Capítulo 9

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Vittorio 

Abro la puerta del departamento y entro, aliviado de por fin estar en casa.

Creí que no llegaría nunca.

-¿¡PERO QUE DIABLOS TE SUCEDIO!? - exclama Bass, sentado en el sofá de la sala, observándome con sus ojos oscuros bien abiertos, al igual que su boca. 

- Fui a nadar. - respondo siguiendo de largo, dirigiéndome hacia el escritorio donde está mi computadora. Me siento en la silla. 

- ¡Estás empapado!

- Luego seco el piso.

- ¡VITTORIO! - vuelve a decir mi amigo, aún en shock, pero ahora parado a mi lado. 

- ¿Compraste café? - pregunto. 

- Eh... si... - responde casi en un susurro. 

Sonrío. - Genial. - me paro y voy hacía la cocina. - ¡Alabados seas! - exclamo con alegría al ver que la cafetera se encuentra llena con café recién hecho. Le doy un rápido abrazo. - Eres el mejor.  

Agarro mi taza y me sirvo hasta arriba. La rodeo con ambas manos, logrando que el calor me llene todo el cuerpo, luego la acerco a mi nariz e inhalo el aroma. Que agradable, se siente como un abrazo. Doy un sorbo y salgo de la cocina, regresando a mi asiento, con Bass aún pisándome los talones. 

- ¿Estás drogado? - pregunta extrañado. 

- ¡Claro que no! - respondo con fastidio. Le doy un largo trago a mi taza, con esa reconfortante sensación de calor que me recorre el cuello. La apoyo a un costado de la mesa. 

Bass me mira expectante, gesticulando y moviendo sus manos, pero no salen las palabras de su boca. - ¡Dime algo! ¡Mierda! ¡O ahora mismo te arrojo esa taza por la ventana, junto con la cafetera! - exclama, algo neurótico. - Y no me pongas a prueba. - sentencia. - Te recuerdo que te tiré esa impresora tuya, que sonaba como un tractor. 

Para ser que fui yo el que estuvo hoy al borde de la muerte, él se comporta como si lo hubieran tirado por los aires.

Suspiro con fastidio. - Está bien, te haré un resumen. - comienzo a decir. Lanzo un suspiro. - Tus predicciones se cumplieron. Si termine atado en el maletero del auto de ese mafioso del club. Y bueno, luego de una linda tarde juntos, me tiro al mar. Supongo que yo no era su tipo. Aun así fue una bonita experiencia la de caer al agua, nunca lo había hecho. Claro, lo fue porque estamos en verano. En invierno me hubiera dado una pulmonía, y en el estado catastrófico que tengo mis pulmones, seguramente no la contaba. Ahora pienso que debería dejar de fumar, pero será a futuro. En estos momentos lo necesito. 

Me observa en silencio, por unos segundos. Niega con la cabeza.

- ¡ERES UN DESQUICIADO! - exclama molesto, extendiendo los brazos. 

- Tú sigue viendo tú película, que tengo mucho trabajo que hacer. - digo serio. Giro la silla, quedando de frente a la pantalla, y abro una hoja en blanco en mi computadora para empezar a trabajar en lo que viene pensando todo el trayecto para aquí.

- ¿Qué haces? ¿Acaso vas a buscar a otros mafiosos en el área a quien molestar? - pregunta, con evidente sarcasmo. 

- Puede que si, pero cuando termine con este. - respondo, con mi mirada en la pantalla. - Voy de a uno. Ya sabes, "el que mucho abarca poco aprieta". 

- Yo creo que él ya termino contigo. 

Me giro de vuelta hacia el costado. - Ah no, eso es lo que él cree. - sentencio levantando el dedo, mirándolo. - Pero voy a contraatacar. - vuelvo a quedar de frente.

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora