31.- Amigos de pluma.

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El camino al árbol donde se vería con Travis fue largo. La nieve si que estaba alta ahora a pesar de que ya no caía más, y se preguntó si Travis no prefería que fueran a algún lugar cerrado, por lo menos él sabía que si podía evitar estar afuera lo haría.

La noche había sido pesada. A pesar de que se durmió con Larry y por lo general eso lograba combatir el insomnio y las pesadillas, el castaño también había estado inquieto, por lo que ambos tardaron bastante en conciliar el sueño. Se sentía más bien cansado y fatigado, temía que eso pudiera hacer que estuviera un poquito irritable, pero iba a ver a su pareja, eso debía ser suficiente como para más bien fuera al revés. Quizá Travis lograría alegrar su día a pesar de lo mal que se sentía.

Cuando llegó ya estaba ahí, de espaldas, con una sudadera azul y unos pantalones verde claro, por supuesto que el clima le iba a impedir ir tan fresco como normalmente vestía.
Estaba mirando al enorme árbol. Era una imagen bastante agradable, y sin embargo no pudo evitar pensar en Julieta mirando el estante de muñecas. De repente se sintió melancólico. Estaba en un lugar mejor.

El árbol era feo y escalofriante, de eso no había ninguna duda, ni quiera la nueve encima de él ayudaba a darle más vida, pero mentiría si dijese que no le daba una sensación cálida, pues al final del día era el árbol donde había comenzado su rutina de las cartas, lo cual llevó a lograr conocer verdaderamente a Travis, y eventualmente a qué fueran algo mucho más significativo que una amistad... ¿Una relación era más significativo que una amistad? En su opinión personal no, pero tampoco podía decir que lo era menos, sólo era distinto.

No se dio cuenta del momento en qué paro su marcha, pero cuando lo hizo no se forzó a continuar, observó un momento más la silueta de su novio contra el enorme árbol muerto. Uno tan lleno de color, con sus ropa de distintos tonos y su piel casi bronceada, tan joven y lleno de vida y futuro, el otro tan pálido, roto y sólo siendo una sombra de lo que alguna vez fue. El blanco de la naturaleza sólo resaltaba la escena.

No le gusto lo dramática que estaba siendo su mente.

—Hey— saludó cuando estuvo lo suficientemente cerca.

Travis miró por encima de su hombro.

—Sally, llegaste— avisó con una sonrisa.

No estaba exactamente decaído, pero comparado con otras veces, donde lo abrazaba en cuanto lo veía, en esta ocasión se sintió más bien vacío.

—¿Admirando la naturaleza?— habló por nervios, tratando de crear un poco más de ambiente.

—Si. Algo así. La otra vez encontré una foto de este árbol con vida— murmuró, volviendo su mirada al esqueleto frente—. Era bastante lindo.

—Debió serlo.

Lo miraron un poco más, y Sally comenzó a sentir que era la primera vez que en verdad lo hacía. Se sentía como cuando te pones a examinar un objeto que siempre estuvo a la vista y que jamás trataste de analizar, ahora era raro verlo, casi como si fuera algo nuevo.

—Me voy a ir.

Su cuerpo sufrió de un pequeño espasmo. Una sensación bastante similar a cuando te echan agua fría encima. El clima no ayudaba.

—¿Perdón?— preguntó incrédulo, volteando la mirada para mirarlo directo a los ojos, rogando encontrarse con una sonrisa y un "Es broma", él se reiría aunque no le hubiera hecho la más mínima gracia y Travis lo abrazaría, porque no lo abrazo cuando llegó.

—Es...— sus labios se apretaron por un momento, y sus ojos se nublaron, pero pronto continuó, con la voz cortada—. Me voy en la noche.

Quiso preguntar a dónde, qué tan lejos era, cuánto tiempo caminando, o en autobús, pero tenía la boca seca, ¿Ya había vivido esto? Por supuesto que sí, el abandono jamás lo dejaría.

Sólo un mal sueño | Sally Face | LarrisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora