Capítulo 1

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Vittorio

Me tiro sobre el asiento, sin ningún cuidado, aún observando el número grande que está en rojo, en un extremo de la hoja.

- Puta mierda... - me quejo frustrado, en voz baja, pero no la suficiente para evitar que mi profesor me oiga.

- Lenguaje, Salvatore. - me regaña, observándome por encima de sus gafas, enfrentado a mi, tan solo separados por un escritorio.

- Lo siento profesor, pero no soy de los que reprimen sus impulsos. - me excuso serio. - Como bien ya sabrá. - agrego en un susurro.

Baja la vista. - Lograras que te baje otro punto, a ver si de ese modo empiezas a intentar contenerlos. - continúa corrigiendo la alta pila de exámenes que tiene delante suyo, sin importarle demasiado que yo todavía esté aquí.

- ¿Qué diferencia haría que me baje otro punto? De todos modos voy a seguir reprobado.

- Los jóvenes de hoy se frustran y desaniman con demasiada facilidad. - dice en voz alta, pero más para si mismo.

- No voy a ser tan joven cuando me gradúe. - sigo quejandomé. - Voy a estar más para escribir los obituarios de mis amigos, que alguna noticia. Y eso si llego a alguna vez aprobar.

- Corrige eso y vuelve a presentarlo. - ordena con voz firme, sin levantar la vista.

Lanzo un suspiro mientras paso mi mano por mi cabello, haciéndolo haciá atrás. No sirve de nada que me siga quejando, eso no cambiara mi nota. Puede que tan solo necesite un pulido y a la próxima ya va estar listo para una gran calificación.

- ¿Desde dónde me recomienda iniciar la corrección? - pregunto.

- Desde el título.

- ¿¡QUÉÉÉ!? - exclamo con sorpresa.

Debo haber oído mal, porque no hay forma de que me haya dicho...

- Borra todo y vuelve a empezar de cero. - continúa diciendo. - Te será más sencillo iniciar con una idea nueva, en fresco, que ahondar en lo que ya tienes y no te sirve.

Y ahí el alma me cayó a los pies.

- ¡Me tomó cuatro meses! - anuncio indignado. - ¡No voy a tirar a la basura un trabajo que me tomó tanto.!

Levanta la mirada y vuelve a observarme por encima de las gafas. - No importa el tiempo que le dediques, sino...

- Mi compañero de piso no piensa lo mismo, luego de que no me bañara por cuatro meses. - lo interrumpo. - ¡Cuatro! ¡Esa es la dedicación que le puse a mi tesis!

- Como estaba diciendo, antes de que me interrumpieras con una información que no necesitaba, ni quería saber... - hace una pausa. Su mirada severa se relaja y me observa con más comprensión. - No importa cuanto tiempo le dediques a algo, sino la calidad. - sigue con voz calma.

- ¡Usé información de calidad! Tenía buenas fuentes. - sigo replicando furioso.

Suspira con hastío. - Estás tan cegado por tú ego, que no ves lo que te estoy marcando. - me regaña con firmeza.

- No se trata de ego, sino que no se valora mi esfuerzo.

- No es un trabajo digno de una presentación final. Se que puedes hacerlo mejor que esto. - dice. - Además, ¿Qué es lo que quieres? ¿Una estrella dorada en la punta de la hoja?

- Tal ves si. - respondo.

- Bueno. - hace otra pausa. - Aquí a dos cuadras encontraras un kindergarten. Ve. Dibujarás un rato y tomarás una siesta. Esas ojeras dicen que lo necesitas. Cuando te despiertes y decidas comportarte como un adulto maduro, regresas y seguimos charlando de tu tesis, la cuál voy a usar para encender el fuego de mi parrilla y hacer unas hamburguesas.

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora