Capítulo 32

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Izan

Luego de un rato, Vittorio decidió que quería regresar a la habitación para cambiarse de ropa y recostarse. 

Al salir de la biblioteca nos cruzamos con Astor, quién nos aguardaba allí parado. Pude notar la angustia en su mirada. 

- Vitto, cuando lo siento... - comienza a decir apenado. - No sabia que... - se detiene cuando él apoya una mano en su hombro y le dedica una leve sonrisa. 

- No te preocupes. Fui yo, no tú. - dice con voz suave. Le sonríe nuevamente y sigue con su camino. 

Mi hermano lo observa alejarse, sorprendido. Me mira. - Izan, lo lamento. No quise... 

Niego. - No importa. Él está bien... o al menos nos aseguraremos de eso, ¿si? 

Asiente. - Si... - responde por lo bajo. 

Dejo un beso en su cabeza. Me mira algo confundido, pero antes de que puedo decir algo más, yo comienzo a caminar. 

- Izan. - una voz firme a mis espaldas hace que me detenga en seco. 

Carajo. 

Me doy la vuelta y lo veo observándome con su mirada severa, esa que pocas veces a usado con nosotros, pero que cuando lo ha hecho a logrado que se nos hiele la sangre. Está cruzado de brazos. Detrás suyo veo a Astor alejarse con rapidez. Desgraciado. Ojalá pudiera escaparme con su misma facilidad. 

- Papá, ahora no es un buen momento. - digo serio, manteniendo las distancias. 

Solo quiero subir las escaleras y volver a estar cerca suyo. 

- A la biblioteca. Ahora. - ordena y se gira hacia donde acabo de salir. 

Suspiro. De nada sirve resistirme, y voy detrás suyo. Cierro la puerta al entrar. Lo miro, sigue observándome con severidad. 

- ¿Novak está muy molesto? - pregunto, ya que él no empieza a hablar. 

- No. - responde firme. - No está molesto, está preocupado. Como todos nosotros, en realidad. ¿Qué le has hecho a ese chico? - pregunto. Veo al dolor en su mirada. 

- ¿No has escuchado lo que ha contado? - pregunto molesto. - Por una vez, no tengo nada que ver. 

- ¿Y lo de arrojar al mar, que? ¿Es un juego entre ustedes? 

Meneo la cabeza. - Algo así. 

- Tú hermano ya soltó la lengua. 

Suspiro irritado. - Voy a matar a Kai. 

- Más pequeño. 

- Maldito Astor, niñito de mamá. - me quejo con fastidio. 

- ¿Y que tiene que ver él con las decisiones que tú tomas? - pregunta serio. - ¿Qué es de los que primero se habla en el clan? 

- ¿Qué un Marshall siempre tiene la razón? 

- Te estoy hablando en serio. - dice severo, apuntándome con el dedo. - No somos unos santos, pero al menos siempre nos metemos con personas que están en el mismo juego, que se lo merecen tanto como nosotros. 

Aparto la mirada. - Ya lo sé... - digo por lo bajo. 

- Y si lo sabes, ¿¡Por qué tienes encerrado a ese muchacho!? - exclama firme, pero sin levantar la voz, porque no lo necesita.  

Creo que nunca lo vi tan molesto. 

Regreso mi vista a él. - Solo era un juego papá, no...

- ¿¡Un juego!? ¡Estamos hablando de una persona!

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora