No creyó que vivir bajo el mismo techo que un taciturno y peculiar joven le cambiaría la vida. Niccolò Rossi, su nuevo compañero de piso solía ser retraído, lejano y hermético.
Y, ella estaba ahí, atraída por el muchacho que suponía, encerraba en s...
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Alas de Mariposa, Alas de Amor
...
—No ha sido mi día, definitivamente no —resoplo llegando al piso, hablo sola, pero no lo estoy, me callo al ver a Niccolò en el living —. Nicco.
—Clara —dice en el mismo tono.
Se levanta y viene a mí.
—Debo hablar contigo, ¿tienes tiempo?
—Sí, ¿qué pasa?
Una vez me siento y él a mi lado, le explico.
—Papá quiere conocerte, es decir ¿puede venir esta noche y cenar con nosotros?
Se frota la nuca, antes de verme otra vez. No estoy segura de su expresión, tal vez ha sido pésima idea comentarle esto.
—No hay problema, pero, ¿esta noche?
—Si no tienes inconveniente, entonces, ¿por qué no esta noche?
Sonríe.
—Bene, pero debemos ir a comprar algo, ¿vienes conmigo al mercado?
—¡Sí! Gracias, gracias, Gracias, Nicco —y sin pensarlo me tiro a sus brazos, rodeo que él acepta a los pocos segundos.
Mi corazón revive, convierte mi interior en dinamitas, es la explosión de emociones que causa Niccolò. Si tan solo lo supiera, no me costaría un mundo respirar cerca suyo a cuesta con este silencio.
—¿Qué debo saber sobre él? —quiere saber, tras mostrarse inquieto.
—No estés nervioso, es un hombre muy dulce, comprensivo y buena onda.
—No lo creo —expira.
—Hablo en serio, no bromeo, Nicco.
—Me dijiste que es abogado.
—Así es.
—Por eso llego a la conclusión de que no es así como lo pintas, pero te daré el beneficio de la duda, ya veremos —añade haciéndome reír.
Se pone más serio y paro de carcajearme.
—Bien, iré a cambiarme, ¿vamos ya a hacer las compras?
Le echa un vistazo a la pantalla de su móvil, seguro confirmando la hora.
—¿Has almorzado? —cuestiona, niego —. Comamos primero.
—Por mí está bien.
Casi dos horas después, sumado al tiempo de tráfico de la urbe, ya estamos recorriendo los pasillos repletos de productos. No falta la variedad de spaghetti de su elección, comida a la que ya soy una adicta.
—¿Sabes que puedes hacer esta noche?
—¿Qué?
—Lasaña. A papá le encanta la lasaña, podrías prepararla para él.