Capítulo 47

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El viaje terminó y regresamos a la ciudad, por lo que yo volví a mi departamento, pese a la insistencia de Izan para que me quedé unos días con él en su casa. 

La verdad es que esa idea me parecía de lo más tentadora, y requirió de gran fuerza de mi parte para declinarla, pero estos dos últimos días han sido de lo más intensos, y necesito acomodar mis ideas. Mi mente no ha hecho más que maquinear, por lo que me vendría bien una pausa de todo eso que incluya a los Marshall, en especial al mayor de ellos quien no aparta su pene de dentro mío. 

- Me sorprende que puedas caminar. - comenta Bass, sentados en el sofá, luego de terminar de contarle todo lo que sucedió. 

Pongo los ojos en blanco. - No me hagas arrepentirme de haberte contado. 

- Solo voy a decir una cosa más... - hace una pausa. - Bienvenido al mundo del sexo homosexual, mi amigo. 

- Ya te he dicho que también me gustan las mujeres. 

- Vaya, si resulta que al final tenemos más en común de lo que parece. - sigue. - A mi también todo me viene bien. 

- ¿Tú no tenías que irte? - pregunto con fastidio. 

- También te extrañe, Vitto. - se para. - Pero si, me tengo que ir. Procura que nadie te secuestre en mi ausencia, que quiero detalles sucios cuando vuelva. - queda pensativo. - Aunque yo también me dejaría secuestrar si un hombre como ese me diera duro contra su cama. 

- Ay, ya vete. 

Ríe y toma su mochila, colgándosela al hombro. Se dirige a la puerta, y al abrirla del otro lado está Beth, con su nudillos en alto a punto de tocar. 

- ¡Pero mira que ha traído el viento! - exclamo con una sonrisa, alegre de verla. 

- Bass me aviso que llegaste, porque tú no das señales de vida. - me reprocha. Entra. 

Lo miro. - Eres un cotilla. - me quejo. 

- Alguien tiene que darle data sobre ti. - replica. - Beth y yo parecemos unos padres divorciados, que hablan sobre la custodia de su hijo. - agrega, saliendo. - Nos vemos luego. - cierra la puerta. 

Mi amiga deja su bolso sobre la mesa baja y se tira a mi lado en el sofá. 

- ¿Y que tal ha ido? - me pregunta con una de esas sonrisas dulces. 

- Fue un buen viaje. - respondo. - Conocí un hermoso lugar, saque muchas fotografías, la boda fue... preciosa, y... - las palabras se atoran en mi garganta. 

Beth me observa atenta, en silencio. Apoya su mano en mi pierna y la acaricia. - Puedes decírmelo.

Suspiro. Hago una pausa intentando conseguir que salgan las palabras, porque hay ciertas cosas que puedo hablar con Bass que no puedo hablar con ella, y hay otras que puedo hablar con Beth, pero no con él. 

- Creo... - comienzo a decir. - Creo que estoy enamorado de él, Beth... - hago una breve pausa. - No. Olvida el creo, se que estoy enamorado de él. 

- ¡Vitto! - exclama seria, parándose de un tirón. - ¿¡Estás demente!? - sigue molesta, pero sin levantar la voz. 

- Mira, se que suena como una locura, yo si lo viera desde afuera también creería que estoy demente, pero... pero no lo conoces, no como yo. Si lo hicieras, lo entenderías... 

- Vitto, ¡Es un criminal! - continúa, con el seño fruncido. - O un mafioso si prefieres esa palabra. ¿Te recuerdo como empezó todo esto? Una noche queriendo recabar información de hombres exactamente como él, para sacar a la luz toda su mugre ilegal. ¡No son buenas personas! 

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora