver de todas formas.

Escuchó una voz preguntarle algo, pero sus sentidos estaban tan nublados que sólo pudo negar lentamente.

Trató de pensar. Trató más bien de recordar. En la oscuridad pudo ver a su madre acariciándole las mejillas y asegurándole que "sólo era un rasguño", pudo ver como unas manos grandes le extendían un gatito que más tarde llamaría Gizmo, como su padre le sonreía por primera vez en años, una puerta verde menta con el número 402, otra puerta, esta vez con un cartel con algo escrito en mayúsculas. "KEEP OUT".

Sintió como las mejillas se le llenaban de lágrimas. Lo que daría por abrazarlo una vez más...

Escuchó golpes. Escuchó una voz femenina gritar. Escuchó susurros. Escuchó como alguien luchaba por bajar una palanca.

Como si su cerebro supiera que tenía poco tiempo, un montón de recuerdos se arremolinaron con velocidad en su cerebro. Sentía que se le iba a romper, que se iba partir en dos como cuando jalas una tela y se va separando con un sonido fuerte y desagradable.
Le dieron nauseas, pero estaba demasiado encantado recordando a sus amigos que no pensó mucho en eso.

La palanca tronó.

Un dolor que jamás antes había experimentado le recorrió el cuerpo entero. Ni siquiera pudo decir de donde provenía y donde terminaba, sólo sabía que dolía. Gritó con fuerza, rogando que el dolor de su garganta fuera suficiente para que el dolor de electricidad, que sobre estimulaba sus nervios, quedará en segundo plano, pero ambos dolores se convirtieron en uno y todo se volvió mucho más insoportable.

No se preocupo de gritar algo en especifico, sólo quería que acabara, parecía que llevaba años sufriendo, sus uñas querían separarse de su piel cuando las arrastró con toda su fuerza contra el mueble bajo sus manos. Los dedos de sus pies se contrajeron, arañando las plantillas de sus zapatos. Por Dios, ¿Cuánto tiempo tendría que soportar?

"¡SÓLO MUERETE!" gritó su cerebro "¡SÓLO MUERETE! ¡S...-!"

—¡SAL!

Su boca tomó todo el aire que pudo, llenando sus pulmones de un sólo bocado. Sus ojos se abrieron tan grandes que casi pudo sentir que el que le quedaba se iba a salir.

—¡Sal! ¡Sal, hijo! Tranquilo, tranquilo...

Comenzó a parpadear, todo estaba muy oscuro, no podía ver más que varias sombras pequeñas y una gran sombra sobre él.

Sólo un mal sueño | Sally Face | LarrisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora