Vittorio
Como la mesa era muy larga, y todos nos encontrabamos separados, haciendo que sea incomodo para jugar, decidimos formar una ronda y sentarnos en el suelo.
Internamente no podía parar de reír. ¿Cómo podría? Al ver a todos estos temidos mafiosos, expertos en armas, que no dudarían en disparar si tuvieran ganas, sentados como indios, mientras jugábamos monopolio, y discutiendo como niños.
Todo se puso más intenso cuando de uno fueron perdiendo, quedando para el final yo, Novak y... él.
- ¡NOOOOO! - exclama Novak con dolor cuando queda fuera del juego.
- ¡SIIII! - Kai se para de un brinco y empieza a bailar dando saltitos y aplaudiendo, alrededor de la ronda.
- ¡TÚ FUISTE EL PRIMERO EN PERDER! - le replica furioso. - No se que tanto festejas.
- ¿¡Y eso que!? ¡Perdiste tú récord!
El mayor lo toma de la corbata y lo tironea hacia abajo. - Pega tú trasero en el piso, que esto no termino. - sentencia. - Y tú paga. - lo apunta a Novak. Posa su mirada en mi, firme. - Quedamos tú y yo.
- Izi solo es un juego, a ver si te relajas. - menciona Novak.
- ¿Tengo que recordarte el grito que lanzaste? - le reprocha Amir. - Parecía que te habían apuñalado.
- Es diferente, Izan es capaz de dispararle a Vittorito si este le gana.
- Vaya, gracias por no meter presión. - comento.
- Deja de influenciarlo. - sentencia él, con severidad. Me mira. - Dale, te toca. Juega.
- No vas a dispararme, o lanzarme al río si gano, ¿verdad? - pregunto divertido.
- Juega. - repite con ese tono de voz firme y áspero.
Estas semanas en las que he estado aquí me han llevado a conocerlo mejor. Para ser alguien que esa noche me resulto tan misterioso se deja conocer con facilidad. Es un una persona que le gusta poseer el control de la situación, y tiene el poder para lograrlo. Su mayor fuerza es la arrogancia. Se conoce y sabe de todo lo que es capaz, y eso le genera satisfacción, el efecto que genera en los demás. Es por eso que le cuesta flexibilizar. Y es alguien con ideas fijas. Esa es la impresión que me dio.
O puede que solo sean idea mías.
O lo que él deja ver.
¿Tendrá también una mascara?
¿Qué acaso no la tenemos todos? - responde una voz más baja en mi interior.
El juego siguió... Y por ese tiempo que duró de alguna forma se sintió como si solo él y yo estuviéramos en la habitación. Se que es algo tonto, solo estábamos jugando monopolio, peor así lo sentí.
Sus movimientos eran lo únicos que podía ver; sus palabras eran las únicas que podía oír; su aroma era el unico que percibía, esa fragancia masculina y fuerte... como él. Su respiración era la unica que me parecía sentir. Y sus ojos... sus ojos los únicos que sentía encima... que quería encima.
Creo que nunca me fije tanto en unas manos como en está ocasión. Son fuertes y grandes, demasiado. Y tiene tatuajes en ambas. En sus dedos lleva anillos, y como olvidar el cigarrillo que tiene siempre entre medio.
Quisiera fotografiarlo. - pienso.
Me encontraba tan sumido en mis pensamientos, con mi mente alejada del juego, que quedo en shock al percatarme de lo que sucede...
Estoy paralizado. No me atrevo a moverme, ni siquiera a respirar muy fuerte, mucho menos levantar la mirada para observarlo.
- Carajo... - susurra Astor.
- Diablos... - continúa Kai.
- Ganó. - anuncia Novak con orgullo en su voz.
Gané.
Mierda. Esto no puede estar pasando. Le gané. Yo. Yo le gané. A él. Yo le gané a él.
No llegó a salir de mi ensimismamiento, que el sonido de unos disparos me traen de vuelta al mundo real. Enseguida poso mi mirada en él, que parece notarlo y por unos segundos también me observa.
Todos ellos se paran de golpe, en un tirón, mientras siguen con su ceño fruncido, analizando la situación.
- Ya me parecía todo esto muy extraño. - comenta Kirian.
- Malditos desgraciados por atreverse. - sentencia Anya, molesta.
- Vayan por las armas. - ordena el mayor. Asienten. - Si parece ser que al final si le voy a disparar a algo. - anuncia, sonriendo con malicia. - Y como lo voy a disfrutar.
Salen con rapidez de la sala, a excepción de uno, mientras yo sigo sentado en el piso, sin lograr moverme. Es como si no tuviera el control de mi cuerpo.
Él me toma del brazo y me hace levantarme. Con una de sus grandes manos toma mi cara con brusquedad y me obliga a mirarlo.
- Vittorio. - me llama firme, logrando que mis pensamientos se enfoquen en él. - No es el momento de divagar y perderte en tu mundo. - sigue. - Quiero que subas y te encierres en la habitación, mandaré a uno de ellos que vaya contigo, ¿si?
- No... no... - tartamudeo. - N... no... no quiero subir solo.
- Izan. - Kirian le arroja una metralleta que él toma con tan solo una mano, como si estuviera acostumbrado a ello y significara algo tan sencillo como arrojarle una bola de beisbol.
Con su mano libre se la lleva hacia atrás y cuando regresa al frente en está tiene un arma. Me la extiende. Niego.
- Es por precaución, tómala. No hay tiempo para esto, no me hagas perderlo. - dice. La tomo, con mis manos temblorosas.
No me gustan las arma. Es algo que siempre consigue inquietarme y ponerme nervioso. El poder que encierra, la facilidad con la que tan solo en un movimiento puedes quitarle la vida a alguien.
- Ve a la biblioteca. - continúa hablando, trayéndome de vuelta a la realidad. - Ya iré por ti.
Suspira con fastidio y vuelve a agarrarme del brazo, pero está vez empieza a caminar fuera de la sala, llevándome consigo. Todo se encuentra iluminado con velas. Quedo asombrado al verlos a todos reunidos, incluido Kai, vestidos con todo un equipo negro de protección y con armas en sus manos, además de colgando.
Seguimos de largo. Abre la puerta de la biblioteca y me suelta al estar dentro.
- No te muevas de aquí, sin importar lo que oigas. ¿Está claro? - dice. Asiento. - Vendré por ti. Todo estará bien, Vittorio.
No se si fueron esas palabras que salieron de su boca, o la leve sonrisa de lado que me dedico antes de salir y dejarme en la oscuridad de la biblioteca, pero de alguna forma consiguió calmarme.
Me dirijo hacia un extremo de la habitación y me siento contra un rincón, aferrándome al arma, que al tacto está tibia.
Debe ser porque la tenia contra su piel. - pienso para mis adentros.
Suspiro apoyando la cabeza contra la pared, alejando esos pensamientos.
Y quedo allí. En la oscuridad, pero por primera vez sintiéndome acompañado.
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Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)
Roman d'amourTodo cambia en la vida de Vittorio Salvatore, cuando una noche su camino se cruza con el del peligroso jefe de la mafia, que controla todo en su ciudad. Un hombre imponente, cruel, poderoso, que no le tiembla la mano al momento de disparar a lo que...