28.- El próximo sería mejor.

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Abrió los ojos sabiendo que hoy iba a ser el juicio del profesor.

El día anterior, por la tarde, había hablado con Larry al respecto, pero por algún motivo ahora que estaban durmiendo a su mente se le había ocurrido traer el pensamiento tan de inmediato que despertó y todo el mundo seguía en la oscuridad.

Se sentó, quitando el brazo de Larry de encima suyo con cuidado para no alertarlo. Que a su mente se le ocurriera madrugar no era culpa de su amigo y quería que siguiera descansando más. Si para él el día anterior fue agotador, no quería pensar en el desgaste emocional que había sido para el castaño.

Se frotó la cara con las manos, tratando de apaciguar la ansiedad que comenzó a recorrerle el cuerpo entero. Incluso se permitió sentir la textura que había bajo sus palmas, rogando que quizá en esta ocasión pudiera jugar a su favor y traerle un poco de distracción en lugar de desagradó hacía su propio rostro.

No funcionó, necesitaba algo más.

Parte de su cuerpo le rogaba el descanso, pero otra estaba tan hiperactiva que se levantó relativamente fácil, asegurando de hacer la mínima cantidad de movimiento y ruido que pudo.

Tenía que salir.

Se puso la prótesis y agarró la sudadera de Larry. Ni siquiera se le pasó por la cabeza salir por la puerta del cuarto, ir por la puerta principal y luego tomar el ascensor, era demasiado trabajo y mucho más ruidoso. En su lugar sólo subió las escaleras enormes y se enfrentó a la oscuridad del valle que se encontraba detrás de los apartamentos Addison.

Agradecía haber tomado la sudadera, pues el frío era tan fuerte que le calo hasta los huesos incluso con ella puesta. Se preguntó si se venía un frente frío, porque no era normal que le congelara tanto el clima.

Igualmente meterse de nuevo no era una opción en su mente, quizá porque su cerebro ya estaba congelado como para pensarlo, o porque su cuerpo ya se había hecho a la idea de que era hora de caminar.

No podía estar seguro de la hora, pero todavía estaba oscuro, y cuando rodeo los apartamentos para quedar enfrente, pudo visualizar que las luces de los faros estaban encendidas con su luz fría, para variar.

Su mente jugo un rato con la posibilidad de quedarse cerca del apartamento y la de irse a explorar Nockfell. A esa hora, con esa iluminación y con esa energía, se sentía como que la segunda idea no era tan loca como pudiera sonar en un momento de más claridad, pero en su defensa Nockfell no era conocida por ser un lugar verdaderamente peligroso, quitando que en una dimensión alterna era el nido de un demonio y un culto antiguo, aquí la gente no de preocupaba de que alguien llegara a saltarte.

Quizá una señora podría darte carne de cabra podrida, o un obsesionado con las muñecas secuestrarte, pero todo mundo se ganaba la vida honradamente.

Pensar en eso sólo lo atrajo más al tema que trataba de evitar cuando salió.

Suspiró, bajando por el camino que llevaba al pueblo. Una pequeña vuelta nocturna no podía ser tan peligrosa.

Hoy era el juicio. Y quitando el escalofrío que le daba la palabra, se preguntó que era lo que iba a pasar. Sabía que la evidencia era mucha, por lo que Larry le había contado sobre lo que Todd le informó, el profesor no había tenido un abogado bueno y era más que evidente que él caso estaba más perdido que una gallina sin cabeza. Todo lo que había tratado de decir para defenderse se caía a pedazos, en cada entrevista y conferencia se había contradicho tantas veces que parecían historias distintas.

"Ni siquiera sé quiénes son" contra "Sólo admiraba su belleza y eso no tiene nada de malo".

No podía dejar de pensar en lo desagradable que era el sujeto. Y aunque una parte de él dolía al pensar que una persona estaba en esa misma situación en la que había estado en otra dimensión, se recordaba que al menos él había hecho daño por un bien mayor, mientras que el maestro lo había hecho por su propia y enferma satisfacción.

Sólo un mal sueño | Sally Face | LarrisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora