Capítulo 25

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Vittorio

Como la mesa era muy larga, y todos nos encontrabamos separados, haciendo que sea incomodo para jugar, decidimos formar una ronda y sentarnos en el suelo.

Internamente no podía parar de reír. ¿Cómo podría? Al ver a todos estos temidos mafiosos, expertos en armas, que no dudarían en disparar si tuvieran ganas, sentados como indios, mientras jugábamos monopolio, y discutiendo como niños.

Todo se puso más intenso cuando de uno fueron perdiendo, quedando para el final yo, Novak y... él.

- ¡NOOOOO! - exclama Novak con dolor cuando queda fuera del juego.

- ¡SIIII! - Kai se para de un brinco y empieza a bailar dando saltitos y aplaudiendo, alrededor de la ronda.

- ¡TÚ FUISTE EL PRIMERO EN PERDER! - le replica furioso. - No se que tanto festejas.

- ¿¡Y eso que!? ¡Perdiste tú récord!

El mayor lo toma de la corbata y lo tironea hacia abajo. - Pega tú trasero en el piso, que esto no termino. - sentencia. - Y tú paga. - lo apunta a Novak. Posa su mirada en mi, firme. - Quedamos tú y yo.

- Izi solo es un juego, a ver si te relajas. - menciona Novak.

- ¿Tengo que recordarte el grito que lanzaste? - le reprocha Amir. - Parecía que te habían apuñalado.

- Es diferente, Izan es capaz de dispararle a Vittorito si este le gana.

- Vaya, gracias por no meter presión. - comento.

- Deja de influenciarlo. - sentencia él, con severidad. Me mira. - Dale, te toca. Juega.

- No vas a dispararme, o lanzarme al río si gano, ¿verdad? - pregunto divertido.

- Juega. - repite con ese tono de voz firme y áspero.

Estas semanas en las que he estado aquí me han llevado a conocerlo mejor. Para ser alguien que esa noche me resulto tan misterioso se deja conocer con facilidad. Es un una persona que le gusta poseer el control de la situación, y tiene el poder para lograrlo. Su mayor fuerza es la arrogancia. Se conoce y sabe de todo lo que es capaz, y eso le genera satisfacción, el efecto que genera en los demás. Es por eso que le cuesta flexibilizar. Y es alguien con ideas fijas. Esa es la impresión que me dio.

O puede que solo sean idea mías.

O lo que él deja ver.

¿Tendrá también una mascara?

¿Qué acaso no la tenemos todos? - responde una voz más baja en mi interior.

El juego siguió... Y por ese tiempo que duró de alguna forma se sintió como si solo él y yo estuviéramos en la habitación. Se que es algo tonto, solo estábamos jugando monopolio, peor así lo sentí.

Sus movimientos eran lo únicos que podía ver; sus palabras eran las únicas que podía oír; su aroma era el unico que percibía, esa fragancia masculina y fuerte... como él. Su respiración era la unica que me parecía sentir. Y sus ojos... sus ojos los únicos que sentía encima... que quería encima.

Creo que nunca me fije tanto en unas manos como en está ocasión. Son fuertes y grandes, demasiado. Y tiene tatuajes en ambas. En sus dedos lleva anillos, y como olvidar el cigarrillo que tiene siempre entre medio.

Quisiera fotografiarlo. - pienso.

Me encontraba tan sumido en mis pensamientos, con mi mente alejada del juego, que quedo en shock al percatarme de lo que sucede...

Estoy paralizado. No me atrevo a moverme, ni siquiera a respirar muy fuerte, mucho menos levantar la mirada para observarlo.

- Carajo... - susurra Astor.

- Diablos... - continúa Kai.

- Ganó. - anuncia Novak con orgullo en su voz.

Gané.

Mierda. Esto no puede estar pasando. Le gané. Yo. Yo le gané. A él. Yo le gané a él.

No llegó a salir de mi ensimismamiento, que el sonido de unos disparos me traen de vuelta al mundo real. Enseguida poso mi mirada en él, que parece notarlo y por unos segundos también me observa.

Todos ellos se paran de golpe, en un tirón, mientras siguen con su ceño fruncido, analizando la situación.

- Ya me parecía todo esto muy extraño. - comenta Kirian.

- Malditos desgraciados por atreverse. - sentencia Anya, molesta.

- Vayan por las armas. - ordena el mayor. Asienten. - Si parece ser que al final si le voy a disparar a algo. - anuncia, sonriendo con malicia. - Y como lo voy a disfrutar.

Salen con rapidez de la sala, a excepción de uno, mientras yo sigo sentado en el piso, sin lograr moverme. Es como si no tuviera el control de mi cuerpo.

Él me toma del brazo y me hace levantarme. Con una de sus grandes manos toma mi cara con brusquedad y me obliga a mirarlo.

- Vittorio. - me llama firme, logrando que mis pensamientos se enfoquen en él. - No es el momento de divagar y perderte en tu mundo. - sigue. - Quiero que subas y te encierres en la habitación, mandaré a uno de ellos que vaya contigo, ¿si?

- No... no... - tartamudeo. - N... no... no quiero subir solo.

- Izan. - Kirian le arroja una metralleta que él toma con tan solo una mano, como si estuviera acostumbrado a ello y significara algo tan sencillo como arrojarle una bola de beisbol.

Con su mano libre se la lleva hacia atrás y cuando regresa al frente en está tiene un arma. Me la extiende. Niego.

- Es por precaución, tómala. No hay tiempo para esto, no me hagas perderlo. - dice. La tomo, con mis manos temblorosas.

No me gustan las arma. Es algo que siempre consigue inquietarme y ponerme nervioso. El poder que encierra, la facilidad con la que tan solo en un movimiento puedes quitarle la vida a alguien.

- Ve a la biblioteca. - continúa hablando, trayéndome de vuelta a la realidad. - Ya iré por ti.

Suspira con fastidio y vuelve a agarrarme del brazo, pero está vez empieza a caminar fuera de la sala, llevándome consigo. Todo se encuentra iluminado con velas. Quedo asombrado al verlos a todos reunidos, incluido Kai, vestidos con todo un equipo negro de protección y con armas en sus manos, además de colgando.

Seguimos de largo. Abre la puerta de la biblioteca y me suelta al estar dentro.

- No te muevas de aquí, sin importar lo que oigas. ¿Está claro? - dice. Asiento. - Vendré por ti. Todo estará bien, Vittorio.

No se si fueron esas palabras que salieron de su boca, o la leve sonrisa de lado que me dedico antes de salir y dejarme en la oscuridad de la biblioteca, pero de alguna forma consiguió calmarme.

Me dirijo hacia un extremo de la habitación y me siento contra un rincón, aferrándome al arma, que al tacto está tibia.

Debe ser porque la tenia contra su piel. - pienso para mis adentros.

Suspiro apoyando la cabeza contra la pared, alejando esos pensamientos.

Y quedo allí. En la oscuridad, pero por primera vez sintiéndome acompañado.

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora