39.- Sensaciones nuevas.

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Quizá fue culpa de la emoción que todavía les recorría la piel después de pasársela aventandose bolas de nieve por el trayecto entero, quizá fue culpa de los nervios que seguían persiguiendolos después de haber presentado, cada uno de forma distinta, sus propias obras frente a desconocidos, o quizá sólo era la euforia de que por fin había dado ese paso que parecía sus corazones estaban tan desesperados por dar, pero en cuanto Todd y Neil se bajaron del elevador y éste cerró sus puertas, ambos se buscaron con desesperación.

Larry volvió a arrinconar a Sally al tiempo que le quitaba la prótesis para poder besarlo, y no quiso dejarlo moverse ni siquiera cuando el elevador hizo su tintineo y las puertas se abrieron en el piso 4, por lo que fue el de cabello celeste quien tuvo que, sin separarlo ni ser capaz de ver por dónde iban, empujarlo hacia atrás suave y firme para que salieran antes de que volvieran a cerrarse las puertas de metal.

Sally todavía sentía el cuerpo cansado, y aún así abrazaba la espalda de Larry con fuerza, sosteniéndola para evitar que se alejara mucho. Por su lado Larry tenía ambas manos a lo lados de su cabeza, enredando sus dedos entre los mechones de pelo celeste, haciendo que su cabeza se recargara en la pared cuando la alcanzaron y mirará hacia arriba para poder seguir besándolo.

Era gracioso recordar como su primer beso no había pasado de algo rápido con Travis y todos los siguientes se habían vuelto algo mucho más agresivo con Larry.
No pensó que eso hiciera a uno mejor que el otro, ambos eran especiales a su manera.

—Si quiero ser tu pareja— contesto Larry agitado al ruego de Sally que había ocurrido hacía unas horas antes en el callejón. Como si todos acontecimientos intermedios jamás hubieran pasado.

—De todos modos era tu única respuesta correcta— sonrió antes de morderle el labio inferior, jalandolo apenas un poco antes de soltarlo.

Volvieron a besarse. La ropa se sentía excesivamente fría después de estar expuesta al viento y las bolas de nieve, pero no pensaron en eso hasta que Sally sintió un cosquilleo en la nariz y tuvo que separarse al tiempo que empujaba suavemente el cuerpo contrario, alcanzando a ocultarse en su antebrazo antes de soltar un fuerte estornudo.

Se quedó quieto un momento y luego volvió a estornudar.

—Hay que entrar— rió Larry ligeramente, dándole un beso más, y quizá ahí hubiera acabado si no fuera porque Sally se paró de puntitas para continuarlo, y Larry lo continuó un poco más, y luego Sally.

Parecía que sus bocas necesitaban llenar todo el tiempo que no les habían permitido estar cerca.

—En serio deberíamos entrar— repitió el castaño con un gemido, pasando su mano por la frente de Sally para mantenerlo separado, aprovechando para mirarlo con unos ojos enamorados que fueron suficiente para que Sally verdaderamente lo escuchara.

No tuvo de otra más que asentir, mirando a otro lado.

Cuando sus ojos recorrieron el pasillo fue desconcertante. Tuvo una sensación desagradable, como estar observando una flor y luego darse cuenta que se encontraba en un paisaje consumido por la radiación.

Podía ver la puerta de Sanderson a lo lejos, y eso lo hizo pensar en todo lo que había pasado en el edificio, tanto en esa como en la otra dimensión.

—Vámonos— susurró.

—¿Quieres bajar?—preguntó confundido.

—No, no me refiero a eso— negó, volteando de nuevo con su pareja—. Vámonos a vivir a otro lado. En cuanto terminemos la escuela. Ojalá pudiera ser antes. Sólo... No quiero seguir aquí.

Por supuesto que Larry iba a estar de cuerdo.

—Definitivamente deberíamos hacerlo— coincidió, y en esta ocasión no iba a dejar el apartamento hasta que Larry también lo hiciera, de eso estaba seguro.

Sólo un mal sueño | Sally Face | LarrisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora