Vittorio
Requirió una gran voluntad de nuestra parte para levantarnos de la cama y vestirnos nuevamente. Pero tuvimos que hacerlo antes de que la familia de Izan notará nuestra prolongada ausencia y vinieran por nosotros. Y lo ultimo que queremos es que sepan que nos largamos de la fiesta para tener sexo.
- ¿Me ayudas? - le pregunto extendiéndole el listón del moño. - Hoy me lo hizo Novak.
- Claro. - lo agarra, para luego pasarlo alrededor de mi cuello y comienza a anudarlo, con la misma concentración que su hermano.
La belleza de Izan es tan dominante. Es imposible mirarlo y no sentirse poseído por ese rostro y esas manos. Es algo incomparable, nunca me había sentido tan cautivado por una persona, como por él. Y lo tenía aquí mismo, frente a mi, y hasta hace no muy poco estaba desnudo.
- Deja de mirarme tan fijo. - agrega con una sonrisa arrogante, aún con su vista baja.
- Es que no puedo creer que acabo de estar con alguien como tú. - respondo sin pensar. Me mira. - Y tus ojos... Dios... me enloquecen, desde esa noche que te conocí que no puedo apartar mi mirada de ti. Y ahora me doy cuenta de que ya no pasa por si puedo o no, sino que no quiero.
Apoya sus manos en mi cuello y me besa, a lo que se lo sigo. Es como si me diera energía, y vida.
- Yo también me sentí cautivado por ti esa noche. - menciona, cuando se aparta. - Al ver esa determinación en tú mirada, y la firmeza en tú voz. Nunca nadie me había hablado de la forma que tú lo hiciste, y eso logro excitarme de una forma que jamás otro hombre pudo. Y eso solo con hablarme, te podrás imaginar lo que sentí hace un rato atrás, al estar encima tuyo, dentro tuyo, al tocar tu piel, al sentirte.
Vuelve a besarme. Yo me aferro a sus caderas, para mantenerme en píe, ya que siento mi cuerpo doblegarse, al igual que mi voluntad para volver a entregarme a él.
Salimos de la habitación y nos encaminamos a la salida, para volver a la boda. Estoy por atravesar esa división entre las luces de la fiesta, con la oscuridad de los jardines que no se ocupan, cuando Izan me agarra de la muñeca, deteniéndome, y me tironea, acercándome a él. Me estampa contra la pared. Toma mi rostro entre sus manos y une sus labios con los míos. Me mira con una sonrisa, sin soltarme.
- Necesitaba hacer eso al menos una vez más antes de regresar. - dice con su voz ronca, pero suave. Su boca acaricia la mía al hablar.
Yo también tomo su rostro y vuelvo a besarlo. Succiono esos labios húmedos y cálidos. Nuestras lenguas se encuentran en un roce que consigue encenderme. Me aparto, pero sin alejarme de él, a lo que lanza una queja. Las puntas de nuestras narices de tocan.
- Si seguimos así más que regresar a la fiesta, regresaremos a la habitación. - digo, sin quitarle la mirada de encima, aún acariciando el rostro del otro.
- En estos momentos no me interesa la fiesta, sino volver a tenerte sobre mi cama, completamente desnudo y entregado a mi.
- Deja de hablar de esa forma, que ya me estoy poniendo caliente.
Lanza una carcajada que resuena en mis oídos y logra que me recorra una felicidad por todo el cuerpo al oírlo. Río con él. Dejo un beso corto en sus labios y me alejo. Izan me mira dolido. Vuelvo a reír.
- Vamos. - me encamino hacia la fiesta, no tarda en alcanzarme el paso y quedar junto a mi.
Nos acercamos a nuestra mesa, dónde los demás siguen allí. Quedan en silencio y posan su mirada en nosotros cuando nos sentamos junto a ellos.
- ¡Ahí están! - exclama Kai. - Hasta que al fin llegan, se han perdido la comida.
- Algo me dice que ya comieron. - comenta Astor pícaro. - Pero el uno al otro.
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Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)
Storie d'amoreTodo cambia en la vida de Vittorio Salvatore, cuando una noche su camino se cruza con el del peligroso jefe de la mafia, que controla todo en su ciudad. Un hombre imponente, cruel, poderoso, que no le tiembla la mano al momento de disparar a lo que...