17.- Plan en marcha.

941 81 110
                                    

Se dio cuenta que sabía muchas cosas de Travis, pero al mismo tiempo sentía que no lo hacía. Conocía datos del otro, pero no podía realmente decir quién era Travis Phelps. Casi le deprimió el pensamiento, pero quizá eso no era algo malo del todo, sólo era algo en lo que tendrían que trabajar.

—¿Cuándo sabes que conoces a alguien?— preguntó más que nada al aire.

—Supongo que es de esas cosas que sólo... Lo sabes. Tu y yo nos conocemos.

No había forma de negar eso, incluso poco después de que se vieron por primera vez, no tardaron en simplemente... conectarse, lo que llevó a conocerse. No era como si supieran en todo momento los pensamientos del otro, o siquiera los sentimientos al 100%, pero era innegable que se conocían más de lo que cualquier otra persona pudiera tener la fortuna de hacer. Su relación era algo envidiable.

—¿Cómo sabes que me conoces?—preguntó, cepillando un nuevo mechón, sólo quería escuchar la respuesta.

—No quiero opacar a nuestro amigos, pero estoy seguro que soy el único que puede decir con certeza como te sientes incluso con la prótesis puesta, y que sabe cuando estas triste o enojado, si necesitas un abrazo o espacio. Sólo te conozco. Y no quiero decir que soy el único que lo hará, pero por ahora sé que lo soy.

No podía contradecirlo.

—Como sea. Sólo quería decirte eso sobre tu relación. Puedes hacerme caso o no, pero lo digo porque quiero lo mejor para ti.

—Lo sé. Lo agradezco— lo decía en serio. No había nada que apreciara más que la preocupación de Larry—. Sabes que cualquier comentario que me hagas lo voy a tomar en cuenta sabiendo que lo dices por mi bien.— No podía decir con palabras lo afortunado que se sentía de tenerlo a su lado —. Y sabes que yo también quiero lo mejor para ti, ¿verdad?— ahora que estaban en ese momento, pensó que sería bueno tocar un tema que no había querido hacerlo antes por miedo a meterse demasiado.

—Lo sé, pero me da miedo que lo digas ahora.

—No tenemos que hablar de eso si no quieres— le aseguró.

—¿Qué es eso exactamente?— se había puesto tenso. 

—¿Recuerdas lo que te conté que me dijo Lisa?

Asintió, reanudando el juego.

—Ella también te conoce, ¿sabes?

—No tanto— murmuró. Toda la energía de hace un momento se había esfumado.

—Creo que al menos lo suficiente como para saber cuándo estás triste.

No respondió.

—¿Hay algo que te esté molestando estos días?— preguntó directamente, poniendo toda la gentileza de su voz en sus manos mientras cepillaba su cabello.

—Hay algo— admitió después de un momento de silencio total—. Sólo... No sé cómo sentirme... Creo que me gustaría entenderlo más antes de compartirlo contigo.

—Entiendo. Yo estaré aquí cuando estés listo— le aseguró, pasando sus dedos entre el cabello castaño, asegurándose de que no hubieran quedado zonas enredadas.

—¿Y si tienes una cita con Travis cuando esté listo para hablarlo?

Parpadeó un par de veces.

—¿Estás celoso?— preguntó entre incrédulo y divertido.

—Por supuesto que sí, hombre. Gracias a su padre no ha ocurrido, pero ¿Qué voy a hacer si un día deciden comenzar a pasar las tardes juntos? Tu eres mío en las tardes— advirtió—. Puedo prestarte los sábados... No, mejor los domingos. Pero el resto de la semana no puedes dejarme. Y nosotros prácticamente vivimos juntos, las noches también son conmigo.

Sólo un mal sueño | Sally Face | LarrisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora