El viaje terminó y regresamos a la ciudad, por lo que yo volví a mi departamento, pese a la insistencia de Izan para que me quedé unos días con él en su casa.
La verdad es que esa idea me parecía de lo más tentadora, y requirió de gran fuerza de mi parte para declinarla, pero estos dos últimos días han sido de lo más intensos, y necesito acomodar mis ideas. Mi mente no ha hecho más que maquinear, por lo que me vendría bien una pausa de todo eso que incluya a los Marshall, en especial al mayor de ellos quien no aparta su pene de dentro mío.
- Me sorprende que puedas caminar. - comenta Bass, sentados en el sofá, luego de terminar de contarle todo lo que sucedió.
Pongo los ojos en blanco. - No me hagas arrepentirme de haberte contado.
- Solo voy a decir una cosa más... - hace una pausa. - Bienvenido al mundo del sexo homosexual, mi amigo.
- Ya te he dicho que también me gustan las mujeres.
- Vaya, si resulta que al final tenemos más en común de lo que parece. - sigue. - A mi también todo me viene bien.
- ¿Tú no tenías que irte? - pregunto con fastidio.
- También te extrañe, Vitto. - se para. - Pero si, me tengo que ir. Procura que nadie te secuestre en mi ausencia, que quiero detalles sucios cuando vuelva. - queda pensativo. - Aunque yo también me dejaría secuestrar si un hombre como ese me diera duro contra su cama.
- Ay, ya vete.
Ríe y toma su mochila, colgándosela al hombro. Se dirige a la puerta, y al abrirla del otro lado está Beth, con su nudillos en alto a punto de tocar.
- ¡Pero mira que ha traído el viento! - exclamo con una sonrisa, alegre de verla.
- Bass me aviso que llegaste, porque tú no das señales de vida. - me reprocha. Entra.
Lo miro. - Eres un cotilla. - me quejo.
- Alguien tiene que darle data sobre ti. - replica. - Beth y yo parecemos unos padres divorciados, que hablan sobre la custodia de su hijo. - agrega, saliendo. - Nos vemos luego. - cierra la puerta.
Mi amiga deja su bolso sobre la mesa baja y se tira a mi lado en el sofá.
- ¿Y que tal ha ido? - me pregunta con una de esas sonrisas dulces.
- Fue un buen viaje. - respondo. - Conocí un hermoso lugar, saque muchas fotografías, la boda fue... preciosa, y... - las palabras se atoran en mi garganta.
Beth me observa atenta, en silencio. Apoya su mano en mi pierna y la acaricia. - Puedes decírmelo.
Suspiro. Hago una pausa intentando conseguir que salgan las palabras, porque hay ciertas cosas que puedo hablar con Bass que no puedo hablar con ella, y hay otras que puedo hablar con Beth, pero no con él.
- Creo... - comienzo a decir. - Creo que estoy enamorado de él, Beth... - hago una breve pausa. - No. Olvida el creo, se que estoy enamorado de él.
- ¡Vitto! - exclama seria, parándose de un tirón. - ¿¡Estás demente!? - sigue molesta, pero sin levantar la voz.
- Mira, se que suena como una locura, yo si lo viera desde afuera también creería que estoy demente, pero... pero no lo conoces, no como yo. Si lo hicieras, lo entenderías...
- Vitto, ¡Es un criminal! - continúa, con el seño fruncido. - O un mafioso si prefieres esa palabra. ¿Te recuerdo como empezó todo esto? Una noche queriendo recabar información de hombres exactamente como él, para sacar a la luz toda su mugre ilegal. ¡No son buenas personas!
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Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)
RomanceTodo cambia en la vida de Vittorio Salvatore, cuando una noche su camino se cruza con el del peligroso jefe de la mafia, que controla todo en su ciudad. Un hombre imponente, cruel, poderoso, que no le tiembla la mano al momento de disparar a lo que...