Vittorio
Mentiría si dijera que me sentí mal por haberme ido de la fiesta, porque la verdad es que ni pensé en ello de camino a la habitación de Izan.
Entramos a trompicones, sin dejar de besarnos en ningún momento. Él aún con sus manos en mi rostro, y yo con las mías en su cintura. Solo las cambiamos de lugar cuando las suyas descienden y las mías suben, para desprendernos de la ropa del otro, como si está nos quemara.
Así que cuando queda con tan solo su ropa interior, aparto mis labios de los suyos. Me observa con sorpresa, como si acabaran de arrancarle algo. Baja sus manos, como si fueran peso muerto.
- ¿Qué sucede? - pregunta con su voz ronca. Noto que sus labios están hinchados, y siento una punzada de orgullo de saber que en parte yo ocasione eso. - ¿No quiere esto? - pregunta con temor en su voz, algo que jamás había oído en él.
- ¿Quererlo? - lanzo una risa que muere en mi garganta. - Yo creo que quererlo se queda corto. En este instante me doy cuenta de lo mucho que en realidad anhelaba tenerte así. - trago. - Cuando me dejaste esa nota, junto con la cámara, me dormí susurrando tú nombre, mientras me recorría un placer por todo el cuerpo.
- Y no te das una idea el placer que yo siento al oírte decirlo por primera... o todas las veces, para ser franco. - me mira en silencio. - ¿Entonces que sucede?
- Que me estoy dejando llevar, y eso me ciega. Eh deseado tanto esto que quiero permitirme el momento de saborearlo.
Bajo mi mirada. Llevo mis manos a su abdomen marcado y comienzo a recorrerlo con mis dedos, sintiendo los vellos que abundan en su piel caliente, que consiguen excitarme como nunca creí que lo haría el cuerpo de un hombre. Sigo explorándolo, descubriendo cada parte, rincón y marca que lo componen. Me detengo al llegar a su pecho, acariciándoselo, sintiéndolo. Este sube y baja con su respiración entrecortada.
Vuelvo mi ojos a los suyos, y me invade un escalofrío al ver como su mirada se torna más oscura, observándome con deseo, como un depredador frente a su presa.
- Tómame. - anuncio. Y me sorprendo al oír lo firme que suena mi voz, como una orden, sin un atisbo de duda.
- ¿Hasta dónde quieres llegar? - me pregunta con esa voz que no me canso de oír.
- En estos momentos soy tuyo. Has lo que quieras, yo solo quiero sentirte.
Toma mi rostro entre sus manos y une nuestros labios en un beso más brusco que los anteriores, como si está distancia que tuvimos por unos pocos minutos, hayan sido en realidad años. Muerde mi labio inferior y lo succiona. Me encamina hacia la cama sin apartarse de mi, hasta que choco con el borde y me empuja sobre está.
Quedo de espalda al colchón, con mi respiración agitada, observándolo a él, que está frente a mi, entre mis piernas. Se inclina para delante y lleva sus dedos al elástico de mi ropa interior. Mi estomago se contrae con nerviosismo cuando comienza a descenderla por entre mis piernas, dejándome al descubierto. Hace lo mismo con la suya, que de un solo movimiento queda en el piso, desapareciendo.
Lo contemplo, sin ningún pudor, con mi corazón latiendo acelerado, y aún con mi respiración entrecortada. Un calor se apodera de mi, que me recorre todo el cuerpo.
Izan Marshall se encontraba parado frente a mi, completamente desnudo.
Oh Dios, y que maravilla es eso.
Apoya una rodilla a cada lado, el colchón, y se inclina hacia delante, quedando encima mío.
- Lamento haberte cortado la hermosa vista. - comienza a decir, con esa sonrisa arrogante en su rostro. - Pero necesitaba estar encima tuyo, y...
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Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)
RomantizmTodo cambia en la vida de Vittorio Salvatore, cuando una noche su camino se cruza con el del peligroso jefe de la mafia, que controla todo en su ciudad. Un hombre imponente, cruel, poderoso, que no le tiembla la mano al momento de disparar a lo que...