20.- Sobreprotección que lástima.

784 76 108
                                    

Quizá estaba mal, pero las palabras de Lisa lo hicieron sentir bien. No porque se alegrará de que Larry fuera una persona cerrada antes de que él llegara, pero encontraba algo reconfortante el saber que, al igual que él, era la primera vez que tenía una relación tan fuerte como la suya. Eran especiales el uno para el otro y nada iba a cambiar eso. Incluso si pasaba el tiempo y conseguían a alguien más, nada les quitaría haber sido su primera relación de ese tipo; en el fondo esperaba que jamás llegará a tener que consolarse con eso.

El té de Lisa era más disfrutable que el de Addison. A él le gustaba y a Larry también, por lo que la mujer le dio dos tazas y le pidió que le llevará una a su hijo. Era como si supiera sobre lo que había ocurrido, o quizá sólo adivino que algo paso.

Dejó ambas tazas en el buró del espejo y se sentó en el sillón que normalmente utilizaba el castaño. Debía admitir que si era cómodo, pero no tanto como la cama.

Larry seguía profundamente dormido, respirando con calma, luciendo una tranquilidad envidiable. Casi nunca lo había visto dormir, pues normalmente, o estaba recargado contra él, o se despertaba mucho después.

A pesar de todo, decidió no mirar mucho, sentía que estaba atacando su privacidad.

Por otro lado no había mucho que hacer.

Se quitó la prótesis y después de acomodar su cabello, se echó para atrás.

Seguía sin recibir cartas de Travis. Una parte de él se sentía mal de no haberse dado el tiempo de extrañarlo, pero de cierta forma era algo bueno, ¿No?

Se mordió el labio. Quizá no lo era, después de todo era su novio y tenía que extrañarlo aunque fuera un poco. A pesar de que la decisión de que dejarán hablar fue idea de Travis... ¿Acaso estaba molesto? No tenía derecho siendo que tampoco había pensado en eso hasta 5 días después. ¿Era mal novio?

Decidió dejar el tema, se sentía como un perro persiguiendo su cola.

—Huele a té— bostezó Larry desde la cama, estirándose, sus ojos se veían aún adormilados.

—Lisa lo preparo hace rato, aquí está tu taza— avisó distraído, tocándose el cuello inconscientemente. Ahí había sentido los dedos de Travis antes de que decidiera tocar la prótesis y su cuerpo lo hubiera alejado. 

—Genial— suspiró, levantándose de la cama.

Su buen humor lo hizo volver al presente por completo, pero Larry parecía haber notado su distracción.

—Estabas pensando en...

—Travis— escupió, quería tranquilizarlo para que no pensara que seguía con el tema de las muñecas, pero no parecía que Larry estuviera muy contento con ese nuevo tema.

—Sigue sin escribir— bufó recargándose a su lado, en el mueble, tomando un trago de la bebida.

Lo volteó a ver. Su ceño estaba fruncido, pero también se veía más tranquilo que antes. Le gustaba como se veía así, adormilado, recargado con un porte desaliñado, sosteniendo la taza con sus largos dedos. Deseó tener una cámara a la mano.

—No importa— respondió vagamente—. Quién sabe que estará pasando en su casa, sólo espero que esté bien.

—Sigue siendo un cabrón— soltó con un resoplido—, pero mientras estés bien, todo está bien.

—Las relaciones son complicadas— suspiró.

Parecía que iba a decir algo, pero sólo se dio la vuelta, dirigiéndose a su lienzo.

Observó en silencio como lo retiraba, lo ponía a un lado y sacaba otro para ponerlo en el caballete. Lo reconoció de inmediato, era el mismo con el que estaba trabajando el día que había estado escuchando música triste. Estaba un poco más avanzado, las enormes rosas de fondo se veían casi acabadas. No pudo evitar notar que estaba evitando pintar al personaje principal, por lo que se mantenía como un fantasma borro sin una silueta especifica.

Sólo un mal sueño | Sally Face | LarrisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora