30.- Ejecución para los malos.

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Sally siempre había sido sensible con las miradas ajenas. Quizá el haber crecido siendo objeto de éstas lo habían sensibilizado lo suficiente como para tener esa habilidad. Hace un tiempo, por esa época donde había comenzado a hablar con Travis, más específicamente cuando el maestro había llegado a la escuela, se había comenzado a sentir observado cuando salía de los apartamentos, y no había parado hasta que descubrió que el culpable era el mismo profesor, las pruebas eran las fotos que ahora no eran más que cenizas.

En un principio ya no había nadie que lo vigilará, pero esa mañana de nuevo podía sentir esa sensación.

De igual manera estaba tranquilo, porque la mirada era de Larry.

No abrió los ojos, siguió pretendiendo dormir. Para empezar porque incluso ahora le seguían pesando los parpados y la idea de despertar estaba bastante lejos de su mente. Por otro lado no le molestaba tener la mirada de su amigo encima.
No era que le gustará, sólo no le veía nada de malo, y si su amigo lo miraba, debía ser por alguna razón que no quiso arruinar.

Aprovecho la calma para pensar.
Hoy iba a ser la ejecución del maestro y seguía teniendo emociones encontradas. Otra persona cercana iba a morir, para su fortuna estaba lejos de ser una persona amada, pero seguía siendo alguien con quién había convivido por un tiempo, menos de un año y aún así seguían siendo demasiados meses, eso hacia que cuando menos fuera a ser extraño dejar de verlo de repente.

Eso no significaba que no fuera consciente de que el mismo profesor se lo había buscado. Nadie le había dicho que le tomara fotos a los jóvenes, nadie le había dicho que hiciera muñecas, y nadie le había dicho que secuestrara y matara. En esta ocasión, no había sido culpa de un demonio de ojos rojos, por lo que no se le podía excusar ni siquiera con eso.

Larry suspiró a su lado, y entonces sintió que lo abrazaba con fuerza.
No pudo evitar sonreír. El frío seguía aterrizando a Nockfell, por lo que cualquier forma de contacto era inmensamente agradecida, dejando de lado lo mucho que disfrutaba la compañía de este individuo especialmente.

El maestro había estado a punto de quitarle eso. No pudo evitar que su mente divagara por un momento en la idea de que, por poco, termina en ese ático. Era demasiado surreal como para sentirse en verdadero riesgo, pero se remontaba a los hechos, había 5 fantasmas, y otros 2 ejemplos, de que el maestro verdaderamente sería capaz de hacer algo así.

Por fin abrió los ojos, mirando al techo.

Merecía morir, y no sólo era eso, necesitaban conseguir que no pudiera volver a hacer algo tan horrible.

—Es hoy— murmuró Larry contra su hombro. Al parecer había estado pensando en lo mismo.

—¿Sabes a qué hora?— preguntó mirando a la ventana. Estaba nevando.

—Me parece que a las 5— bostezó antes de recargar su barbilla contra la cabeza de Sally.

—¿Qué horas son?— la luz que entraba por la ventana le indicaba que no era muy temprano.

—10:58— respondió estirándose para mirar el reloj de la mesita antes de volver a su sitio—. ¿Hoy vas a ver a Travis?

Negó lentamente.

—Mañana.

Por lo que tenían 7 horas que matar antes de que se llevará acabo la ejecución, después de eso tendrían que ir a avisarles a las chicas y luego podrían olvidarse del tema para siempre. Estaba impaciente porque llegará ese momento.

Por otro lado, tener calma y tranquilidad sonaba demasiado bueno para ser verdad, de modo que más bien lo consideraba un pequeño descanso antes de que volviera a pasar algo.

Sólo un mal sueño | Sally Face | LarrisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora