Capítulo 54

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Vittorio

El alivio que sentí cuando oí las sirenas de las ambulancias fue algo que nunca experimente en mi vida, o al menos no con tanta intensidad. Era el sonido de la esperanza, pequeña, pero seguía estando allí. 

Hasta ese momento en el que llegaron, yo no me detuve nunca de hacer las compresiones e insuflaciones., seguí con el ritmo constante. Me aislé de todo ruido y movimiento que hubiera a mi alrededor. Ignoré el dolor que sentía en mis manos, a causa de mis dedos destrozados. Ignoré los gritos de Izan, que me hablaba sin dejar de preguntarme como estaba. Ignoré los alaridos de Amir, llorando y exclamando el nombre de Novak, a su lado. Ignoré la voz de Arwen Marshall, que daba ordenes a los demás.

Toda mi atención estaba en mi amigo. 

Cuando los paramédicos llegaron junto a nosotros, solo ahí me detuve y me aparte. Ellos enseguida lo subieron a una camilla y lo llevaron a la ambulancia, mientras le ponían una mascara de oxigeno. Antes de que se cerraran las puertas del vehículo llegué a ver como las paletas del desfibrilador impactaban en su pecho. Se fueron con la misma rapidez con la que llegaron. 

Delante mío aparece otro paramédico. 

- Señor, necesito que nos acompañe por favor, lo subiremos a la otra ambulancia. - me habla, trayéndome de vuelta a la realidad. Extiende su mano para tomar mi brazo y así ayudarme a pararme, pero yo me aparto. 

- No, no. - niego. - Estoy bien. 

- Vittorio. - oigo la voz de Izan, en reproche, pero decido ignorarlo. 

- No me voy a subir a ninguna ambulancia. - sentencio firme. 

- Vitto. - me pone Kirian a mi lado y me habla con voz suave. Lo miro. Y mis ojos se llenan de lágrimas al verlo reflejado en Novak. - Necesitan verte las heridas del rostro, están sangrando. 

Niego con la cabeza. - No me voy a subir a ninguna ambulancia. Iré al hospital, pero no me subiré a ninguna ambulancia. 

Si me subo se que me van a internar, o me podrán en observación, en especial si me ven las manos, ya no podré tener el control, y no quiero estar aislado. Necesito saber que sucede con Novak primero. Es lo único que me importa.

Kirian mira al paramédico. - Irá con nosotros en el auto. Lo llevaremos hasta allí. 

El muchacho no parece muy seguro, pero de todos modos asiente y se incorpora. 

- Ven, vamos Vitto. - sigue Kirian y me ayuda a pararme. 

- Le conseguí ropa. - dice Astor, parándose delante de mi. Me dedica una sonrisa triste. - Una hoodie, como te gusta.

Me ayuda a ponérmela, y luego unos pantalones de chándal, mientras Kirian apoya su mano en mi cintura, en todo momento, lo que le agradezco, ya que es lo que me mantiene en píe.  

- Llévenlo al hospital. Ahora. - ordena el señor Marshall. - Nosotros nos encargaremos de todo aquí. Nos vemos allí. 

Los dos hermanos asienten y me orientan hacia el auto. 

- Vitto... - oigo la voz de Izan llamarme, pero por primera vez en el tiempo que lo conozco suena débil y quebrada. 

- Izan, ven conmigo. - le pide su padre. - Tus hermanos irán con él. 

Y me siento agradecido por eso, porque en estos momentos estar con él se siente abrumador, y estoy agotado, en todos los sentidos.

Así que los tres nos subimos a uno de los autos y Kirian conduce, con Astor a su lado y yo detrás.

Vamos en silencio. Lo que me alivia.

Cuando llegamos al hospital, accedí ir a la sala de enfermería a que me suturaran las heridas que tenía en el rostro, y solo si luego de eso me dejaban marcharme. Así que una vez que terminaron, nos dirigimos a la sala de espera, dónde ya familia Marshall ya se encontraba allí aguardando. 

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora