Vittorio
Me despierto sobresaltado al oír que tocan la puerta de la habitación con insistencia. Lanzo un quejido agonizante. Meto mi cabeza debajo de la almohada, como si así pudiera aislar el sonido que retumba en mi cabeza.
-¡Vete Novak! - exclamó con fastidio. - ¡Es temprano!
- No soy Novak. - replica ofendido Astor. - Soy mucho más guapo que él como para que me confundas.
- Cómo sea... ¡Vete Astor! ¡Es temprano!
- ¿Así es como me agradeces que te haya traído una aspirina y un vaso de agua? - sigue hablando a través de la puerta. - Que desconsiderado de tú parte. No suelo ser así de amable.
Suspiro y me levantó con pesar. Abro la puerta al llegar a está. Me observa con una sonrisa divertida. Lanzo otro suspiro, me doy la vuelta y regresó a la cama, mientras él entra y cierra.
-Vaya, eres gruñón en las mañanas. - comenta. Se acerca a la mesilla que está a un costado y deja encima el vaso junto con la tableta de pastillas. Lo miro con atención. - Apestabas a vodka barato, era sencillo de suponer que estarías así.
- ¿Acaso todos ustedes son catadores de bebidas alcohólicas? - preguntó con sarcasmo.
- No, pero como alguien que solía tomar cualquier mierda que le pusieran enfrente puedo reconocer el aroma. - responde. - Anda, toma, que te sentirás mejor. Créeme.
Agarró una de las pastillas, me la meto en la boca y le doy un trago al vaso de agua.
-Gracias. - digo. - Lo siento, últimamente me estoy comportando como un cretino.
Menea la cabeza. - De hecho siempre fuiste un cretino.
-Ay, vete a la mierda. - me quejo. Ríe.
Se sienta en el borde de la cama y apoya su espalda en el colchón, llevando sus brazos hacia atrás y recostando su cabeza sobre estos.
-Sabes, yo también solía tener problemas con la bebida. - menciona, luego de un silencio, mirando al techo. - Como bien suelen mencionar mis padres y mis hermanos, tuve mi época de rebelde sin causa. - hace una pausa. - Mis padres ya no sabían qué hacer conmigo. Uno de mis tíos solía estar en el ejército, en la fuerza aérea, les ofreció hablar con un contacto suyo para meterme dentro, a ver si de esa forma comenzaba a "comportarme". Estaban tan molestos conmigo, ya le habían dicho que si. Cuando me lo informaron, los amenace con que si hacían eso los odiaría toda mi vida, y papá dijo con la voz firme y más escalofriante que le escuche decir "Al menos tendré a mi hijo vivo." - suspira. - Izan intercedió por mi. Me consiguió una nueva oportunidad. Les dijo que él se encargaría, y que si no resultaba ellos harían lo que creyeran necesario. Él fue quien me puso en órbita...
- Tú hermano infunde un temor que te cagas, como para no hacerle caso a lo que te ordena. - comentó divertido.
Gira su cabeza y posa esos ojos tan intensos en mi. - Eso es lo curioso. Izan jamás me levantó la voz. - dice. - No te voy a decir que me cepillo el cabello y me compraba helado, pero para ser quien es, nunca ejerció presión en mi. Me llevó al club y me puso a trabajar allí. Primero me tocó barrer, limpiar los baños, lavar los vasos y copas, juntar las botellas. Y luego de un tiempo me dejó a cargo de la barra. Yo lo miré con cara de "No puedes estar hablando enserio", y le dije:
"¿Tengo que recordarte mi historial con la bebida?", a lo que él respondió con otra pregunta:
"¿Tienes intenciones de seguir con esa mierda?."
"Eh... No."
"Eso me basta."
"No te decepcionare."
ESTÁS LEYENDO
Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)
Roman d'amourTodo cambia en la vida de Vittorio Salvatore, cuando una noche su camino se cruza con el del peligroso jefe de la mafia, que controla todo en su ciudad. Un hombre imponente, cruel, poderoso, que no le tiembla la mano al momento de disparar a lo que...