43.- Una tina caliente.

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Si dependiera de él, hubieran llevado el beso a otro momento íntimo, pero Larry volvió a insistir con el "nada de movimientos bruscos", que ya podía decir que más pronto que tarde se iba a volver un dolor de cabeza.

—Ugh— suspiró mientras su pareja se levantaba para hacer té.

—Sabes que me gustaría tanto como a ti, pero no quiero que te lastimes.

Lo miró con recelo.

—Por cierto, ¿Estás bien como para que vengan Todd y Ash mañana? Me dijeron que querían verte— ese cambio de tema le indico que Larry tampoco estaba muy contento.

—Claro— bufó todavía molesto y maldiciendo la herida. El padre de Travis ya estaría contento de haber evitado que una "relación pecaminosa" diera lugar esa noche.

—Ni él ni Ash te visitaron en el hospital por respeto a qué no te gusta que te vean sin la prótesis— explicó moviendo cosas en la cocina—, pero querían venir a verte en cuanto estuvieras bien para recibir visitas.

Eran demasiado considerados.

—De todas formas Todd me vio sin prótesis, ¿no?

No creía que le hubieran dejado la careta puesta mientras se desangraba.

—Me parece que sí. Fue él quien me dijo que te la quitará para que no te asfixiadas con... — su voz tembló, y hasta ese momento se dio cuenta de la experiencia tan terrible que debió haber sido para sus amigos—. De todas formas estaba mucho más concentrado en tu abdomen.

Movió la cabeza mirando fijamente la oscuridad de la pantalla del televisor frente a él.

—Le compraron un teléfono— continuó hablando, cosa que agradeció por evitar que se metiera de más en su mente—. Después de esto sus padres pensaron que sería buena idea que pudiera comunicarse para cualquier emergencia. Te pasaré su número después.

Volteó a tiempo para ver cómo Larry sacaba su propio teléfono y escribía mientas el agua hervía.

—Por cierto, ¿Y el mío?— preguntó dándose cuenta de que no lo había visto desde el accidente. Iba a ser difícil ahora sólo decir "el accidente" sin explicar a cual de los dos se refería.

—Ash se lo quedó para que pudiera informarle como ibas. Espero no te moleste.

—No. Creo que fue una buena decisión— pensó que incluso sería ideal si Ash tuviera su propio teléfono por si... Por si... Nada, por si nada porque de todas formas no iban a haber más emergencias, todo estaba bien. No había más maestros extraños, ni sacerdotes con mala puntería, y definitivamente no había demonios... Necesitaba una distracción.

Miró al rededor, buscando cualquier cosa que pudiera mantener su mente ocupada, verdaderamente ocupada, no sólo distraerlo un momento.

Estuvo a punto de rendirse en su búsqueda cuando el castaño comenzó a tararear y una idea se prendió en su mente.

Todo lo que tenía que hacer ahora era pensar como convencerlo.

— Larry, voy a... Quiero bañarme— habló sin estar seguro de que tanto funcionaría.

—Oh, está bien. Cuando salgas esto ya va a estar listo.

—No. Quiero decir... Voy a necesitar ayuda.

Sally no era de los que pedían ayuda tan casualmente, de modo que desde el sofá pudo ver cómo su manzana de Adán bajaba y subía mientras tragaba saliva. No había forma de que no supiera a lo que iba.

—Claro— respondió sacudiendo un poco la cabeza—. Ahora te ayudó a quitarte la venda.

—No me refiero a eso— susurró levantándose. Era seguro decir que Larry no tenía tanto autocontrol como se podía pensar, sólo tenía que insistir un poco.

Sólo un mal sueño | Sally Face | LarrisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora