10.- Hay lazos que no se rompen.

1K 92 199
                                    

La letra seguía siendo a la que tan acostumbrado estaba, después de tanto tiempo la podría reconocer en cualquier lugar, a diferencia de hace unos meses atrás. Tanto la conocía ya, que no tardó en notar que en esta ocasiónse se veía un poco temblorosa y casi trazada con prisa.
Tomó aire y comenzó a leer.

"Querido Sal Fisher:

Me parece una buena idea ayudar a tus amigos con tutorías, siempre has sido muy bueno en matemáticas y estoy seguro que explicar se te da.

Saliendo un poco del tema.

Estos meses me la he pasado muy bien, en serio no puedo creer lo cercanos que estamos siendo.

En mi primera carta te mencioné algo y te pedí que por favor no me respondieras. Y agradezco que no lo hayas comentado hasta ahora.

Pero estoy a punto de ser contradictorio.

Me gustaría saber cómo te sientes al respecto.

Quizá es un poco apresurado, pero estos meses sólo me he dado cuenta de que definitivamente me gustas.
Al principio pensé que quizá sólo me atraías, pensé que quizá sólo me gustaba tu valor y que te me hacías lindo, pero creo que ahora es seguro decir que no se trata únicamente de eso.

En las noches no puedo parar de pensar en ti, releo tus cartas y me fascinó cada día más por lo inteligente que eres y lo bien que me haces sentir. Es algo nuevo para mí.

Sé que no te he dado suficientes razones para que aceptes mis sentimientos, y la verdad es que no espero un si.
No lo digo para que te sientas mal por mi, lo digo para que no sientas la presión de aceptar.

Supongo que sólo necesito leer tu respuesta para que mi mente deje de fantasear de está forma y pueda comprender que sólo somos amigos.

En verdad espero que esto no lo arruine, porque se ha vuelto lo más preciado que tengo.

No tienes que responder ahora. Puedes tomarte el tiempo que necesites, y si quieres podemos continuar como si nada hasta que el momento donde quieras responderme llegué.

Atentamente y con cariño:
Travis Phelps."


Ya esperaba lo que iba a decir, y aún así la garganta le ardía y su corazón cambiaba entre detenerse y latir muy rápido. Sus costillas servían como una cárcel para evitarle romper la piel y salir volando.

—Quiere saber si le correspondo— susurró, y aún así las palabras retumbaron en la oscuridad del cuarto.

—¿Qué le vas a decir?— preguntó Larry, siendo una sombra más del suelo. Le era imposible saber que expresión tenía.

—¿Qué debería decirle?

Hubo silencio.

Y Sally comenzó a sentirse molesto sin saber porqué exactamente. Tenía ganas de gritar, quería agarrar a Larry y rogarle que dijera algo, lo que fuera.

—No lo sé, hombre. ¿Cómo te sientes?

No era lo que quería escuchar. Tampoco estaba seguro de que era lo que quería escuchar exactamente, pero sabía que no era eso.

—Lo tengo que pensar— suspiró, luchando con las ganas de arrugar la carta y aventarla por la ventana. Fantaseando con la idea de ver cómo se convertía en un punto blanco antes de ser tragado por la oscuridad.

Sólo un mal sueño | Sally Face | LarrisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora